Los escritores que vinieron del frío

El pasado domingo, cuando nuestro (de todos los leoneses) querido suplemento cultural Filandón cumplía su número 1.000, celebramos también el Día Internacional del Libro, el 23 de abril, que como saben fue la fecha en la que fallecieron dos grandes genios de la literatura universal: Cervantes y Shakespeare. Pero algo ha de tener el cuarto mes del calendario porque otro abril, esta vez de 1557, murió también Mikael Agrícola, uno de los referentes de la literatura finlandesa, que definió por primera vez el alfabeto finés e inauguró la obra escrita en su lengua materna, tras varios siglos de dominio sueco en lo referente a las letras. Pero además de la obra Abecedario, Agrícola pasará a la historia por su traducción al finés de los Evangelios, pues se trataba de un religioso. Tras él vinieron un sinfín de obras y nuevos autores: Alexis Kivi, dramaturgo, novelista y poeta, padre del lenguaje literario moderno y recordado por su novela Siete hermanos , una visión realista y optimista de la vida en la Finlandia rural de la época; Topelius, que inició la novela histórica, o J. L. Runeberg, poeta finlandés por excelencia que cantó los ideales de un pueblo valiente y piadoso y cuyo primer poema de una de sus obras, titulado Maamme ( Nuestro país ) es la letra del actual himno nacional. El épico «Kalevala» Pero sin duda es Lönnrot con su antología de El Kalevala el autor más reconocido dentro y fuera del país. Todo comenzó un 9 de abril de 1802. Exactamente el mismo día del fallecimiento de Agrícola pero 245 años después, nacía en una pequeña casa de madera que aún hoy se conserva en Sammatti, localidad del sur de Finlandia, Elías M. Lönnrot. El muchacho, que estudió medicina, pronto se vio atraído por todo lo referente a las tradiciones y folclore de su país. Por ello comenzó también estudios de lingüística. Pero sería su profesión de médico rural, que le llevaría a recorrer la multitud de interminables aldeas de Carelia, la que le permitiría preguntar a todas las gentes acerca de canciones, poemas y recuerdos que va anotando cuidadosamente en su libreta. Hasta que en 1835 publica su gran obra: El Kalevala, colosal recopilación de la tradición oral épica finlandesa, que a través de sus más de 20.000 versos rezuma toda la mitología y el sentimiento de esta nación nórdica. El interés que despertó fue impresionante y desde entonces comenzaron a publicarse multitud de investigaciones sobre el legado cultural finlandés, influyendo en la obra de arquitectos, compositores y escritores. Aún hoy, sus poemas siguen inspirando obras de teatro, canciones como las del álbum Cuentos desde los mil lagos del grupo de heavy metal Amorphis, o algunos de los fragmentos élficos del libro de Tolkien El Señor de los Anillos . Considerado desde siempre un pueblo lector, el Estado finlandés subvenciona generosamente las actividades de bibliotecas y bibliobuses, que llevan los libros hasta los pequeños pueblos entre los bosques. Esto, unido a un eficaz programa educativo que ha conseguido que la tasa de analfabetismo entre sus habitantes sea prácticamente inexistente, puede ser la causa de que desde los años noventa ostenten varios récord mundiales, como que más del 50% de la población está registrada como usuaria de las bibliotecas, con una media de 20 préstamos al año por persona. Y en cuanto a prensa, Finlandia también se encuentra a la cabeza de todos los países con 226 periódicos para cinco millones de habitantes en 1996. Casi todas las familias están suscritas a uno y ese mismo año, la tasa de publicación fue nada menos de 26 libros por cada 10.000 habitantes. La cultura escrita finlandesa es relativamente joven, ya que nació hace tan sólo unos 150 años, a la par que la lengua finesa escrita. Pero gracias a ella se fraguó en gran parte la identidad nacional, reflejada en personajes como Väinämöinen, el héroe de la epopeya de Lönnrot. En la actualidad, el variado panorama de las letras en Finlandia no tiene nada que envidiar al del resto de países europeos. Se concibe la literatura como algo cotidiano y al alcance de todos. Hay una gran afición por la lectura entre todas las clases de edad y las obras se caracterizan por su lenguaje transparente y cercano, de temática costumbrista en muchos casos. Creadores finlandeses En el encuentro internacional de escritores de Lahti, que se celebra bianualmente desde hace 60 años, se reúnen en esta localidad durante la semana de San Xuán hombres de letras de Oriente y Occidente. Una parte considerable de estas obras ha sido escrita por mujeres. Baste mencionar a Tove Janson, creadora del universo imaginario de los Mummin, personajes infantiles conocidos internacionalmente que son además una de las señas de identidad de Finlandia. Escritores como Mika Waltari, con su novela Sinué el egipcio traducida a 32 idiomas; Kalle Päätalo, con un gran número de seguidores dentro del país; o Pentti Holappa, autor de Ystävän muotokuva ( Retrato de un amigo ), brillante historia de una amistad homosexual en la que el narrador se convierte en cómplice del lector, son sólo algunos ejemplos. Y muchos han sido traducidos también al castellano. Es el caso del autor de origen lapón Arto Paasilinna, que cosecha éxitos dentro y fuera de Finlandia con sus obras desconcertantes y divertidas. Sus personajes huyen de la mediocridad y los bosques y la naturaleza son siempre testigos privilegiados de sus historias. La editorial Anagrama ha publicado varios de sus libros, entre los que me permito recomendarles El molinero aullador . Su protagonista, Gunnar Huttunen, decide abandonar la ciudad e instalarse en una remota aldea perdida en los confines de Laponia y restaurar un viejo molino para asombro de sus habitantes. Pero el recién llegado no sólo sorprende por su extraordinaria vitalidad y su desgarbada figura. Los vecinos pronto descubrirán que en los momentos de tristeza Gunnar aúlla. Y tras muchas noches en blanco deciden encerrar en un manicomio al excéntrico molinero, que deberá librarse de tan fatídico destino corriendo las más imprevisibles e hilarantes aventuras.