De los ejérctitos femeninos a Xena, «Kill Bill» o Lara Croft
Prácticamente en todos los continentes (exceptuando quizá Oceanía) existen indicios de mitos, leyendas o pistas históricas sobre mujeres guerreras: en la africana Benín (ex-Dahomey), el monarca del imperio monomotapa estaba defendido por una guardia personal formada por nada menos que 6.000 mujeres elegidas en función de su extrema bravura. Pero los textos también nos hablan de la existencia de ejércitos completamente femeninos entre los Ashanti de Ghana, en zonas de Senegal, o en Angola, donde destaca el ejército dirigido por la reina Anna Xinga en una época no tan lejana como el siglo XVII. En India se tiene constancia de la guardia femenina de los reyes de Angkor, y en lugares tan alejados como China, Siberia, Vietnam o Japón se guarda memoria de numerosas leyendas sobre intrépidas amazonas... La figura magnificada de la mujer guerrera, con diferentes rasgos y en diversos contextos, ha continuado, con el correr del tiempo, hasta nuestros días. Desde la diosa mesopotámica Ishtar hasta la película Kill Bill de Tarantino o los juegos de Lara Croft, el camino recorrido por las heroínas es largo y plagado de aventuras. En muchos casos, además, el papel de estas feroces señoritas está directamente relacionado con la defensa de la religión, el nacionalismo o el ascetismo, y así, tenemos a la iluminada Juana de Arco en Francia, y también a Agustina de Aragón y la monja Alférez en nuestro país. Un caso de «travestismo» similar al de la montañesa Juana de Arintero ha llegado a ser muy conocido gracias al cine de animación: se trata de Mulan. Este romance popular escrito bajo la dinastía Wei (383 a 534 a. C.) trata sobre una muchacha de catorce años que se une al ejército chino disfrazada de hombre -en sustitución de su anciano padre- para luchar contra los invasores del norte. Al final combate mejor que nadie y es condecorada por el Emperador, pero rechaza el alto cargo que se le ofrece y decide regresar a la casa paterna.