Diario de León

Una carrera sólo para mujeres

El raid femenino que organiza Toyota reunió a una veintena de chicas que durante cinco días recorrieron los parques naturales de la frontera luso-española

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ELISA ÁLVAREZ | texto
León

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Nueve de la mañana de un 27 de junio. Las calles empedradas y estrechas de Puebla de Sanabria amanecen salpicadas de plata y rojo. Una treintena de todoterrenos RAV4 de Toyota colapsan sus pequeñas plazas. Empieza el séptimo Raid Femenino Toyota. Al volante, veinte superwomen. Con edades que oscilan entre poco más de 20 y la cuarentena. Madres de familias numerosas o universitarias. Policías nacionales, informáticas, profesoras o administrativas. Bilbaínas, gaditanas, valencianas, cacereñas u ovetenses. Tan sólo las une la pasión por el motor y el 4x4, el espíritu de aventura y el compañerismo, además de unas tremendas ganas de pasárselo en grande. El alcalde sanabreño es el encargado de dar el pistoletazo de salida a una aventura que durante cinco días recorrerá fundamentalmente las tierras portuguesas del interior, cruzando intermitentemente la frontera luso española. El paisaje es uno de los principales atractivos de esta caravana femenina, que no feminista, que atravesó algunos de los parques naturales más impresionantes de la Península Ibérica: el parque natural del Douro Internacional, el del Tajo o el del valle del Guadiana. Participantes y periodistas aprendieron a subir trialeras sin patinar (o al menos lo intentaron), a cambiar ruedas en un tiempo récord, a subir y bajar pendientes que rozaban la verticalidad, a interpretar libros de rutas, e incluso a mover tractores para despejar el camino. El séptimo Raid Femenino combinó, en cinco etapas desde Sanabria hasta Ayamonte (Huelva), la conducción de todoterrenos con pruebas deportivas y acciones medioambientales. A lo largo de una semana, las participantes encalaron un palomar, instalaron bebederos artificiales para la perdiz de campo con la ayuda de GPS, colaboraron en la construcción de madrigueras refugio para los conejos de monte y liberaron aves en el parque natural del Guadiana. Pero para lo que vinieron estas chicas, fundamentalmente, fue para demostrar sus dotes y su empuje al volante. Por parejas, mientras una interpretaba el libro de ruta que daba cada mañana la organización, la otra vencía el vértigo de los desfiladeros, regulaba embrague y acelerador para sortear las trialeras, controlaba el freno motor para los descensos pronunciados y se paraba en cualquier punto si había que ayudar a alguna compañera. Fue sobre todo un viaje de compañerismo. No en vano, alguna de las seleccionadas, como Laura, que trabaja en el aeropuerto de El Prat, llevaba cuatro años presentándose a las pruebas de selección. Por fin consiguió su sueño. O como Ana, mamá de dos adolescentes, para quien esta semana de madrugones y aventura se convirtió en unas auténticas vacaciones. O como Pepa, la policía nacional que intrigó a todas desmigando algunos datos de su trabajo en la unidad de homicidios, o como Ana, enamorada de Tarifa y su viento, y apostada en su sonrisa perenne. Mientras levantaban polvareda por los cortafuegos y recorrían pueblos portugueses como Mértola, Marvao o Alfándega de Fe, las chicas también aprovecharon para hacer vida social. Pararon en los pueblos a tomar café, a saludar a los vecinos y a seguir las indicaciones que los lugareños hacían a las que se habían perdido. Y, cómo no, también hicieron turismo gastronómico, pasando de los platos más típicos del Bajo Alentejo a los embutidos salmantinos de una cena en Ciudad Rodrigo, hasta terminar con una gran fiesta final en Isla Cristina (Huelva), con cocineros italianos y japoneses.

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