Sin aristas... Ni Alonso ni «Schumi»... pueden con él Pionero...

|||| Tridimensional y sin aristas. Este es el planteamiento arquitectónico del edificio que alberga el nuevo museo de Mercedes-Benz. La forma tridimensional entrelaza dos bucles, aunque es en el interior donde se aprecia el resultado de tal disposición: nueves plantas interconectadas y con una singular disposición lumínica. Consecuencia: los coches pueden verse desde distintos ángulos -no sólo frontal- y, lo mejor, el visitante se siente «transportado» de una a otra época de forma natural. Dos recorridos componen la visita: «Mitos», que incluye siete salas donde se muestra la cronología histórica de la marca y «Colecciones», cinco galerías independientes donde pueden verse los productos de Mercedes. Ambos recorridos son independientes, aunque, siempre gracias al diseño del edificio, el visitante puede «saltar» de uno a otro en cualquier momento. La sección «Fascinación técnica», reflejo del trabajo diario de los ingenieros automovilísticos, pone punto final a una visita en la que, no sólo pueden contemplarse automóviles, también las distintas etapas del mundo en el que «nacieron» y les tocó «vivir». Nueve plantas con una superficie total de 16.500 metros cuadrados dan cobijo a 160 vehículos y a más de 1.500 objetos relacionados con la historia de la automoción. |||| Se diría la envidia de la parrilla, adicto a la pole , el AMG «Safety Car» (en manos de Bernd Maylander, piloto del DTM germano) es capaz de controlar a toda una pléyade de lo más granado del panorama automovilístico mundial en la F-1. |||| Aletines, llantas desplazadas, profusión lumínica y de «pegatinas»... sin parachoques. Hoy se nos antoja «estratosférico». En su día, allá por los inicios de los setenta, marcó todo un punto de inflexión en los catálogos de la estrella plateada. Fruto de unas entonces incipientes «transformaciones», el 300 SEL 6.8 AMG resultaba ser uno de los máximos exponentes de aquellos coches preparados que, además de marcar toda una época, se convertían entonces en unos excelentes modelos «competición-cliente» al antañón estilo de los cuarenta y cincuenta. Con aspecto de maquinón artesanal y 420 CV bajo el capó (la versión normal de serie entregaba 250 CV) el 300 SEL V8 AMG terminó primero en su categoría y segundo absoluto en las 24 Horas de Spa-Francorchamps. Corría el año 1971... arrancaba la leyenda.