«Es necesario despapelizar las oficinas judiciales»

Se ha cuidado de dejar la mesa limpia de papeles, a pesar de que nada en un mar de expedientes. Que sea ordenada no quiere decir que se pueda resolver en un periquete la ingente labor que aún le queda por delante, así que, para bucear por los vericuetos de la nueva oficina judicial, y llevar a la calle las novedades de la oficina judicial, necesita hacer un hueco en sus quehaceres del día. -¿En qué consiste la misión de un secretario coordinador? -Es un cargo nuevo, se creó con la reforma de la Ley Orgánica del 2003, que aglutina a los juzgados de toda la provincia, León, Ponferrada, Astorga, La Bañeza, Villablino, Cistierna y Sahagún. Se trata de colaborar en el despliegue, informar al secretario de gobierno de las necesidades de medios que pudiera haber, representar a secretarios judiciales y proveer las faltas de secretarios por vacaciones o permisos. También estamos celebrando reuniones de servicio, tratando de unificar los criterios, solventando problemas y esas cosas. -Esa es la teoría, pero en la práctica siempre aparecen cuestiones añadidas... -También tenemos que comunicarnos entre nosotros, y eso implica que cada vez que hay que exponer alguna cuestión, hay que mandar un mail a 42 personas diferentes. Pero bueno, de momento, las cosas van bien. -¿Cuál ha sido su trayectoria? -Empecé en Ribadavia, en 1989, de juzgado único de 1ª Instancia e Instrucción, luego pasé a Medina de Rioseco, luego ascendí a Segunda, a La Laguna (Tenerife), pasé a un juzgado de lo Penal en Ourense, y ahora llevo ocho años muy fructíferos en León. -¿Contenta? -De momento, lo estoy. Es un camino en el que hay que abrir surco, y de momento, toca empujar. Los secretarios tenemos que darnos a conocer. Tenemos un papel muy relevante, una formación jurídica seria, una oposición muy dura, y creo que somos un cuerpo poco conocido. Me gustaría que se nos conociera más para que se nos diera el valor que nos corresponde. Mis compañeros me están ayudando mucho, y eso me pone muy contenta. -La aplicación de los programas Lexnet o Minerva está despertando ciertos recelos entre determinados sectores de la judicatura. Se conseguirá superar ese miedo? -Son buenas herramientas, igual que la firma electrónica, y creo que hay que despapelizar las oficinas judiciales. El proyecto no puede funcionar si el abogado presenta una demanda con los documentos y el servicio de reparto la tiene que llevar con la carretilla a la unidad de apoyo directo. En cuanto pasas un par de semanas trabajando con estas herramientas, las cosas se facilitarán al máximo. Cuando esté listo, tendremos una información estupenda para gestionar mejor el servicio, y agilizar las estadísticas y reducir los tiempos de espera. El Ministerio de Justicia y el Consejo General del Poder Judicial luchan por la informática. -¿Hacia dónde camina la justicia? -Hacia una modernización y una agilidad que acaben con la idea que tenían nuestros abuelos de que todo esto tiene que ser un trámite lento, y me parece que ese será un viaje fascinante. Me invita mucho al entusiasmo, la verdad.