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Cuando guardar el agua en una cesta ya no es rentable

Pérdidas en la red, limpieza de calles y riego de jardines acaparan la mitad del consumo de agua en la capital. Familias e industrias gastan apenas un 18% de los recursos, mientras el verdadero caballo de batalla está en planificar los regadíos

JESÚS

Publicado por
MARÍA JESÚS MUÑIZ | textos
León

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«Los fundamentos sociopolíticos de la nueva política de aguas tienen que superar los juicios y valoraciones que forman parte de la conciencia colectiva de la sociedad, y que encuentran sus raíces en las costumbres, la cultura y los mitos de los pueblos. Cualquier agresión e innovación sustancial de estos principios requiere una sólida justificación y una aplicación prudente y gradual». Este principio, y el hecho de que dotar al agua de un coste económico supondrá un importante coste político para quien lo lleve a cabo, son dos de los hilos conductores del Libro Blanco del Agua, y desde luego de las actuaciones que contemplan tanto el Plan Hidrológico Nacional como el Plan Nacional de Regadíos. Enfrentar la realidad medioambiental y el desarrollo sostenible a los usos y costumbres no va a ser una tarea fácil cuando del reparto de agua se habla, pero en este momento es ya ineludible. La declaración de principios que la ministra de Medio Ambiente, Cristina Narbona, realizó esta semana proponiendo penalizar el consumo excesivo de agua en los hogares, es sólo la punta del iceberg de una polémica que se recrudecerá a buen seguro. En realidad el consumo diario de los ciudadanos, contabilizado independientemente, es sólo una mínima parte del gasto total de agua del país. Poblaciones e industrias consumen un 18% de los recursos hidrológicos, pero la mayor parte del gasto, casi un 70%, corresponde a los regadíos. Ese será el verdadero caballo de batalla. Ese y los efectos del cambio climático. De hecho, según el investigador del Instituto Geológico y Minero Francisco Ayala-Carcedo, dentro de unos cincuenta años sólo la evaporación que sufrirán los pantanos españoles supondrá la misma cantidad de agua que el 40% de las necesidades totales de abastecimiento urbano. La ministra de Medio Ambiente desató de nuevo el debate al proponer un marco de tarifas que incentive el consumo responsable, una competencia que corresponde a las administraciones locales; y propuso penalizar el consumo de más de 60 litros por habitante y día. Una cifra para la discusión, porque el consumo actual en el país es de 170 litros por habitante y día, una cantidad que, paradójicamente, suele ser más alta en aquellas regiones que cuentan con menos recursos hídricos. Narbona considera suficiente la cantidad propuesta «desde el punto de vista de las necesidades básicas de nuestra salud y nuestra higiene, si utilizamos las tecnologías que ya están disponibles para ahorrar agua en nuestro consumo doméstico». Tecnologías que permiten ducharse utilizando la mitad del agua habitual, por poner un ejemplo. En el caso de la capital leonesa, se da la circunstancia de que el consumo de agua por habitante es sensiblemente menor que la media nacional, a pesar de que este servicio tiene el coste más bajo del país. Según el Servicio Municipalizado de Aguas, cada leonés consume de media 138,25 litros en su casa. Sin embargo, el consumo por habitante se dispara hasta los 375 litros diarios si se incluyen, además de los consumos domésticos, la parte equitativa de los industriales, las instalaciones municipales, las deportivas, los riegos de las zonas públicas, las fugas en la red,¿ El consumo de los 70.000 abonados domésticos (se calcula que viven 2,14 personas por domicilio) supone el 36,8% del consumo diario en la capital; mientras que la actividad industrial supone el 11,8% del gasto (unos 44 litros diarios) y el de los edificios públicos un 4,9%. El capítulo de «otros» Resulta llamativo que en el capítulo de «otros gastos» se vaya casi la mitad del gasto diario de agua en la ciudad, un 46,5%. Este capítulo incluye las pérdidas de agua en la red (desde hace unos meses se lleva a cabo un proyecto de chequeo digital de las infraestructuras para frenar estas pérdidas); el baldeo de la calle, que supone entre uno y dos litros por habitante y día, hasta llegar a unos 100.000 metros cúbicos al año; y el riego de jardines, que supone otros 5,25 litros por habitante y día. Desde el Ayuntamiento de León se recuerda que el millón de metros cuadrados de zonas verdes de la capital gasta al año algo más de 386.000 metros cúbicos al año, lo que supone unos 7,5 litros por ciudadano cada día. Sin embargo, el 30% de este riego se lleva a cabo a través de pozos, lo que reduce el consumo diario en algo más de dos litros por ciudadano. En resumen, el consumo medio de los abonados domésticos por trimestre es de 25 metros cúbicos en León. La capital se abastece en un 60% de la traída del Porma y en un 40% de la del Luna; y suministra, además de al municipio, a los de Villaobispo y La Virgen del Camino, este último a través de un convenio que data de a época de Pablo Díez. También existe un acuerdo con el municipio de San Andrés del Rabanedo para abastecimiento en el caso de que éste lo necesite, ya que su traída se nutre fundamentalmente de pozos. El Ayuntamiento de San Andrés es uno de los que ha privatizado el servicio de aguas, al igual que el Ayuntamiento de Ponferrada. La empresa que lleva el control del abastecimiento en la capital berciana ya advirtió en su momento que los recibos incluirían el coste de las obras de mantenimiento y adaptación de la red de aguas, un coste que a partir de ahora se irá viendo reflejado, más tarde o más temprano, en las cuotas que paguen los ciudadanos. En cualquier caso, a la hora de valorar la iniciativa propuesta por la ministra, desde el Ayuntamiento leonés se recuerda que aunque el agua en la ciudad es la más barata de las capitales españolas, y que «tenemos la fortuna de contar con agua de sobra», desde hace años se fomenta el ahorro penalizando el exceso de consumo con una cuota más alta. Así, hasta 20 metros cúbicos se facturan 0,25 euros el metro; entre 21 y 40 metros cúbicos de consumo el coste por metro es de 0,43 euros; entre 41 y 60 metros de 0,54 euros y a partir de 60 metros cúbicos de consumo se cobra a 0,54 euros.