Las truchas que no has de comer¿

|||| Los bodegueros y los productores de uva están luchando a brazo partido para que las leyes que prohíben la publicidad de bebidas alcohólicas, tenga una consideración especial con el vino. Y es justo que lo hagan, ya que no solamente defienden muchos puestos de trabajo y una importante parcela de economía española, además están procurando mantener con vida un producto que significa mucho dentro de la cultura de este país. Naturalmente que hay que procurar que nadie beba con exceso, hay que conseguir que nadie pruebe el alcohol cuando después tenga que conducir¿ en fin hay que preservar la vida y la salud de los españoles, aunque siempre sin que haya que acabar con un producto tan arraigado dentro de la cultura gastronómica española, como el vino. Pero no pretendíamos hablar del vino, sino de las truchas. Una vez más recordamos que de habría que luchar para que las truchas de nuestros ríos pudieran llegar a las mesas de los restaurantes. Ni nos imaginamos el método reglamentario que sería necesario para hacerlo sin que ello supusiera un ataque a la supervivencia de la trucha, pero los pescadores, los funcionarios implicados y los mismos hosteleros deberían reunirse para intentar abrir una puerta a esta posibilidad, para lograr que las truchas de León puedan degustarse en los restaurantes leoneses. ¡Cosas más difíciles se han visto! Y viene a cuento este recuerdo a la reina de los ríos leoneses por la aparición de un espléndido libro titulado El recetario de la trucha, en el que el cocinero José Juan Castillo, de Casa Nicolasa, de San Sebastián ofrece más ciento veinte recetas de las diferentes maneras de las que se puede a cocinar la trucha. «Este libro -dice el autor- pretende dar a conocer a la trucha tanto como pez habitual de nuestras aguas, como por sus diversas formas de prepararlo. Para ello recogemos desde fritos y cocidos hasta marinados, desde ligeras ensaladas hasta platos contundentes, desde las exquisitas huevas de trucha hasta los ahumados¿ todo ello perfectamente explicado y clasificado para facilitar al cocinero, o al aficionado a la cocina, su preparación». Digamos que el extenso volumen está patrocinado por los criadores, por los empresarios dedicados a la explotación de piscifactorías, que son los que le ganan dinero a la trucha y los que se encargan de difundir sus bondades, labor encomiable y que nos parece estupendamente¿ pero ¿no podríamos encontrar un camino para que la reina del río pudiera reinar también las mesas de los restaurantes leoneses?