Diario de León

¿Qué hacen los europeos en sus vacaciones?

La clásica temporada veraniega, julio y agosto, ya abarca de junio a septiembre, y cada vez son más quienes dividen sus días libres en dos o tres períodos

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FÉLIX SORIA | texto
León

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Las estadísticas indican que los europeos que hacen turismo están cambiado de hábitos, aunque lentamente. Cada vez son más los partidarios de dividir sus vacaciones, pues en los dos últimos años de los que se dispone de datos contrastados (2003 y 2004) ya no fueron mayoría absoluta quienes las disfrutaron en julio y agosto. Los meses de septiembre y junio, por este orden, han ganado adeptos; los que prefieren junio alegan que son mejor atendidos -en parte porque los profesionales de la hostelería están menos agobiados y más descansados- y los que optan por septiembre aseguran que hay ofertas más ventajosas. Pero si en algo ha cambiado el turista medio europeo durante los últimos años es en cuanto al tipo de hospedaje. Hace treinta años, en los setenta, nueve de cada diez turistas que recalaban en España procedentes de Alemania, Bélgica, Francia, Gran Bretaña y Holanda -que eran los países cuyos nacionales protagonizaron el bum del turismo en la Península- se alojaban en establecimientos colectivos (hoteles, paradores, hostales, pensiones y cámpings), pues los que poseían residencia propia en España o alquilaban una vivienda eran minoría. Hoy, aunque es imposible precisar las cifras -ni siquiera recurriendo a los bancos de datos oficiales-, el porcentaje de los visitantes procedentes de países comunitarios que recalan en España y que poseen casa o apartamento está entre el 18 y el 25%. Sumando población fija y estacional, hay un ciento de localidades de las provincias de Alicante, Almería, Baleares, Gerona, Gran Canaria, Málaga, Murcia, Tarragona y Tenerife en las que durante la temporada estival son más los extranjeros que los nacionales. Similares fenómenos se han registrado en determinadas comarcas de Francia, Grecia, Italia y Portugal; es decir, en los países del sur. Además, durante el último decenio -máxime tras estabilizarse la situación política en la antigua Yugoslavia- algunas fuentes comunitarias estiman que los ciudadanos de los países más prósperos de la UE han comprado entre 60.000 y 65.000 solares, casas o apartamentos en Bulgaria, Eslovenia, Hungría, Rumanía y, sobre todo, en la hoy muy cotizada costa croata. De hecho, el turismo ya es el capítulo de ingresos más importante del producto interior bruto (PIB) de Croacia, destino turístico cuyas ofertas ya compiten directamente con las españolas. La adquisición de segundas residencias también refleja otro cambio de hábitos, pues el europeo que disfruta de vacaciones apuesta por el ocio y sólo por el ocio. Se estima que entre el 75% y el 80% de turistas estivales hacen suya la consigna «sol y playa». A la que algunos, según la edad y la capacidad adquisitiva, añaden música, alcohol, gastronomía o la compra de productos que consideran exóticos, más baratos o mejores que los comercializados en sus lugares de residencia. Siempre fueron mayoría los turistas que dedican las vacaciones fundamentalmente a descansar, pero hasta mediados los noventa eran relativamente numerosos los veraneantes que convertían sus viajes en una pequeña aventura, o que aprovechaban para conocer otras culturas y sumergirse en ámbitos de valor etnográfico. Pero hoy, el veraneante curioso ya es rara avis.Los estudiosos del asunto estiman que el 95% de los europeos dedican sus vacaciones estivales a ociar, al margen de visitas puntuales a museos o parajes singulares. Otra prueba del triunfo de los ociosos sobre los curiosos es que durante los últimos diez años la televisión ha ganado audiencia entre los turistas, incluidos los extranjeros; en tanto que han bajado las ventas veraniegas de libros, exceptuadas las guías y las publicaciones similares. La mayoría de los turistas europeos prefieren desplazarse en su propio coche o en uno de alquiler (en este segundo supuesto casi siempre se trata de autocaravanas, un tipo de vehículo cuya utilización para ir de vacaciones aumenta exponencialmente año tras año desde hace un lustro).

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