El carbón será la alternativa energética en todo el planeta
Ante el encarecimiento de los precios del petróleo y el gas, los expertos aseguran que en los próximos 25 años se triplicará su consumo a nivel mundial y será cada vez más importante
Según se indica desde el Instituto Nacional del Carbón, dentro de unos 50 años se habrán extinguido tanto el petróleo como el gas natural, mientras que las reservas de carbón podrán seguir consumiéndose al menos durante otros dos siglos. Además, mientras que las reservas de aquellos están concentradas en un reducido número de países, por lo general en zonas conflictivas que pueden poner el peligro el abastecimiento, el carbón está repartido por todo el planeta y sus precios son más asequibles, lo que le puede convertir en uno de los principales recursos energéticos del futuro. Los expertos aseguran que en los próximos 25 años su consumo se triplicará a nivel mundial, y la Asociación Española de la Industria Eléctrica ha calculado que en el año 2030 las centrales térmicas seguirán siendo las principales productoras de energía. Sin embargo, para que tenga éxito es fundamental su uso eficiente y ecológico y emplear «tecnologías limpias» destinadas a producir energía de manera económica y a respetar el medio ambiente al reducir las emisiones nocivas (dióxido de carbono, azufre, óxido de nitrógeno). Combustión limpia Según se recoge en un artículo de la Fundación Eroski, desde la década de 1980 se vienen desarrollando tecnologías limpias entre las que se ubica la «gasificación integrada con unidades de fraccionamiento del aire». Se trata de un sistema que pone al carbón en contacto con vapor y oxígeno, generándose un gas combustible compuesto principalmente por monóxido de carbono e hidrógeno, que cuando se quema puede ser usado para turbinas de gas. Este proceso logra una eficiencia energética del 80% en la transformación del carbón, reduce en un 75% la emisión de CO 2 y elimina casi en su totalidad el resto de contaminantes químicos. Por su parte, algunos sistemas de «ciclo combinado híbrido», que unen las mejores características de las tecnologías de gasificación y combustión, consiguen eficiencias mayores del 50%. Otro ejemplo son las «centrales de combustión de lecho fluido» en las que el carbón se quema aplicando una corriente de aire sobre un lecho de partículas inertes como piedra caliza, mejorando el rendimiento de la combustión del carbón y disminuyendo el impacto ecológico. A largo plazo, las tecnologías de captura y almacenamiento de CO 2 , que evitan la expulsión a la atmósfera de este gas de efecto invernadero, tienen un enorme potencial porque el carbón podría convertirse en un elemento fundamental de una economía futura basada en el aprovechamiento energético del hidrógeno. Además, las investigaciones en torno a los combustibles líquidos a partir de carbón, que ya se realizan en Sudáfrica, Estados Unidos y varios países europeos, también representan opciones de futuro. La UE es consciente del valor estratégico del carbón y financia proyectos para este tipo de tecnologías estando previstas para este año ayudas por 12 millones de euros. Algunos países europeos empiezan a apostar por el carbón. En Alemania es el principal generador de electricidad, y en algunos países como Gran Bretaña se está volviendo a ver con interés tras las repetidas subidas del petróleo, mientras que Italia está pasando al carbón algunas de sus plantas alimentadas por petróleo. En España, las centrales térmicas de carbón mantienen una tecnología anticuada, lo que obliga a ceder el protagonismo al petróleo y al gas. Según el informe «Carbón limpio: creando un futuro a través a la tecnología», elaborado por el Instituto Mundial del Carbón, se afirma que existe una tecnología diferente para cada situación específica y que hay tecnologías que mejoran el rendimiento medioambiental de las centrales eléctricas de carbón de cualquier país, independientemente de su desarrollo económico. Además, recomendaba avanzar con una serie de medidas como mejorar la aceptación de las opciones actuales y los niveles de eficiencia en las centrales eléctricas de carbón, utilizar tecnologías avanzadas y desarrollar y comercializar tecnologías de próxima generación, y explotar las sinergias con fuentes de energía renovables