Salvemos el pajar de Corporales

Una de las imágenes más bellas de La Cabrera es la de un pajar de Corporales, en cuya pared oeste se alternan las piedras de pizarra y cuarcita, generando un contrate rítmico realzado por una cruz blanca, que corona y divide el espacio en dos partes simétricas.  La imagen tiene tanto primitivismo como belleza. Periódicos y páginas de internet han publicado una y otra vez esta foto que es -junto con la chimenea pagoda de Villar del Monte- un icono, un emblema de la arquitectura tradicional de esta apartada comarca, donde abundan los bellos paisajes y las construcciones de notable interés.  Pero así como en Villar del Monte, la chimenea ha sido reconstruida, y cerca de ella -incluso- se está restaurando otra, en la que fue casa sacerdotal; en Corporales se impone la chapuza, de momento.  La cubierta de paja se ha retirado, parece que para sustituirla por losa, y la puerta también se va a sustituir. En este caso se deja a un lado la madera para colocarle una de latón tan escandalosa como rutilante. La Asociación de Amigos de La Cabrera, que está promocionando y tratando de destacar los valores de la zona, llevó el domingo pasado por la comarca a numerosos visitantes que quedaron apenados por la modificación. Tal vez el dueño de ese maravilloso edificio (de lo mejor de la zona) no ha sido orientado, por lo que le pido que modifique su objetivo y trate de hallar una puerta de madera que restituya en parte la dignidad de la obra. El propio ayuntamiento podría  tomar cartas en el asunto y buscar alguna solución al tema, aunque fuese la apertura de una suscripción pública para costear la puerta -si es que quien obra allí carece de posibilidades para comprarla-. Y ya, si eligen poner en la cubierta paja o losas de las tradicionales, con sus arcaicas irregularidades, la obra sería perfecta. ¡Por favor! ¡Por amor a la tierra cabreriresa! ¡No destrocen el pajar!