Diario de León

Un tesoro ecológico definido por el Duero y sus orillas

Las alamedas y carrizales de las Riberas de Castronuño son el hábitat idóneo para gran variedad de aves que utilizan la zona como espacio de reproducción, refugio e invernada, siendo la garza real una de las más abundantes

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M. GARCÍA | texto
León

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El único espacio natural protegido de Valladolid está situado en el centro-oeste de la provincia y se trata de una zona de alto valor paisajístico originada por la acción erosiva del río Duero en la que destaca el gran meandro en forma de V junto al embalse de San José. Son las Riberas de Castronuño, un tesoro ecológico definido por el río y sus orillas caracterizado por sus marcados contrastes de formas y colores (masas arbóreas, agua, cultivos de secano y regadío) que ocupa una superficie de 8.420 hectáreas. El territorio fue protegido en 1991 con la figura de Zona de Especial Protección para las Aves (ZEPA); en el año 2000 se aprobó el Plan de Ordenación de los Recursos Naturales y dos años más tarde recibió mediante ley la declaración como Reserva Natural de Las Riberas de Castronuño-Vega del Duero. Pero el interés ecológico de la zona va unido a su gran fragilidad al tratarse de un espacio de reproducción, refugio e invernada para buen número de aves, algunas en peligro de extinción. Por eso, un proyecto Life elaborado por la Consejería de Medio Ambiente, en el que se han invertido más de 1,2 millones de euros, ha permitido restaurar los hábitats de la avifauna. Así, se han plantado especies de ribera, árboles y arbustos con fruto, se ha creado una laguna artificial e instaladas plataformas flotantes para refugio y nidificación de aves acuáticas, así como observatorios. Además, se ultima la construcción de la Casa del Parque, en la que se darán a conocer los valores del espacio natural. Las aves, protagonistas El bosque más representativo está formado por álamos, chopos, sauces y algunos fresnos con gran desarrollo del estrato trepador. También en la zona ribereña, sobre suelos fértiles y de textura arcillosa, se desarrollan olmos acompañados por chopos y fresnos y como telón de fondo manchas de encina y repoblaciones de pino piñonero. Y acompañando al estrato arbóreo, tomillares, retamares y el carrizal, formado por un número reducido de especies siendo dominantes el carrizo junto a eneas o espadañas. Estas riberas rebosantes de vegetación poseen una gran riqueza faunística siendo el hábitat para decenas de vertebrados habiéndose inventariado 9 especies de peces, 5 de anfibios, 10 de reptiles y 24 de mamíferos. La serenidad de las aguas en el meandro descrito por el Duero, con unos niveles muy similares a lo largo de todo el año, han convertido a este territorio en hábitat idóneo para muchas aves que nidifican al abrigo del carrizal. Porque es la avifauna la que alcanza mayor relieve al haberse identificado 189 especies que han encontrado en esta reserva natural un hábitat idóneo. Cerca de sesenta son aves estrictamente acuáticas mientras que el resto tienen una dependencia variable del humedal y, de ellas, 41 especies se encuentran incluidas en la Lista Roja de especies amenazadas o en peligro de extinción. Destacan las colonias de cría de garza real, martinete, garceta común junto con importante presencia de ánade real, martinete, garza imperial, alcotán, milano real, águila pescadora y una importante población de aguilucho lagunero. En este ecosistema acuático hibernan unas 2.000 aves acuáticas llegándose a contabilizar más de 3.500.

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