Diario de León
Publicado por
MIGUEL Á. NEPOMUCENO | texto
León

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«Te veo como si aún estuvieras sentada a mi lado. Te oiré hasta que olvide porque no te quise más este invierno. Cuando el peine que dejaste, la miel que curó tu herida y la perla negra de mi duda» Viggo Mortensen («Linger») |||| Como un padre que cría a un hijo, lo educa y le enseña unos valores ante la vida, siento yo la música . (Roque Baños). Una de las grandes bazas de la película de Díaz Yanes es sin lugar a dudas su banda sonora. Una banda sonora que pasó por muchas vicisitudes antes de elegirse al compositor y antes de que la productora diera el visto bueno a una música que a ella se le antojaba singular y diferente a las escuchadas en otros filmes de corte histórico. Primeramente se había pensado en uno de los maestros más importantes del momento, con una trayectoria avalada nada menos que por la trilogía del Señor de los Anillos, entre otras importantes cintas. Se trata de Edward Shore, un nombre que es por sí mismo sinónimo de calidad. Pero parece ser que las aguas no corrían en la misma dirección que la del afamado creador y al final las negociaciones quedaron rotas abruptamente, sin mediar más palabras. Fue entonces cuando los responsables de Alatriste pensaron en Roque Baños, un compositor nacido en Jumilla (Murcia) en 1968, que había estudiado saxofón y solfeo en el conservatorio superior de música de Murcia y que en 1986, después de trasladarse a Madrid, se convirtió en uno de nuestros creadores más solicitados. Una persona con la que se debió de contar desde el primer momento dado su prestigio en filmes como El robo más grande jamás contado , Salomé, La flaqueza del bolchevique, El maquinista, Isi/Disi, El séptimo día, Los 2 lados de la cama o Fragile , con los que ya había demostrado su poder narrativo a base de ilustrar los temas más variados con una música de corte clásico que no hacia ascos a la fusión. «Esta obra ha sido uno de mis grandes retos, señala el maestro murciano. No sólo por lo ya conocido «tiene que estar para ayer», sino por lo que supone la propia historia para mi. El Capitán Alatriste me entusiasmó desde que comencé a leer los libros. El hombre leal honesto, discreto. El héroe que no quiso ser y acabó siéndolo, aún abatido por la decadencia de un imperio, por los entresijos de una corte, o por los caprichos de un monarca. Por el amor que no pudo dar a una mujer a la que amaba, o aún país al que veneraba. Para mí, continua escribiendo Roque Baños, todo eran elementos que se debían reflejar en la música, especialmente en el tema dedicado a él. Aunque de alguna manera, todos los temas estén dedicados a él. Lo más difícil para un compositor es expresar el sentimiento deseado con una música, ya que a todos no nos produce la misma sensación». Estas palabras definen mejor que nada la estética formalista de un compositor que utiliza la música como medio de expresión y trata a toda costa de hacerla visual y cercana, para ello Baños utiliza unas sonoridades que le son familiares y mezcla con especial sensibilidad. La música de Alatriste Roque Baño recurre a los largo de su composición a sonoridades que para nada le son ajenas, procediendo temáticamente y empleando un lenguaje sinfónico que en ningún momento emborrona el caudal narrativo del filme. Dividida en veinte cortes, la música hace un recorrido minucioso por cada uno de los aspectos más relevantes de la película, desde Flandes, donde ya comenzaba a ponerse el sol, pasando por personajes como Malatesta, Bocanegra o Quevedo, hasta la dramática derrota en Rocroi, no sin antes recrearse en escenas tan significativas como La Rendición de Breda , el asalto al galeón (niklasberger), o la desoladora imagen del héroe abatido. Desde el primer corte ya nos damos cuenta de que Baños a hecho una música muy personal, si bien con fugaces guiños a Zimmer, pero dejando su impronta inconfundible en temas como La batalla , La mancha de la traición o la desgarradora El héroe abatido , donde emplea todos los recursos dramáticos en una suerte de marcha fúnebre en la que la voz toma un protagonismo muy definido al subrayar la melodía con esa especie de lamento quejumbroso que los coros, excelentemente empastados, dibujan in crescendo sobre el sonido marcial de uno lejanos tambores semanasanteros, y el toque a muerte de la reticente campana. El fresco histórico comienza entonces a diluirse hasta acabar en un persistente y lejano toque de timbales en obstinato. Con la guitarra de José Antonio Rodríguez y el Chalomeu de Jaime Muñoz, concluye, entre lirismo y abatimiento, esta magnífica banda sonora que se acopla a la película como un guante a la ancha mano de Alatriste. Aquí y allá aparecen apuntes al siglo XVII español, bajo tres leitmotivs muy definidos que delimitan las tres líneas dramáticas de la historia. Primeramente dibujando al protagonista, el de los silencios, el «escueto», el que prefiere hacer en lugar de hablar. Alatriste es un héroe atormentado por su pasado militar, primero como soldado de los Tercios Viejos de Flandes y luego como espadachín a sueldo; en consecuencia conjuga en su melodía el heroísmo y la aflicción, descrito admirablemente en «el héroe abatido» , que representa la ambigüedad del personaje. El segundo de los leitmotiv , va asociado a la historia de amor entre Alatriste y María de Castro Ariadna Gil, donde la melodía del XVII adquiere un carácter melodramático. El tercer tema subraya la trágica relación entre Íñigo Balboa (Únax Ugalde), el niño al servicio de Alatriste y la pérfida Angélica de Alquézar (Elena Anaya). Un tema para Baños muy rudimentario, de poca entereza sobre el papel, pero muy funcional y penetrante en la pantalla. La primera escena comienza con el tema de Alatriste confiado a una contralto, Helen Quiroga, y acompañamiento tenido de cuerdas, en un estilo muy moderno, con mimbres de la new age . El tema se va desarrollando in crescendo, hasta que los amantes acaban fundiéndose en un beso. De abrasadora intensidad es el tema de tragedia entre Angélica e Iñigo con los chelos y contrabajos como únicos elementos sonoros. Aunque el corte dedicado a La playa muestra seguidamente ese rimo marcial que el recurrente tambor inicia de forma heroica con los metales en tutti. La escena de la playa está subrayada por el tema de amor, que en este contexto expresa el aprecio que siente Alatriste por Íñigo; cuando ambos echan a correr la melodía se difumina para dejar paso a un ritmo marcial, en un tambor antiguo, que nos introduce en la escena militar. Este ritmo en el tambor de corte sinfónico y tintes heroicos, tiene reminiscencia de los Carmina Burana de Orff, con proliferación de metales coronados por una melodía rítmica para coro masculino, con texto en latín. El final rezumando lirismo y abatimiento, con la guitarra de José Antonio Rodríguez y el Chalomeu de Jaime Muñoz, ponen digno colofón a esta magnífica banda sonora que se acopla a la película como un guante a la ancha mano de Alatriste. Roque Baños ha demostrado una vez más con esta BSO que está entre los grandes compositores Hollywoodienses, al crear con gran economía de medios una partitura salpicada de heroísmo, tragedia, tradición y una gran dosis de lirismo que proporciona al espectador las claves necesarias para seguir pegado al asiento hasta que finalice esta fascinante película. «Como un padre que cría a un hijo, lo educa y le enseña unos valores ante la vida, siento yo la música». (Roque Baños) 1397124194

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