Energía vital
Cástor Novoa, un empresario jubilado, ha logrado superar la depresión en la que cayó al fallarle los negocios refugiándose en su huerto y sus animales, entre ellos cuarenta burros de pura raza zamorano-leonesa
Que la compañía de mascotas ayuda a paliar la soledad es un hecho conocido e, incluso, demostrado. Investigaciones relativamente recientes han probado que cuidar de animales mejora la autoestima de las personas mayores al hacerles sentirse útiles y palia su sentimiento de soledad y aislamiento. Además, las terapias basadas en la adopción de animales de compañía se han mostrado capaces de curar la depresión y la ansiedad. Una prueba de ello es el ex empresario afincado en Zamora Cástor Novoa, quien gracias a ellos salió y dejó atrás el hoyo en el que cayó cuando se vio «abandonado» por su negocio de maquinaria y automoción, a principios de los años noventa. Hoy, a sus «quince lustros» de edad, disfruta de una «vida plena» encontrada de forma casual junto a los animales, entre ellos 40 burros, la mayoría de raza zamorana-leonesa, a los que dedica buena parte de su tiempo. «Lo estaba pasando bastante mal, económicamente y sobre todo psíquicamente, así que me refugié aquí, con mi huerto, con mis aves, mis perros y, después, por mantenerme en el ambiente agrícola en el que siempre me había movido, me introduje en el grupo de personas promotoras de la actual Asociación de Criadores de la Raza Asnal Zamorana-Leonesa (Aszal), que entonces era una especie de plataforma», explica. Novoa asegura que el mantenimiento de estos animales es posible hoy gracias a las subvenciones que los criadores reciben de la Diputación Provincial de Zamora, de la Unión Europea y de la Junta, porque «criando burros no se puede vivir y para tenerlos, hay que ir al almacén y el kilo de pienso cuesta un dinero», unos 60 céntimos al día por cada ejemplar. Animales «de desecho» Sin embargo, por aquel entonces su situación económica no le permitía comprar animales, cuyo valor económico se sitúa en la actualidad entre 1.500 y 2.000 euros, las hembras, y en torno a los 600 euros, los machos. Así que se adentró en el mundo de los asnos acogiendo ejemplares que nadie habría adquirido o que, incluso, habrían tenido un final próximo. «Como en aquella época, económicamente, no tenía demasiada capacidad adquisitiva, me tuve que dedicar a acoger burritos de desecho o que tuvieran problemas sanitarios o que hubiesen sufrido algún accidente y recuperarlos», recuerda. En la finca donde Cástor Novoa cría sus animales, a las afueras de la capital zamorana, todavía mantiene a La Ortopédica, la primera burra que llegó a sus manos, en un precario estado de salud, y que hoy, cuando roza la veintena, pasta entre dos docenas de preciosos ejemplares, adultos y jóvenes, acompañada de una cría nacida este mismo año mientras lleva en su vientre un futuro buche. «La Ortopédica tiene fama mundial. Estuve con ella en Ankawa , el programa de Bertín Osborne, y participa en la procesión de San Antón. Es sin duda, la que manda aquí, la abuela, con sus 18 años», asegura. Novoa recuerda que como, todos los animales, los burros ayudan a salir de la depresión si te centras en ellos «porque irradian energía y si vives y te tratas con ellos, algo recibirás».