Diario de León

Toyota Yaris 1.4 D-4D, pequeño y «resultón»

Conseguido en lo estético y acertado en lo tecnológico, el nuevo Yaris turbodiesel se convierte en una buena elección en el segmento de utilitarios polivalentes. Su tarifa parte de los 13.150 euros para la carrocería de 3 puertas y de los 13.60

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JAVIER FERNÁNDEZ | texto
León

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El de los utilitarios polivalentes se está convirtiendo en un segmento de referencia para la mayoría de fabricantes generalistas por, entre otras cosas, lo que sus productos tiene de baremo tecnológico en la aplicación de numerosas innovaciones. Muchas de ellas, sólo vistas -y aplicadas- hace sólo unos pocos años en realizaciones de segmentos superiores. El del Toyota Yaris, que conoce ahora nueva generación, es uno de esos ejemplos de aplicación tecnológica... a buen precio. También por un comportamiento dinámico y, desde luego, por una habitabilidad notable para la envergadura general del coche que, además, presenta una buena combinación ciudad/carretera, por mucho que, como fácilmente puede suponerse, su terreno natural sea el urbano. Así, el Yaris es capaz de representar un digno papel en la categoría diesel de hasta un centenar de caballos, es verdad que sus 90 CV no son los más potentes del escalón de militancia, incluso la rumorosidad resulta pelín elevada, quizá más por falta de insonorización general que por la propia planta motriz, aunque también es cierto que se defiende lo suficientemente bien como decidirse por él. Sólo cabría poner un «pero», a la versión de cambio automático. Un poco brusco de reacciones cuando se circula en modo totalmente automático. Solución: «desahogar» ligeramente la presión sobre el pedal del gas en los cambios de régimen. Se perderá un poco de prestacionalidad, pero se obviarán los tirones. En modo secuencial hay que acostumbrarse a la situación «al revés» de los puntos de palanca; es decir, que Toyota ha preferido el accionamiento hacia delante para bajar marchas y hacia atrás para subirlas cuando, por lo general, viene siendo al revés. Y saben... cada maestrillo . En contrapartida, la dirección de asistencia eléctrica no transmite -más bien al contrario- esa sensación blandita de otros sistemas similares; su tacto es muy bueno, lo que redunda en beneficio de la conducción en cualquier circunstancia incluida la urbana, y la desmultiplicación es correcta. Otro tanto cabe apuntar del sistema de frenos (discos delanteros y tambores traseros) que no tiene mayor problema para detener los 1.060 kilos «de coche» que se llevan entre manos, incluso montado tambores en las ruedas traseras. Eso, por no hablar del también correcto compromiso al que ha llegado el fabricante en la firmeza de unas suspensión que, a más de sujetar el coche, no penaliza el confort de los ocupantes. Donde sí que el Yaris hace hincapié es en un grado de habitabilidad más que interesante. Si las plazas delanteras están lo suficientemente bien resueltas como para no crear problema alguno a sus ocupantes -posición del conductor incluida-, las traseras ponen la guinda: banqueta desplazable longitudinalmente, con lo que es posible elegir entre ampliar el maletero o las plazas posteriores, según convenga en cada momento. Por lo demás, el Yaris pone también un punto de inflexión en una acertada combinación de precio y equipamiento. Salvo por la dichosa galleta de emergencia, el coche ofrece de serie todo lo necesario para satisfacer las exigencias de su escalón comercial con, incluso, ciertos gadegts de altura, como es el caso del arranque por botón y la apertura de puertas con sólo acercarse... a condición de llevar encima el mando a distancia. La profusión de guanteras y huecos portaobjetos de diverso tamaño resulta ser también una interesante aplicación para un coche que, sin destacar por nada en especial, sí que ofrece una evidente homogeneidad en su concepción de utilitario polivalente. En definitiva, buena relación/precio equipamiento para un coche con vocación de urbanita... sin complejos en carretera.

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