Diario de León

Cocina de siempre para una moderna taberna

La especialidad de Casa Tino es la carne de caza

CUEVAS

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MARCELINO CUEVAS | texto
León

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En el antiguo paseo del Espolón, hoy Álvaro López Núñez, se abrió hace unos diez años un bar que ocupa un lugar muy cercano al que en su día sirvió de ubicación al Manacor, uno de los emblemas hosteleros de la ciudad desde la década de los cuarenta hasta bien entrados los setenta, se trata de Casa Tino. Más que bar es una moderna taberna en la que, además de buenos vinos, pueden degustarse estupendas raciones al más tradicional gusto leonés. Sandra y Tino se decidieron a poner este negocio después de que él, Tino, trabajara durante varios años en otros bares de la zona, entre ellos el Miserias, famoso por su cecina de chivo y porque era lugar predilecto de los hados benéficos para repartir importantes premios de la Lotería Nacional en el tiempo navideños. Su primera experiencia como empresario fue en la hamburguesería que sigue estando abierta casi puerta con puerta a su actual local. Tino aprendió bien la lección del Miserias y en invierno ofrece una contundente cecina de chivo, «Es una de las especialidades que más nos solicita el público. Durante toda la temporada tenemos clientes -dice Tino- que se han hecho fijos de la cecina y repiten una y otra vez. Este es un plato que no requiere del cocinero grandes dotes culinarias, lo importante es que la materia prima sea de gran calidad, y eso es lo que nosotros procuramos». Casa Tino tiene otra especialidad importante, «Sí, nos encanta cocinar la caza. Unas veces son piezas que han cazado y que nos traen para que las cocinemos y en otras ocasiones somos nosotros lo que las adquirimos para luego ofrecérselas a nuestros clientes. Jabalí, corzo, codornices, perdices, conejos y liebres, tiene distintas propiedades y cada una requiere un tratamiento diferente, nosotros tenemos bien cogido el punto». Entre las grandes especialidades de Sandra y Tino en el terreno de la caza están las perdices escabechadas con verduritas frescas, un plato ante el que hay que quitarse el sombrero. Pero hay bastante más, y siempre de lo que podríamos denominar cocina casera. «También gustan mucho -asegura Sandra- los gambones a la plancha, el pollo con bogavante, bacalao al ajo arriero¿». Y sensacionales calamares en su tinta, revueltos de oricios y de gambas y ajetes, unos tremendos callos con su salsa picante, chuletillas de lechazo, entrecot y solomillo a la plancha¿ y los postres «todos ellos caseros, flan, arroz con leche, natillas, leche frita y otros que vamos rotando a lo largo del tiempo». También en la carta no escrita de Casa Tino figuran ensaladas y platos de cuchara condimentados como lo hacían ya las abuelas de nuestras abuelas. Estos platos tienen una ubicación propia en los menús del día, 8 euros, en los que se ofertan cada jornada para elegir tres primeros, tres segundos y, como es lógico, todos los postres de la casa. Lo más importante en esta moderna taberna es el trato, aquí los clientes son amigos, Sandra y Tino les llaman por el nombre, y entre los taberneros y los clientes hay una estupenda comunicación. En cuando a la bodega, hay que tener encuentra que Tino lleva muchos años en este mundo y por ello se conoce al dedillo las mejores añadas de cada una de las denominaciones y las especialidades de cada bodeguero, por ello ha sido capaz de crear una estupenda bodega en la que se encuentran, además de las marcas más conocidas, otros vinos menos famosos, más baratos e igualmente estupendos.

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