Hyundai Santa Fe 2.2 CRDi, salto cualitativo
Por estética, calidad de materiales y comportamiento motorístico, el nuevo Hyundai Santa Fe se sitúa varios puntos por encima de anteriores realizaciones del fabricante. Su precio oscila entre 29.300 y 35.000 euros, según el equipamiento de ser
La segunda generación del «todocamino» Santa Fe sitúa a Hyundai en posición de codearse con muchos de sus enemigos naturales europeos. Una estética mucho más depurada -se diría europeizada hasta el punto de «inspirarse» en el VW Touareg- y una calidad de vida a bordo que poco tiene que ver con la anterior generación del producto coreano, acaban por poner de manifiesto el evidente salto cualitativo llevado a cabo por uno de los fabricantes que, en opinión de los observadores, lidera una corriente de progreso en la industria automovilística del Lejano Oriente. Si Hyundai ya demostró con el Sonata de lo que es capaz, con esta nueva entrega del Santa Fe las cosas parecen consolidarse. Con el metro en la mano, nuestro protagonista crece en todas sus cotas: 20 centímetros en longitud, 4,5 en anchura y 6,5 en altura, lo que, como fácilmente puede suponerse, redunda en beneficio de una mayor amplitud en un habitáculo que, además, rompe -enhorabuena- con algunas de las tradiciones de la marca. Entendiendo por tales la adopción de un radio con CD, casete y MP3, un volante regulable en altura y profundidad con mandos de audio integrados y un climatizador bizonal de perfecto funcionamiento. Si a esto se añade una esmerada terminación -por ajustes y materiales de mayor calidad- y a la vez que se ofrece un equipamiento de serie tan completo como interesante -infinidad de huecos portaobjetos y hasta cajón frigorífico en el túnel central- y aderezado con elementos como los airbag frontales, laterales y de cortina, techo eléctrico, tapicería de piel en asientos calefactables... Por un millar de euros suplementarios pueden montarse los dos asientos traseros que convierten al Santa Fe en un 7 plazas, opción que incluye la suspensión trasera autonivelante. Es verdad que esta versión Style «Full Equipe» tiene ya un precio algo elevado (35.000 euros) pero, también se sabe, el que algo quiere... Hablando de habitabilidad y practicidad, también el maletero ha gana enteros por modularidad: 774 litros de capacidad normal, con las dos filas de asientos, hasta los 1.582 litros de capacidad si se abate la segunda fila. Aún más, el espacio de carga cuenta con un hueco bajo el plano de carga para el alojamiento de objetos «invisibles». Eso sí, en el capítulo de «peros», el Santa Fe no cuenta con luneta trasera de apertura independiente. Dos motores conforman la gama del renovado Santa Fe: un V6 (gasolina) de 189 CV en el escalón más alto y, la más versión más objetiva, un turbodiesel de rampa común, tetracilíndrico multiválvulas, que cubica 2.2 litros y que rinde 150 CV (nuestra unidad de pruebas). Un motor íntegramente construido en aluminio, con turbocompresor de geometría variable, que se muestra tan efectivo como elástico y agradable de conducir por su magnífica respuesta desde los regímenes más bajos. Es, sin duda, lo mejor del Santa Fe por, entre otras cosas, su reducido nivel sonoro -también de vibraciones- y por su adecuada combinación con una caja manual de 5 velocidades (existe la posibilidad opcional de un cambio automático) de funcionamiento suave y preciso (excepcional la 4ª) por mucho que el engranado de las marchas pueda resultar algo lento. Por cierto -ahí va el guante - no le vendría mal una sexta, máxime porque donde sí que el Santa fe se muestra verdaderamente cómodo es en los «abiertos» recorridos de autopista o autovía, habida cuenta que la confortabilidad de las suspensiones -demasiado blandis - penaliza, por balanceo, el comportamiento del coche en trazados más revirados. La parte positiva es el perfecto filtrado cuando se trata de abordar recorridos descarnados, lo que también es de agradecer. El del consumo medio, ciertamente contenido, es otro de los puntos a anotar en el haber motorístico del modelo: diez litros de media, lo que nos llevará a rozar los 700 kilómetros sin necesidad de visitar el surtidor. En suma, que el Santa Fe se ha convertido en un interesante todocamino , muy agradable de conducir, capaz y habitable, y con una estética acorde con el hoy ya nutrido, y exigente, segmento de los SUV. La tracción integral y una excelente mecánica son sus mejores bazas... además de unos acabados que en nada recuerdan su procedencia. Puede que la «fe» no llegue a mover montañas... ¿0 sí?.