Diario de León

Este planeta es una ruina

Año 2050. Trescientas mil personas han muerto por culpa del calor, el océano Glacial Ártico apenas tiene hielo y un millón de especies animales o vegetales se extinguen ya sin remedio. Este es el desolador panorama que dibujan los estudios más

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Publicado por
JESÚS FLORES | texto
León

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En el filme documental Una verdad inconveniente, estrenado este verano en Estados Unidos, Al Gore despliega toda su estrategia para intentar el asalto a la Casa Blanca. Esta vez, su argumento es sencillo pero demoledor: «El auténtico terrorismo del futuro es el cambio climático y sus consecuencias». En un trabajo de factura impecable, producido por la Paramount, van pasando por delante de nuestros ojos imágenes terribles de cómo estamos degradando el planeta y de las supuestas consecuencias que ello tendrá a corto plazo. ¿Estamos traicionando a la Tierra o es la Tierra la que nos está traicionando a nosotros?: Esa es la inquietante pregunta que se nos plantea al final de la película. Intenciones políticas aparte (en cada fotograma se destila un claro ataque al belicismo de George W. Bush), Una verdad inconveniente devuelve a la primera página de la actualidad el debate sobre el calentamiento global. El principal punto de desacuerdo entre los científicos está en el origen de este incuestionable fenómeno, que cada vez encuentra más partidarios de creer en el llamado efecto invernadero, mientras otros defienden que el proceso actual comenzó hace ya 30.000 años, por razones astronómicas como la inclinación de la Tierra con respecto al Sol, y que su cota máxima no llegará hasta, como mínimo, 70.000 años. Lo que sí reconocen estos últimos es que el proceso podría acelerarse debido a la acción del hombre. Así lo explica Juan Ramón Vidal, catedrático de Geología de la Universidade da Coruña y especialista en cambios climáticos, que acaba de regresar de un viaje de investigación a los Andes: «En nuestro medio, todo se está transformando continuamente: si el nivel del mar baja, es porque esta agua está congelada en glaciares y, si sube, es porque estamos en una fase caliente y el hielo se ha derretido. Lo mismo sucede con el petróleo o el carbón, pero lo del agua, a velocidades imperceptibles a escala humana. Todo lo que auguran las teorías más apocalípticas va a producirse irremediablemente, como ya sucedió en otras eras. La única duda es cuánto tiempo puede acelerar el hombre este fenómeno natural, porque en 300 años hemos quemado tanto carbón como antes sucedió en varios siglos y en sólo cincuenta hemos hecho otro tanto con el petróleo». Vidal, que en cualquier caso cree que la Tierra tiene «una enorme capacidad de absorción», se atreve a concretar algunas consecuencias inmediatas del calentamiento que ya se está experimentando: «El hemisferio norte está cubierto del llamado permagrest, un suelo constantemente helado sobre el que se han construido oleoductos, carreteras... Esta superficie en algunos casos ya ha desaparecido hasta 700 kilómetros hacia el sur y sus consecuencias son desastrosas desde todos los puntos de vista, para empezar por el económico, con todo lo que ello conlleva». En el otro hemisferio del planeta, al elevarse la temperatura se extenderán los desiertos y cada vez habrá menos campos de cultivo. «Más pateras y cayucos», resume Juan Ramón Vidal. Y estas son las teorías más cautas. En la película de Al Gore, los científicos no se andan por las ramas: «La cifra de huracanes de categoría 4 y 5 se ha doblado en los últimos 30 años, la malaria se ha extendido a los Andes colombianos, la superficie de hielo que se ha desprendido de Groenlandia es el doble que la pasada década...».

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