Diario de León

Una hora que se pasa volando

Lagun Air inició el lunes los vuelos regulares a Barcelona desde Valladolid y Salamanca, que se suman al de León. El nuevo reactor Embraer 145 reduce el tiempo de vuelo casi a la mitad, y realiza seis trayectos cada día

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MARÍA JESÚS MUÑIZ | texto y fotos
León

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Decía Álvaro de Laiglesia que lo malo del avión es que al pasar por Astorga uno no puede comprar mantecadas. A partir de ahora los viajeros que quieran hacer en tiempo récord el recorrido entre Barcelona y León, Valladolid o Salamanca tendrán que conformarse con la oferta de las tiendas del aeropuerto catalán. Seguramente perderán el aliciente de la compra de productos típicos allá donde uno aprovecha para hacer una paradita con el coche, pero a cambio tienen la posibilidad de trasladarse de cada una de esas ciudades de Castilla y León a la capital catalana en apenas una hora. Si la rentabilidad se mide en cuestión de tiempo, se trata de un gran avance. Las distancias hoy no se miden en kilómetros, se calculan en tiempo. Ponferrada está a una hora de León capital, el mismo tiempo que Barcelona en avión. El concepto de distancia está relativizado. Eso es así al menos para las ciudades que disponen de un aeropuerto civil, y de una compañía aérea capaz de asumir el riesgo que supone poner en marcha una aventura de este tipo. Lagun Air asumió el reto primero en León, y desde este lunes en Valladolid y Salamanca. Burgos será el próximo objetivo, para hacer de la compañía aérea leonesa propiedad de la Agrupación Leonesa de Empresarios de la Construcción (Agelco) un referente aéreo a nivel regional. Y también una empresa rentable, porque está claro que la actividad que desarrolla sólo logra el objetivo de la autofinanciación a partir de un determinado tamaño, rentabilizando los gastos. Lo cierto es que, con su flamante reactor nuevo, Lagun Air inauguró el lunes los seis vuelos que realizará a diario el Embraer 145. Tripulación y pasajeros salieron del aeropuerto de La Virgen del Camino con una rutina sólo alterada por la entrada en vigor de las nuevas medidas de seguridad aérea. Mayor presencia policial de la habitual, muchas explicaciones y no pocas sorpresas. Fuera de la zona de embarque quedaron las botellas de agua pero también los líquidos para lentillas más allá del tamaño bolsillo, el rímel, el gloss de labios (barras sí, brillos no), pastas de dientes tamaño familiar,... El chequeo, a conciencia: «Sí, lo que pita en mi espalda son los corchetes del sujetador», se esforzaba en explicar una mujer a la agente que le palpaba la blusa allí donde el aparato detector pitaba. Entre León y Barcelona, poco después de las siete de la mañana, el cielo comienza a clarear. Ver amanecer por encima de las nubes compensa el madrugón, los sentidos van despertándose a medida que se desperezan las tonalidades rojizas y azules del nuevo día, que ignora si por debajo de los 33.000 pies de altura a los que vuela el reactor lloverá o estará despejado. En el vuelo a Barcelona amanece con sol. Dentro del avión, las cincuenta plazas disponibles registran de media uno de los mejores niveles de ocupación de la compañía. Llegar a Barcelona a primera hora de la mañana, cumplir la agenda y volver a media tarde se ha convertido para muchos en un acto cotidiano que hace difícil recordar que hace apenas unos años este viaje sólo formaba parte del reino de los deseos. También regresan en este vuelo muchos leoneses en la diáspora catalana, para los que pasar el fin de semana en casa de mamá, disfrutar dos días de calma en el pueblo o visitar a los amigos se ha convertido en un paseo, no una paliza de kilómetros en el discurrir eterno de las autopistas. Ahora vallisoletanos y salmantinos pueden disfrutar también de estas ventajas. El reactor de Lagun Air hace cada día seis trayectos, comenzando con la salida a las siete de la mañana de León. León-Barcelona, Barcelona-Valladolid, Valladolid-Barcelona, Barcelona-Salamanca, Salamanca-Barcelona y Barcelona-León. Aproximadamente a las 19.00 horas, de vuelta en el aeropuerto de La Virgen del Camino. La expectación que había hace una semana en los aeropuertos de Valladolid y Salamanca era patente. En el caso de Villanubla, no es el primer vuelo que une la ciudad con la capital catalana, pero ya antes de ponerse en servicio de manera efectiva el efecto de la competencia se ha dejado sentir en los precios de los billetes. Mayor oferta de horarios y mejores precios para los vallisoletanos. Para Salamanca la novedad es aún mayor. El aeropuerto de Matacán no contaba hasta ahora con ningún vuelo regular, así que la llegada de Lagun Air, además de la mano de uno de sus paisanos más populares, Juan José Hidalgo, presidente del grupo Globalia y de Air Europa y accionista de Agelco, supone un punto de partida determinante. El próximo objetivo, para cerrar el mapa aéreo regional, está en Burgos.

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