Cómo podemos echar una mano a la Tierra

La mayor parte de las emisiones que se producen desde el hogar son de energías fósiles quemadas para generar electricidad y calor. Usando la energía de modo más eficiente pueden reducirse las emisiones y bajarse las facturas hasta un 30%. Lámparas de bajo consumo Las lámparas de bajo consumo usan un 60% menos de energía que una normal y reducen las emisiones de dióxido de carbono. Casi la mitad de la energía que usamos en nuestros hogares procede de la cocina y de la calefacción. Téngalo en cuenta a la hora de regular el termostato un par de grados por arriba o por abajo de lo habitual, según la estación. Tener limpios los filtros de la campana extractora y del aire acondicionado supone también mucho menos dióxido de carbono en el ambiente. Use menos agua caliente El agua caliente gasta mucha energía. Esto puede reducirse instalando una ducha de bajo consumo y lavando la ropa en agua fría o tibia cuando sea posible. El uso del tendedero tradicional es también más barato y ecológico que la secadora de ropa. Apague el «stand by» de la electrónica El simple hecho de apagar la televisión, el DVD, el estéreo y la computadora cuando no esté usándola puede evitar que cientos de miles de toneladas de dióxido de carbono salgan a la atmósfera cada año. Y cuando no se utilice un electrodoméstico durante un tiempo prolongado conviene desenchufarlo de la pared. El friegaplatos sólo debe usarse cuando esté totalmente lleno. Aísle su hogar contra el frío y el calor Un apropiado aislamiento de paredes y ventanas puede permitirnos ahorrar cada año un 25% de energía, lo mismo que si reciclamos o evitamos una parte de la basura que generamos, por ejemplo, comprando productos con la etiqueta de reciclables, lo que permitiría ahorrar hasta un 90% de la energía que se gasta actualmente en este tipo de industria. Plante un árbol Un solo árbol absorberá una tonelada de dióxido de carbono a lo largo de su vida. En el interior de una vivienda, la presencia de plantas puede reducir la factura del aire acondicionado entre un diez y un quince por ciento. Coma menos carne El metano es, después del dióxido de carbono, el segundo gas que aumenta el efecto invernadero. Las dietas grasas provocan la producción de metano en el estómago, que se exhala en cada expiración. Compre productos locales y alimentos de la tierra El viaje medio de un producto alimenticio o de consumo desde su lugar de origen hasta su destino de venta es de centenares de kilómetros, lo que supone un sobregasto en combustibles. Comprar artículos de procedencia cercana reduce esta tendencia. Este comportamiento pasa también por dar preferencia a los supermercados locales antes que a las grandes superficies multinacionales y a los alimentos orgánicos. Haga una auditoría energética a su vivienda Hoy en día ya hay especialistas que pueden chequear con mucha fiabilidad si su hogar está aislado pobremente o es ineficaz en la distribución de energía. Es posible ahorrar hasta un 30% en la factura mensual de consumo de combustibles. Cuando sea la hora de cambiar de coche, compre un híbrido Aunque de momento los precios son más altos que los de los vehículos de gasolina o diésel, las principales marcas están comenzando a desarrollar modelos más baratos. El ahorro energético y la contribución a mantener el equilibro del medio ambiente compensan el gasto inicial. Mientras tanto, soluciones como la de compartir el coche con otros compañeros de trabajo ayudan a conseguir el objetivo. Compruebe que sus ruedas estén bien infladas Un mantenimiento apropiado de los neumáticos, incluyendo un control de su presión, puede ahorrar hasta un 3% de combustible por kilómetro. Suba al avión sólo lo preciso Intente reducir en un par de viajes sus vuelos anuales e invierta lo que ahorre en aviones para sacar adelante pequeños proyectos relacionados con el reciclaje y la conservación del medio ambiente o para colaborar con ellos.