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Mercedes Museum... pasen y vean

La huella del tiempo... su camino... su historia. Mercedes-Benz acaba de abrir en Stuttgart un nuevo y ambicioso museo, alojado en el interior de una original construcción, donde la marca de la estrella plateada muestra sus más emblemáticas rea

Publicado por
JAVIER FERNÁNDEZ | texto
León

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Un constructor orgulloso de su historia, mantiene el museo de empresa más visitado del mundo... sólo que, hasta ahora, la muestra terminaba con la década de los 70 del pasado siglo XX. A partir de ahora, el Museum se amplía para dar cabida a camiones pesados, autobuses y, desde luego, las joyas automovilísticas que han hecho célebre al fabricante. Amén de cantidad (160 vehículos y 1.500 objetos) el museo Mercedes ofrece, sobre todo, calidad. No se trata, en palabras de los responsables de la muestra permanente, de «exponer por exponer», sino de ofrecer una visión global, cronológica y pormenorizada del mundo del automóvil en sus 120 años de historia. De responder al «por qué la gente está tan interesada en los coches». Tan original como el edificio es la concepción pedagógica de la exposición, esbozada, desarrollada y realizada por el estudio HG Merz. Durante las dos horas -mínimas- que dura la visita al museo, los visitantes emprenden un auténtico viaje en el tiempo, que les permite rememorar los 120 años de historia del automóvil. Un ascensor les lleva al plano más alto del museo, donde comienzan dos recorridos que les conducen a lo largo de la colección y, en amplias curvas, al punto de partida. Los dos trayectos a lo largo de las nueva plantas del edificio configuran una doble hélice, toda una preciosista metáfora del código genético de la marca. El primer recorrido -»mitos»- incluye siete salas que relatan en orden cronológico la historia de Mercedes-Benz. Mientras en las salas del segundo recorrido, los vehículos están agrupados en cinco «colecciones» independientes, que representan sin distinción de épocas la variedad del catálogo de productos del fabricante. Otra particularidad: se documenta en el museo, por primera vez, la trayectoria histórica de más de cien años de antigüedad de los vehículos industriales de Mercedes. Ambos recorridos son independientes, aunque permiten al visitante pasar de uno a otro en cualquier momento, y los dos acaban en una espectacular curva peraltada donde, bajo el título «Carreras y récords», se exhiben auténticos iconos, los celebérrimos «Flechas de Plata»... el mito de Mercedes en su más pura expresión. Mito y colección Las siete salas del recorrido «mitos» que guían cronológicamente a lo largo de la historia dela automóvil, desde su invención hasta nuestros días, están unidas entre sí mediante una rampa sin escalones de ochenta metros de longitud, donde se también se alternan secciones planas que propician una excelente movilidad a todos los visitantes. Exceptuando la primera y última sala del recorrido, que recogen la invención dela automóvil y la historia de la competición, la composición de las distintas salas obedece a un esquema uniforme: la rampa recorre en un amplio arco la pared exterior de una de las hojas de trébol de la sección básica y conduce a los visitantes hacia los vehículos, que constituyen el centro de cada escena. Una crónica en la pared izquierda recuerda la historia de la empresa, enmarcada en la propia historia universal de los últimos 120 años, mientras que el lado derecho abierto permite echar un primer vistazo a los objetos expuestos. Esta galería muestra el marco histórico y las circunstancias de los hitos más significativos del desarrollo de la industria automotriz. Cada sala muestra una escena central representativa de la época correspondiente; desde la invención del primer vehículo automotor con motor de gasolina, el nacimiento de la marca Mercedes, el desarrollo del motor con compresor y del motor diesel, el modelo «Alas de Gaviota», el camión con capó corto de los años cincuenta, la importancia creciente de la seguridad y la ecología, hasta el mundo de las carreras y los récords. En general, cada colección ocupa su propia sala, con amplitud suficiente como para mostrar un gran número de objetos relacionados con el tema concreto, y estos son muy variados: desde los viajes en autobús, en taxi o a bordo de un turismo, hasta el transporte de mercancías y el tráfico de distribución hasta la «Galería de los asistentes» al servicio de los cuerpos de bomberos, de salvamento y empresas municipales, hasta los vehículos de personajes famosos. Incluso la discreta configuración gráfica del suelo, que recuerda a las marcas viarias, revela la temática de cada colección, a la vez que establece el orden de colocación de los vehículos. Los objetos de la «Galería de viajeros», por ejemplo, se dirigen, siguiendo las flechas de una rosa de los vientos, hacia los cuatro puntos cardinales. En cambio, en la «Galería de los vehículos industriales», están dispuestos en paralelo, como en una carretera. Los vehículos de la «Galería de los asistentes» se dirigen, desde diversos puntos, hacia el lugar de «intervención», mientras que la «Galería de los famosos» presenta a los protagonistas sobre tarimas de madera. Y una curiosidad añadida. El museo contiene una treintena de objetos (sorprendentes muchos de ellos) repartidos a los largo de las salas. Se trata de utensilios originales de diversas épocas, desde componentes del vehículo (guardabarros, microchip...) y equipos para el conductor (un traje de cuero, un carné de conducir...) o incluso los que forman también parte de la cultura del automóvil (caricaturas de conductores) o los no tan gratos (multas...). Objetos que invitan a la reflexión, arrancan una sonrisa y acaban por complementar una sugestiva visita al museo con, sin duda, información sobre aspectos menos conocidos por el gran público. En definitiva, un paseo por el mundo, la vida y las concepciones automovilísticas a lo largo y ancho de una ya dilata trayectoria.

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