Diario de León

Cuando la gastronomía es peregrinación

Casa Teyo ofrece la mejor cocina casera a la vera del Camino de Santiago

CUEVAS

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MARCELINO CUEVAS | texto
León

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Casa Teyo es un restaurante singular situado en lo alto de las cuestas que llevan a la Virgen del Camino, allí donde se ubica la frontera entre las tierras santas y Trobajo del Camino. Eleuterio Rodríguez Rubio es el alma máter del establecimiento. Vestido impecablemente de blanco atiende los fogones y sirve las mesas con enorme diligencia, él lo hace todo, y lo hace con enorme cariño. Intenta ganarse la vida mientras se divierte, mientras disfruta dando de comer a sus clientes como si de amigos se tratara. «Aquí -nos explica-, a pesar de que no hay grandes lujos, viene gente de toda condición. Hay un matrimonio que cuando visita León se hospeda en el Hostal de San Marcos, pero muchos días a comer y casi siempre a cenar vienen aquí. Dicen que para ellos es como estar en su propia casa, por el trato que les dispenso. Pero creo que en realidad vienen por el Pollo con bogavante, en cada visita me hacen preparárselo tres o cuatro veces, no se cansan de comerlo». Pero sus grandes clientes son los empleados del polígono industrial que lo rodea. «Son personas que quieren una comida casera, unos platos variados, con muchas vitaminas y los sabores de siempre. Esos sí que se sienten aquí como en casa, ya que vienen todos los días, e incluso se permiten comentarme qué les gustaría comer al día siguiente, yo si puedo les doy satisfacción y todos contentos. La semana pasada terminó su trabajo en León un gallego que era habitual de la casa y me decía muy serio que si tenía alguna pena por su marcha era la de dejar de comer aquí. Es un trato personal que a veces me llega a emocionar». La vida de Eleuterio ha sido de mucho trabajo y de mucha aventura. Durante un buen puñado de años, veinte, fue cocinero de los Dominicos, apenas un kilómetro más allá, pero en la residencia cada vez hay menos gente y suprimieron su puesto de trabajo. Desde hace dos años está al frente de Casa Teyo. «La verdad es que cuando lo cogí aquí no entraba nadie, los que lo habían tenido antes habían machacado a la clientela, me ha costado mucho levantarlo, pero aquí estamos. Eleuterio no es hombre que se desanime al enfrentarse con las dificultades, no en vano en sus años mozos fue maletilla, buscó su oportunidad en el mundo de los toros, aunque nunca llegó a vestirse de luces. En la finca de Don Atanasio Fernández, en Salamanca, conoció a Paco Camino, como demuestra una fotografía que preside el establecimiento. Cuando era casi un niño, Eleuterio trabajó en Ultramarinos Pozo, en la calle de Daoiz y Velarde, siguió su aprendizaje de la vida en la construcción, en la que estuvo dos años. La cosa se puso más negra cuando tuvo que dedicarse a la minería. Decidió abrirse nuevos horizontes y se fue a Madrid, donde comenzó su relación con la hostelería trabajando en varios restaurantes de la capital de España, después seguiría su trayectoria en Barcelona hasta recalar en su tierra, en La Virgen del Camino, de donde se niega a salir. Al cocinero le gusta especialmente la cocina leonesa, «No le hago ascos a ningún estilo culinario, aunque aquí no puedo ofrecer una amplia carta. Por ello, cuando mis clientes vienen a comer, me avisan antes y les hago su menú a medida. Los hay que son entusiastas del marisco, de las buenas paellas, del lechazo, de las fabes con almejas, de las patatas con langostinos¿ o de mi plato estrella que es el Pollo con bogavante. Pues bien, me llaman el día antes y yo les preparo una comida para chuparse los dedos. Lo que quiero que diga es que yo empleo siempre alimentos frescos y de buena calidad, que prefiero ganar un poco menos en cada menú y servir muchos». Casa Teyo tiene un amplio comedor y una serie de mesas en el propio bar donde también sirve comidas, especialmente los menús. «Y no se olvide de decir que los sábados preparo siempre patatas con almejas y langostinos, y los domingos paella y lechazo asado, y que el menú durante la semana cuesta ocho euros y el sábado y el domingo diez. Y, por último, que mi gran especialidad son los postres caseros: natillas, flan, tarta de queso, crema catalana, montaña rusa¿». Dicho queda.

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