Series fuera de serie Las grandes apuestas
Los nuevos productos norteamericanos para la pantalla pequeña se han convertido en auténticas superproducciones, con guionistas y directores de relumbrón y presupuestos de Hollywood. Internet ha hecho el resto para convertirlos en series de cul
El mejor cine de Estados Unidos se hace en la televisión». Así de rotundo es Pepe Colubi, periodista, crítico y escritor vinculado a la televisión. Para él, como para otros muchos expertos en la materia, las nuevas series que se exportan desde Estados Unidos son un compendio de lo mejor que ha dado ese país al séptimo arte: guiones impecables, ideas brillantes, producciones millonarias, direcciones vibrantes, actuaciones inolvidables... La pregunta que hay que hacerse es por qué; qué tienen las nuevas series para salirse del molde, sorprender al espectador de medio planeta y sobre todo mantenerlo pegado al televisor cada semana. Para Colubi hay muchísimos motivos que justifican el desembarco del séptimo arte en los platós de televisión, aunque el principal podría ser que Hollywood es una máquina muy lenta y engorrosa, mientras que la pequeña pantalla es muy rápida, ágil y llega a todo el mundo, además de no ser ya tan pequeña: «Los mejores productores, guionistas y directores ven en la televisión -explica Colubi, habitual colaborador de Channel nº 4 - algo rápido y con respuesta inmediata del público». Eso explica que el creador de American Beauty sea el mismo que ha ideado una de las series más rompedoras y llamativas del panorama actual: A dos metros bajo tierra , que cuenta en clave mágico-surrealista la historia de una familia de enterradores; o que Quentin Tarantino se encargase de un capítulo de la serie CSI Las Vegas . Incluso hay producciones que van más allá: la serie Roma , que estrenó la pasada temporada Cuatro y de la que la HBO y la BBC están preparando la segunda parte, contó con diferentes directores para sus distintos capítulos: Michel Apted ( El mundo no es suficiente ), Allen Coulter ( Los Soprano ), Julian Farino ( Entourage ), Alan Poum ( A dos metros bajo tierra ), Mikael Salomon ( Hermanos de sangre ), Alan Taylor ( Deadwood ) y Timothy Van Patten ( Sexo en Nueva York ). La lista de grandes series americanas del momento es bastante larga y en España se pueden ver casi todas en la televisión en abierto. Un repaso general incluye títulos como House , Anatomía de grey o Nip/Tuck -las series de médicos siguen siendo muy valoradas por el público-; Perdidos , Mujeres desesperadas, Prison Break, 24, Roma, Deadwood, Señora Presidenta y, por supuesto, algunas que llevan más tiempo en la pantalla pero que en su momento supusieron una revolución, como Los Soprano (cuenta los avatares de una familia de mafiosos), la mencionada A dos metros bajo tierra (los enterradores mantienen diálogos con los muertos) o CSI . Ésta última ha sido el germen de otras muchas, ya que presentaba los hechos de una manera singular, muy subjetiva (como si la cámara, por ejemplo, recorriese el interior de una vena o un sofá...). Pepe Colubi recuerda que la primera vez que vio este efecto fue en el cine, en la película Tres reyes : «Fue con un disparo y se veía la bala entrando en un cuerpo». Hoy esa fusión de documental y televisión es habitual en los títulos con más renombre, desde CSI hasta el propio House . Cada cadena, su público Autor de La tele que me parió , Colubi apunta que el plató en el que se graba la historia del médico más listo y antipático del mundo, House, es un hospital «de verdad», con escáneres que funcionan o microscopios auténticos. Por tener, tienen hasta membrete con el nombre de «Gregory House» los folios y sobres del despacho de este despótico jefe. Frente a este despliegue de medios y capacidades, a las series españolas sólo les queda ir muchos pasos por detrás. Cada cadena tiene su público y a estas alturas parece claro que el espectador medio de La Primera no tiene un interés especial en seguir los avatares de un grupo de viajeros de avión perdidos en una isla muy extraña, sino que prefiere una propuesta más cercana como ¡Mira quién baila! En esa línea está Antena 3, con un público de prime time básicamente familiar, de ahí el relativo fracaso de audiencia. En el otro extremo del espectro están Telecinco, Cuatro y la jovencísima La Sexta: espectadores urbanos y jóvenes respaldan la programación de CSI , House o Anatomía de Grey . Esfuerzo autonómico Por otro lado, los responsables de las televisiones autonómicas intentan compaginar ambas cosas: crear series acordes con su público televidente, pero sin dejar de lado un esfuerzo por la calidad. Así, por ejemplo, As leis de Celavella o Libro de familia , de TVG, son algunos de los ejemplos de cómo se puede ofrecer un producto muy cuidado dentro de las posibilidades económicas de un mercado reducido.