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«La única secuela que me dejó el boxeo es no ser campeón del mundo»

ROBERTO CASTAÑÓN | En su última película, Stallone vuelve a dar vida a Rocky cuando ha cumplido 60 años. Roberto Castañón, el leonés dieciocho veces campeón de Europa, dice, a los 53, que no se pone los guantes «ni para el frío»

Publicado por
CARMEN TAPIA | TEXTO
León

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La película Rocky Balboa ha reabierto la polémica sobre si una persona puede estar en forma para competir como boxeador a los 60 años. El púgil leonés Roberto Castañón (Puente Castro, 1954) es tajante: «Es imposible, a no ser que quieras buscarte lesiones y problemas». El dieciocho veces campeón de Europa (13 victorias en peso pluma y cinco en superpluma)- «fíjate si tengo la cara dura»- cumple 53 años el 4 de febrero: «Yo ya no me pongo los guantes ni para el frío», rechaza con buen humor la propuesta de esta redactora para hacerle una fotografía con los objetos que le ayudaron a encumbrar el éxito deportivo. Ha disputado dos veces el campeonato del mundo, pero no logró la victoria, tiene en su cuerpo los recuerdos de 72 combates, «pero sólo cuatro derrotas y un nulo», aclara. «Me retiré del boxeo dejando el título de campeón de Europa vacante, sin que nadie me lo ganase». -¿Tiene todavía el gusanillo del boxeo? -No, ¡qué vá!. -¿Cuándo se le quitó? -Cuando lo dejé. La práctica del boxeo es muy dura. Hay que entrenar a todas horas, cuidarse y llevar un régimen estricto para dar el peso. Es muy complicado. Dicen que ahora hay pocos boxeadores, pero dile tú a un chaval de 16 años que no puede ir a la discoteca, ni tomar una copa, ni comer dulces. Te responde: ¡Venga ya!. Hay que cuidarse, entrenarse mucho y cuando llegas a los treinta años y la bolsa que te dan ya no es suficiente pierdes ilusión y motivación y decides que hay que irse. Hay muchos futbolistas, por ejemplo, que están jugando con 40 años, pero pienso que lo único que hacen es arrastrar su nombre. -¿Cómo recuerda usted los años en los que se convirtió en un mito del cuadrilátero? -Para mí fue muy bonito porque hacía lo que me gustaba. Hace 35 años no había otra cosa, o fútbol o boxeo. Empecé porque me gustaba y cuando me quise dar cuenta ya estaba metido en una nube, a ganar combates, pero nunca me imaginé que llegaría a ser campeón. -Empieza a ganar títulos y dinero... -Gané dinero, sí, mentiría si dijera lo contrario, pero no tanto como la gente piensa. Si algo tengo se lo debo al boxeo, porque el sueldo del Ayuntamiento no da para mucho (trabaja en el Palacio de Deportes). -¿Por qué un chico de quince años decide meterse a boxeador? -Porque es precioso. Hay que entenderlo. No es sólo llegar y pegarse, como la gente piensa. Requiere esfuerzo físico, te quita agresividad, te mantiene completamente en forma. Es un deporte completo porque mueves piernas, brazos, cintura...lo que pasa es que la gente lo relaciona con pegarse, pero no es sólo eso, hay que tener fondo, flexibilidad, estabilidad. Mil cosas que se consiguen después de muchos años de gimnasio. -Pero el boxeo sí es pelea, se reciben y se reparten muchos golpes que duelen sólo con mirarlos. -Si, claro, porque el boxeo es contacto, pero no pegarse por pegarse. Es ponerte delante de otro deportista, pegar y que no te pegue, ahí está el arte, que no te pueda tocar. Fíjate ahora en cualquier deporte. ¿qué vés?. Vas al fútbol y se dan puñetazos. Eso sí es lamentable porque no tiene nada que ver con el deporte que están practicando. Hay algunos futbolistas que tienen más cortes que yo, que no tengo ninguno en la cara después de llevar una carrera de un montón de años y de títulos. -¿Le quedó alguna secuela del algún golpe, algún dolor que arrastre por los combates? -(Piensa cinco segundos). No. La única secuela que me quedó es que no pude ser campeón del mundo, esa sí me ha dolido mucho. Nunca he tenido nada que reprochar al boxeo y le tengo que agradecer todo. Conozco medio mundo, tengo infinidad de amigos y he visto muchas cosas gracias al boxeo. -Si tuviera que borrar algo, ¿qué sería? _No tengo nada. _¿Prefiere olvidar? -No. Muchos me preguntan: ¿Te pagaron alguna vez para que perdieras?, pero eso es mentira. A mí nunca me pagaron para perder. -¿Tiene conocimiento de que entonces existiera el dopaje? -Te hacían pruebas, mil análisis diferentes después de cada combate, tanto en España como en otros países. Te hacían orinar delante de otra persona. No te dejaban solo nunca. Eso hace 25 años. Cuando yo fui a América por primera vez me hicieron pruebas hasta de enfermedades venéreas porque decían que podía darme un infarto peleando, y eso que llevaba ya el reconocimiento hecho de León, además de los chequeos anuales para renovar la licencia y cada vez que disputaba un título. -Hace treinta años los combates de boxeo se retransmitían por la tele y eran vistos en familia y los boxeadores de entonces eran como los «Beckham» de ahora. Sin embargo, ahora los púgiles no son conocidos y los combates están socialmente denostados. -Con la transición democrática se prohibieron los combates de boxeo en televisión, que coincidió con mi época activa. Después han vuelto, pero estuvimos diez años o más sin ver ni un sólo combate televisado. Los combates míos los daban en el extranjero, pero aquí no. Yo peleaba en el pabellón de deportes de León y una cámara lo grababa para otros países, pero aquí no se veía. En las noticias del telediario daban los resultados y decían que yo había ganado y eso, pero nunca dieron ni una sola imagen de mis combates. Lo que hicieron es lo contrario de por lo que hemos luchado todos toda la vida, por la libertad. Es lo mismo que quieren hacer ahora con los toros. Hay muy buenos boxeadores, los rusos son los campeones del mundo, pero se da poco boxeo por la tele y eso baja la afición. También hay muchos inmigrantes, hijos de padres inmigrantes y madres españolas y al revés, que se dedican al boxeo. Suenan nombres como Mohamed López o Alí Nasar Fernández. No tiene nada que ver la profesión que practicas con el tipo de persona que eres. Boxeadores como Pedro Carrasco y José Durán eran magníficos profesionales y personas fabulosas, que nunca han dado un escándalo. Pero cuando sale alguno que protagoniza una pelea fuera del cuadrilátero, enseguida los titulares dicen que era boxeador. Que se hagan este tipo de asociaciones me fastidia mucho porque el boxeo es un deporte muy bonito. -¿Animaría a la gente joven a que lo practique? -Si, por supuesto. Pienso que la gente rechaza el boxeo sin conocerlo. Yo aconsejaría a los chicos que hagan deporte, el que sea, que beneficia mucho a los críos. Yo, con 53 años, voy a correr, vengo, me ducho, y se me quita hasta el mal humor. Si por lo que sea no puedo ir me siento incómodo. El deporte es bueno para todos, para los jóvenes y para los mayores. Voy a correr porque me gusta y porque me hace sentir bien. -¿Qué relación directa tiene ahora con el boxeo? -Ninguna. Sólo como aficionado. A las ocho de la tarde me tomo una cervecita, pongo Eurosport y veo un combate. Tengo muchos contactos en León y si me piden colaboración ayudo en lo que sea. -Si le propusieran un combate benéfico, ¿participaría? -No. Tendría que ser algo importantísimo, que me llegara de verdad. -¿Le han propuesto últimamente hacer algún combate? -Muchos. En Canal Plus me propusieron hace unos años volver al boxeo de forma profesional, pero dije que no. El boxeo a mí ya me ha dado todo lo que me tenía que dar: alegrías, tristezas, de todo. Y ahora qué me iba a dar, ¿dinero?, pero me arriesgaría a que me dejasen en la cara una marca para toda la vida. No. -¿Cree que puede ser real el argumento de la película «Rocky Balboa», que se sube a un cuadrilátero a los 60 años?. -No hay nada real en la película. He visto todas las de Rocky y todo es mentira. No son reales ni los entrenamientos. Puedes subir al ring con una cacha, que luego ellos le dan velocidad. -Y el mundo que dibujan alrededor del boxeo ¿tampoco es real? -No, nada que ver. Todo es irreal. Lo único real es el ring de Las Vegas donde se grabó la primera película Rocky, porque yo peleé allí. Con todos los deportes pasa lo mismo, no sólo con el boxeo. En una época de tu vida puedes hacer unos esfuerzos físicos que son imposibles cuando cumples más edad. Es como un coche de carreras, el motor tiene para 100.000 kilómetros y luego se acaba. -En su vida deportiva activa, ¿cuál fue su máximo rendimiento? -Yo tenía que pesar siempre 57 kilos con 150 gramos como mucho (peso pluma). No podía pasarme ni medio gramo. Llegaron a cortarme el pelo para dar el peso porque me pasaba 150 gramos, pero todavía me pasaba. Me envolvieron en unos plásticos para sudar y después no podía lavarme porque los poros abiertos absorbían la humedad y pesaba más. Me secaban el sudor directamente para que no volviera a coger ni un gramo. ¿qué te parece?. Por eso lo dejé, porque llegó un momento en el que no daba el peso. Yo hice trece defensas consecutivas del peso pluma de Europa y tuve que dejar el título porque no daba el peso y pasé a la siguiente categoría, superpluma, pero me encontré en años sucesivos con el mismo problema. El cuerpo, con el tiempo, va adquiriendo peso y ensanchando. A mí me trataba el doctor Ibáñez, que era el médico del Atlético de Madrid entonces. En aquellos años había mucha competencia, no era como ahora, y todo eran problemas. A mí me costaba más dar el peso que el combate. Yo tenía que defender el título contra la báscula. Era muy duro. Llegué a estar entrenando tres días sin comer, sólo con unas vitaminas que me daba el médico, que me aconsejó que lo dejara. No podía con mi cuerpo. Lo dejé el 20 de agosto de 1983. Luego volví a dos peleas más porque insistió el concejal de León. He sido preparador nacional, preparé a Santiago Bango, campeón del mundo de Full-Contac, pero desde hace cuatro años ya no hago nada. -Entonces, ¿cuál es la edad ideal para practicar el boxeo? -A partir de los doce años hasta los 35. Yo los guantes no me los pongo ni para el frío porque me los puse tanto.... Me encanta el boxeo, pero me dí cuenta de que eso ya no es para mí.

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