Diario de León

«Aquí no hay paja, es todo grano»

Valentín Yugueros | La jubilación de quien durante 32 años ha estado al frente de la Biblioteca Regional del Instituto Leonés de Cultura deja un hueco insustituible

RAMIRO

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E. GANCEDO | texto
León

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«Pasa, pasa, sírvete tú mismo, ya sabes dónde está...», le dice Valentín Yugueros a un visitante de esa casa abierta a todos que es la Biblioteca Regional Mariano Berrueta del ILC, mientras contestaba a las preguntas de esta entrevista. El hombre entra, confiado, tranquilo, coge uno de los volúmenes y lo consulta con detenimiento. En otro momento en que el bibliotecario ha de salir, el lector mira al periodista y le revela «lo mucho que le vamos a echar todos de menos». Y tanto que es así, porque los centenares de investigadores que se han acercado a lo largo de estos 32 años al Instituto no podían haber encontrado mejor ayuda, ni más servicial, amable y dispuesta, al otro lado de la mesa. En un tiempo en el que a todo aquel que solicita ayuda se le mira con recelo, Valentín Yugueros, natural de Sahelices del Payuelo, ha puesto a lo largo de todos estos años una nota de cordialidad, profesionalidad y, sobre todo, lo más necesario, de humanidad. -¿Cómo llegó a convertirse en el bibliotecario de este centro? -Llevo 32 años como bibliotecario, y 34 trabajando para la Diputación. Como era y soy escultor, entré en la institución para trabajar en temas culturales. Estaba en la Sala Provincia con Antonio Gamoneda, cuando esta sala tenía una vida... organizábamos exposiciones cada quince días. Bueno, entonces la hija de Berrueta, que estaba entonces de bibliotecaria, me reclamó. «¡Pero cómo va a estar Valentín haciendo paquetes!», dijo, y para aquí me vine. -Cuando echa la vista atrás, ¿qué es lo que más valora de todos estos años de trabajo? -Lo primero que me digo es: ¡pero qué rápido pasan los años! Ni siquiera me había planteado eso de la jubilación, pero fíjate, también me ha llegado. No, la verdad es que éste es un trabajo muy bonito, el de atender al público, hablar con la gente, aprender... Ten en cuenta que la mayoría de la gente que viene por aquí son investigadores, gente de la cultura, así que he estado aprendiendo algo nuevo todos los días. Yo no he leído todos estos libros, claro, pero las personas que los cogen siempre me comentan algo curioso de cada uno de ellos. -¿Por qué es tan especial esta biblioteca? -Porque en ella sólo hay temas y autores leoneses. Sólo, pero está todo lo relacionado con León. Lo que hay aquí no lo hay en ningún otro sitio. -Y según la gente que viene por aquí, también es especial porque está usted en ella. -No, yo lo único que he intentado ha sido hacer mi trabajo, si no es más que eso... Lo que pasa es que la gente que viene aquí de nuevas, que no conoce, pues lo que busca es información sobre determinados temas, pero muchas veces no conoce los libros en los que esa información puede venir, y entonces es ahí donde yo les oriento, y les digo, pues eso puede venir en tal revista, o en tal otra, o en tal libro... y eso la gente lo aprecia, lo valora. -La manera con la que se trata a la gente desde una institución es algo muy importante... -No, yo creo que es lo primordial, lo principal. Ya le digo, no he hecho nada de más, sólo mi trabajo. -¿Cómo ha recibido la gente la noticia de su jubilación? -Hombre, todos los investigadores que vienen aquí, pues claro, están acostumbrados a mí, tenemos confianza, y sé que me van a echar en falta. Además, en estos días me han regalado muchas cosas; que si una placa, que si un juego de gubias que me van a venir muy bien... fíjate... pero todo esto no es más que por hacer lo que me corresponde. -¿Ha cumplido la Biblioteca Regional y el Instituto Leonés de Cultura el objetivo por el que fueron creados, el de recopilar, proteger y difundir la cultura leonesa, que es diferente y propia, de las regiones de alrededor? -Sí, sin duda. Con creces. Si quitaran la biblioteca, León se quedaría cojo. La sala de estudio, si te fijas, siempre está llena, y no paran de entrar y salir gente que desea investigar y consultar temas de León. También viene muchísima gente de fuera, más de lo que parece. Como ahora se hacen muchos libros desde Valladolid, pues los autores vienen a documentarse sobre los asuntos de aquí. Luego, cuando terminan su trabajo, vuelven a traer el libro para que lo tengamos y me dicen: «¡Mira, también sales tú en él!», Claro, como les he ayudado a encontrar las cosas... Echaré de menos esto, sobre todo por la gente. Si tú les tratas bien, ellos hacen lo mismo contigo. -¿Qué necesidades cree que tiene actualmente la Biblioteca Regional? -La de su ampliación. No creo que deba cambiarse de edificio, aunque, si eso hubiera de hacerse, debería estar siempre en el centro de la ciudad... pero sobre todo ampliarla porque ya no tenemos espacio suficiente. Y está muy bien el que se encuentre al lado de la otra, de la Pública del Estado, porque si aquí no tenemos lo que se busca, pues mandamos a la persona a la otra, y viceversa. -¿Qué es lo que más consulta la gente? -La prensa, mucho. Y los Boletines Oficiales del Estado y de la Provincia. También todo lo que es prensa y revistas leonesas de finales del siglo XIX y principios del XX, porque lo que aquí tenemos no se encuentra en ninguna otra parte. Y también revistas que fueron de tirada nacional, como Esfera , Mundo gráfico , etc., que traían siempre muchas cosas de León. También las tenemos, al completo. -Cuánta gente ha visto pasar por estas salas, ¿verdad? -Me acuerdo de López Trigal, que cuando entró a verla puso una cara así como de disgusto... y pocos días después estaba leyendo y revisando con mucho interés el material. Y yo le decía: «Parece que ahora mira la biblioteca con otra cara, ¿eh?». Pues fíjate, toda la época de Julio Llamazares, Javier Ribera, Fernando Llamazares... bueno, y Luis Pastrana, que casi se puede decir que vivía aquí; luego toda la gente de la Universidad, porque todos los que tienen que hacer tesis pasan por la biblioteca, y los propios profesores son los que les dicen que vengan, Margarita Torres, Tomás Mañanes... También todos los de arte, como Abella, los de Etnografía, Concha Casado... los de Arqueología... -¿Y ahora a qué se va a dedicar? -Oye, pues a lo mío, a la escultura, en el taller que tengo en Marialba de la Ribera. Los escudos nuevos de la Diputación, la estatua del fundador del palacio de los Guzmanes, que está allí mismo, el pozo del patio del mismo palacio, el busto de doña Sofía en la Residencia, ¡todas esas son mías! -¿Quedará bien atendido su puesto a partir de la semana que viene? -Sí, muy bien, claro que sí, porque se va a hacer cargo de él Iluminada Álvarez Marcos. Oye, y también acabamos de poner en la sala de lectura toda la biblioteca de don Waldo Merino, ¡eso es un punto importante! Si es que hay que estar orgulloso de esto, aquí no hay paja, aquí es todo grano...

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