Peugeot 607 HDI V6, gasóleo potenciado
Motor diesel biturbo (204 CV) y actualización estética. El buque insignia de Peugeot sigue afilando las garras. Su tarifa se sitúa en 40.570 euros
Capaz de medirse con lo más granado del segmento alto y con una excelente mecánica diesel de última generación, el 607 conoce una fructífera segunda juventud que viene a demostrar, por enésima vez, los amores de la marca del león por este tipo de aplicaciones mecánicas. Asequible en su también remodelada tarifa y con unas pinceladas estéticas que dan un aire nuevo a una berlina tan elegante como discreta, el 607 se perfila como una de las elecciones más apetecibles para quien pretenda un coche capaz, cómodo y bien terminado, disponer de una sugestiva envergadura a la hora de abordar largos recorridos¿ sin despeinarse. Eso, por no hablar de unas condiciones ruteras tan drásticas -si se quiere- como las que ofrecen otros modelos de «carácter» en los catálogos de Peugeot. Rayando en los cinco metros de longitud y con más de 1.700 kilos a sus espaldas, nadie diría que estemos al volante de un coche capaz de clavar el cronómetro en los 9,3 segundos, cuando de acelera de cero a cien y que la aguja del velocímetro pueda juguetear con los 230 por hora. La clave, a más de en la generalidad de sus aplicaciones tecnológicas (suspensión, frenos, dirección¿), hay que buscarla en lo que se diría tercer capítulo de la colaboración entre PSA (Peugeot-Citroën) y Ford que, como el lector no ignorará, se había traducido en gasóleos «pequeños»¿ y tan efectivos. Los irreductibles galos de Peugeot tampoco han tenido empacho en salir a la palestra de las grandes motorizaciones: V6 biturbo multiválvulas de rampa común, que cubica 2.7 litros y entrega unos bien cumplidos 204 CV; capaces de mover con autoridad, no exenta de deportividad gracias al concurso de unas suspensiones más cercanas a la pista -¿ de carreras- que a la calle. Consecuencia: nuestro protagonista hace gala de un homogéneo comportamiento, vira plano -tanto como podría hacerlo un sport - y ofrece un alto grado de comodidad para sus ocupantes. Devenido tanto en «berlina de representación», cuanto en coche ágil y divertido de conducir, el 607 preserva la integridad del V6 HDI gracias a la conjunción con una no menos impecable caja automática secuencial de 6 marchas (Tiptronic) con posibilidad de utilización en modo «Sport»¿ ahí está la clave. El conductor, que puede acabar convirtiéndose en ocasional piloto ¿ a poco que se lo proponga, dispondrá entonces de un coche con carácter, sin perder un ápice de «compostura». Una «compostura» que viene de la mano de una suspensión controlada electrónicamente (sensores en cada rueda y amortiguadores variables) que se convierte, junto con el motor, en la segunda guinda del 607. Así, el comportamiento dinámico nos hará olvidar, definitivamente, que nos encontramos al volante de un coche «grande». Sólo un gesto del volante, y la consiguiente actuación sobre el pedal del gas¿ y el 607 se inscribirá sin protestas en cualesquiera tipos de trazado. Por mucho que la autopista -o autovía- sea «su» terreno, tampoco le hace ascos a las enlazadas de montaña. Por lo demás, la actualización estética se traduce en la adopción de unas sobredimensionadas tomas de aire frontales (la imagen de marca también se manifiesta aquí, aunque más discretamente que en otros recientes «pequeños leones»), antinieblas redondos y en unas discretas protecciones lacadas en color carrocería. Sin ser determinantes, sí que las pinceladas confieren un aire nuevo a la gama del 607. La puesta al día incide en un completo equipamiento de serie, contándose con elementos como los 10 airbag, control de estabilidad ESP, climatizador bizonal, sensor de lluvia, detector de presión de los neumáticos, asientos eléctricos, llantas de 17 pulgadas, radio con CD¿ En definitiva, un perfecto maquillaje , que le sienta de maravilla al buque insignia de Peugeot.