Tata Gran Safari, un paso adelante

Que nadie busque aquí novedosas fruslerías todo camino . Más enfocado a una utilización «trabajadora» que exclusivamente lúdica, el Gran Safari sitúa -eso también- a Tata en un plano de superación frente a anteriores realizaciones del fabricante indio. Configurado sobre la plataforma de un todoterreno, es decir, propulsión trasera con tracción delantera acoplable, caja reductora y diferencial trasero autoblocante, lo que acaba por garantizar al Gran Safari una incuestionable capacidad para desenvolverse en terrenos difíciles. Con todo, Tata no pretende un modelo que aspire a codearse con los todorrenos «puros y duros», sino de ofertar un vehículo polivalente -en toda la extensión del término- con, eso desde luego, una excelente relación precio/capacidad. Porque, ¿quién ofrece tanto por tan ajustada cantidad?. Por ejemplo, en las versiones más bajas de la gama Gran Safari, el vehículo, sólo de propulsión trasera, dispone de un interior para siete plazas, en una longitud que supera los cuatro metros y medio y que cuesta... 16.600 euros (se incluye el aire acondicionado, aunque no el ABS). El siguiente escalón de gama, ya disponible en tracción 4x4, cuesta 18.900 euros, tampoco una cantidad que asuste. Mientras la variante más completa sitúa su tarifa en los 20.700 euros; aquí sí que la cantidad se dispara un poco, por mucho que su equipamiento sea, como cabe suponer, más completo. El caso es que, por esos 20.700 euros, Tata ofrece un motor de 3.0 litros (115 CV) dotado de tracción total. Se diría una mecánica «puente», que permite al Gran Safaro moverse con cierta soltura y que, lo mejor, no dispara sus consumos. Lo de «puente» se explica desde el momento en que el constructor ya tiene en cartera una mecánica 2.2 litros (140 CV) para finales de año, furto de la colaboración industrial con Fiat. Una colaboración que también traerá aparejados cambios estéticos y tecnológicos. El Gran Safari ofrece un correcto equipamiento de serie, contando con elementos como los elevalunas eléctricos, aire acondicionado y doble airbag frontal (conductor y pasajero). Habida cuenta su reducida lista de opciones (ver cuadro de precios) la tarifa final no sube excesivamente. Claro que donde nuestro protagonista patina un tanto es en algunos detalles interiores como los «transportines» de la última fila de asientos, plegables sobre los laterales de la carrocería, en sentido transversal a la marcha (escasa comodidad) y con el pero añadido de no montar cinturones de seguridad (¡). Cuando no se utilizan estas dos plazas, pueden -deben- plegarse los asientos... y olvidarse de ellos. En definitiva, un vehículo correcto, cuya gran baza hay que buscarla en el precio, con acabados interiores claramente mejorables y claramente enfocado al trabajo duro.