Adiós a una gran amiga
El pasado jueves se murió, ante todo, una gran amiga. Rocío Jurado compartió conmigo todos los momentos importantes de su vida en los últimos años. Me distinguió con un gran cariño y gozaba de toda mi admiración y respeto. Me encantaba como ell
La paternidad de Alberto En el Teatro Real, Inmaculada y Rafael Ansón ofrecen un cóctel con motivo da la próxima boda, que se celebrará en Venecia, de su hijo Rafael María y la italiana Giovanna Zaina. Seiscientos invitados asistimos al espectáculo gastronómico más sorprendente jamás vivido. El príncipe Alberto de Mónaco va a reconocer la paternidad de una niña de 14 años. Será pues su segundo hijo. Hace menos de un año asumió la paternidad de Alexandre, hijo de la azafata togolesa Nicole Costa. La niña de ahora es californiana y su madre ha sido camarera, de nombre Tamara Rotolo. Jazmín, que ya sabe quién es su padre, tendrá una pensión, que no serán los diez mil dólares que pide su madre, deberá vivir en América y no tendrá derechos sucesorios sobre el trono. Nuevas bodegas Llego a Peñafiel, atendiendo una invitación de Pelayo de la Mata, marqués de Vargas, para la inauguración de las instalaciones de las bodegas del conde de San Cristóbal, que es el otro título que tiene. La bodega construida con granito de Galicia y vigas de madera antigua, procedentes de derribos gallegos, es un edificio fabuloso, dentro de una muy bonita y magnífica finca. A la espera de noticias El actor Bruce Willis está en Madrid para promocionar una película en la que no aparece, pero a la que ha prestado su voz. Dobla a un mapache animado en Vecinos invasores. Al estreno acude Luis Merlo, que en la versión española pone la voz a una tortuga. El americano se lo está pasando divinamente en Madrid. Me mantengo todo el día en casa a la espera de las noticias sobre Rocío Jurado y las indicaciones de la televisión, que son una pura contradicción. Recibo la noticia de que ha llegado una uvi a Villa Jurado. María Teresa Campos consigue hablar con Fidel Albiac, que le expresa la gravedad de la situación y le explica que la uvi móvil ha ido para atender a doña Juana, la madre de Ortega Cano, que sufrió un mareo que los asustó. Problemas en Ambiciones Humberto Janeiro es despertado por su hermano en Ambiciones. El torero había ido a cambiar de coche. Eran las dos de la madrugada. Lo insta a que se vaya y que no vuelva a aparecer por la casa. Acababa de llegar de viaje y se quedó a dormir. Jesulín, de esa manera, cumple con su mujer, que está molesta por las declaraciones de Humberto diciendo a la cámara que ellos son ajenos a los problemas de su cuñada, la madre de ésta y la Seguridad Social. La familia Janeiro está indignada contra el torero, que es el dueño de Ambiciones, pero que, en su día, cedió el usufructo a sus padres. Humberto padre se fue a vivir a otra casa y su madre, Carmen Bazán, es la que continúa viviendo en la casa principal con sus hijos: Víctor y Humberto. Rocío empeora Escándalo en la familia de Jesulín de Ubrique. Ahora puede ser que su padre, Humberto Janeiro, también esté involucrado en el asunto de las pensiones. Dicen que él también solicitó una, amparándose en una trama ideada y orquestada por amigos suyos. El Turronero, amigo íntimo de Janeiro, está implicado. La duquesa de Alba no está contenta con la decisión de su hija Eugenia de solicitar la nulidad eclesiástica de su matrimonio con Francisco Rivera. Es conocida la predilección de ella por su ex hijo político. Cayetana adora también a Cayetano Rivera y, como si fuera su portavoz, ha negado que éste tenga novia, porque, de momento, su dedicación es exclusiva para el toro. Cuando estoy llegando a Valladolid para continuar a León y asistir al almuerzo del centenario de Diario de León me llaman para que me incorpore a televisión y permanezca atento a lo que le ocurra a Rocío Jurado. Regreso precipitadamente y vienen a grabar a casa dos programas. Me da mucha pena toda la situación por la que está pasando la chipionera. Ya el martes se volvía a cancelar mi visita y la de Enrique Rodríguez a Villa Jurado. La situación había vuelto a empeorar. Hoy está en coma y, según me informan desde su casa, será muy difícil, por no decir imposible, que supere esta crisis. Llamo a la Fundación Fernández-Latorre y me excuso. Pido a mi madre que venga a Madrid en avión y llamo a la radio para cancelar el estudio en Vigo, ya que estoy en Madrid. En mi vida profesional nunca me había pasado una cosa así. Este fin de semana tenía en Cádiz la boda de Fernando Morillo con María Ángeles, la viuda de Marianito Zumel. También, el cumpleaños de Nacho Santos-Suárez, en la finca de su novia, Conchita Chico de Guzmán. Escribiendo Me paso el día trabajando en un libro, que me está planteando más dificultades de las que pensaba. Tensión en Villa Jurado La presión en torno a la casa de Rocío Jurado es enorme. La familia pide calma, intimidad y que no les graben cuando están en el jardín. Hay prensa que ha llevado incluso escaleras para encaramarse por encima del muro y controlar la situación. Está en coma. Muere una gran amiga Rocío ha muerto. Son muchos los recuerdos que se me agolpan. La Jurado me hizo partícipe de todas sus alegrías en estos últimos años. Con ella viví su historia de amor con José Ortega Cano. Recuerdo, en el jardín de su casa de la Moraleja, la llegada de José, con un gran nerviosismo por su parte, cuando su historia se estaba fraguando. Su cumpleaños, su boda («Tú a mi vera, mi Josemi, que lo vas a contar muy bien»). Y así lo hice para Radio Voz, con Miguel Ángel García Juez. Mis cenas con ella, las visitas al hospital para ver a Rociito, las semanas santas desde casa de Pili Burgos, las primeras comuniones de los niños... la última hace bien poco tiempo. Y en Navidades, una conversación telefónica y el deseo de vernos con «mi Enrique» (refiriéndose a Enrique Miguel Rodríguez). Y en enero, unos días antes de irse a Houston, me envió su felicitación y unas botellas de vino de Mataromera «que ya sabes que mi Jose y yo tenemos una parte», no sin antes darme una explicación de por qué no me había podido comprar algo más personal. Se ha muerto, ante todo, una gran amiga, que me distinguió con un enorme cariño sólo correspondido por mi admiración, mi respeto y un cierto egoísmo por mi parte, pues confieso que me encantaba cuando me decía «mi Josemi».