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Flores, hojas y verdor para recibir al mes de mayo

Ansiosamente esperada tras las nieves y fríos del invierno, nuestros antepasados daban la bienvenida a la primavera con alborozo y complejos ritos relacionados con la fertilidad. Dos de nuestros pueblos destacan en el cuidado de sus «mayos»

ANA F. BARREDO

Publicado por
PAULA DÍAZ | texto
León

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La Fiesta de los Mayos nació, según los estudiosos, en la Prehistoria, cuando los primeros hombres se preguntaban por el origen de esa fuerza renovadora que cada año, tras la estación de las lluvias y el frío, fecundaba los campos y los revestía de variados colores. Desde entonces, el ritual evolucionó y se extendió por toda Europa y la Península Ibérica, en cuyo Noroeste aún hoy se conservan recuerdos de este tipo de manifestaciones festivas primaverales: en el viejo reino leonés encontramos dos poblaciones que los conservan y miman cada año más: Villafranca y Jiménez de Jamuz. Así, en Villafranca del Bierzo pervive la conocida como Festa do maio , considerada como el único ejemplar vivo de los maios-mozos , y que cada primero de mayo, de la mano de la Asociación Cultural Escola de Gaitas, convierte las calles de la villa en el perfecto escenario en el que evocar la llegada de la primavera y el despertar de la naturaleza. Para ello, hombres y niños se transforman en maios , simbolizando con su vestido vegetal a deidades de la naturaleza, a la vez que, durante el ritual, el mes de mayo toma aspecto humano. El ancestral festejo se inicia cada año a primeras horas de las mañana, cuando los integrantes de las maiadas , distribuidos en una comitiva u otra según su pertenencia a un barrio, se dan cita para ir a cortar las cañaveiras , una planta de la familia de los apios también conocida como apio cabalar , con las que vestirán a los maios humanos. Asimismo, su vestimenta se completa con flores silvestres que también servirán para adornar las coronas verdes del resto de la comitiva y de los acompañantes, que portan cestillas de mimbre en las que van recogiendo dinero, castañas y otros frutos, que son requeridos al compás de la tradicional copla del maio . Al son de la gaita Una vez preparados, las comitivas de maios parten de los barrios de costumbre, entre los que destacan El Castillo y Las Vegas, y escoltados por los sonidos y cantos de la Escola de Gaitas y demás fieles a la cita, recorren las calles de la villa hasta el mediodía, momento en el que se juntarán en la plaza Mayor. Durante su recorrido se entona la copla del maio que, entremezclando el castellano y el gallego, ha ido evolucionando y añadiendo estrofas desde el mismo momento del nacimiento de este festejo. Así, para recibir al maio se entona «marzo airoso, abril chuvinoso, sacan a maio florido y hermoso»; «entra maio con sus flores, sale abril con sus amores», mientras que, cuando la comitivas se van parando debajo de los balcones, cantan las conocidas estrofas de petición, como, por ejemplo, «tire castañas señora María, tire castañas cas ten na cociña» y responden, según lo obtenido: «esta casa é de losa, onde vive unha roñosa», «esta casa é de cristal, onde vive un general». Asimismo, en algunos momentos del itinerario se lleva a cabo el ritual consistente en tumbar a los maios en el suelo y, a continuación, levantarlos, simbolizando su despertar, mientras en entona «levantate maio bastante dormiche, pasou un burro e non o sentiche». En cualquier caso, con esta fiesta primaveral, Villafranca del Bierzo recupera cada año una de sus tradiciones populares más ancestrales, que ha llegado hasta nuestros días pasando de generación en generación y, desde hace un cuarto de siglo, de la mano de la Escola de Gaitas, cuyo próximo reto pasa por que la Festa do maio sea declarada Fiesta de Interés Cultural a nivel comarcal, provincial y autonómico.