Velilla de la Reina
La asociación cultural Toros y Guirrios se esmera en poner a punto una tradición ancestral. Caretas de colores, armazones de madera y linos salen de los arcones para rememorar el antruejo
Toros de armazón de madera cubiertos con sábanas blancas y cintas. Guirrios vestidos con calzones de felpa, enaguas y camisetas blancas, con cencerros que cuelgan de su cinturón y cubren sus cabezas con fantásticas caretas rematadas con abanicos de colores que los miembros de la asociación cultural Toros y Guirrios de Velilla de la Reina preparan desde el mes de enero para dar mayor vistosidad a esta fiesta, declarada de Interés Turístico Provincial, en la que el atruejo rememora la fertilidad. El objetivo de estos personajes son las mozas casaderas, a las que persiguen, abrazan por la espalda y levantan por encima de los cuernos del toro. El antruejo de Velilla de La Reina se celebra de forma organizada desde 1979, aunque nunca llegó a perderse del todo. Los participantes ensayan este ritual desde varias semanas antes. Aunque no hay una danza establecida para los personajes hay unos pasos específicos para correr por las calles y cruzarse entre ellos. Correr o hacer el antruejo es un derecho de todos los vecinos, aunque la representación de guirrio o toro está reservado de los quintos. Colorido y vistosidad del atuendo se mezclan con el ruido de los cencerros, esquilas y carracas y sobre todo con pieles, huesos y calaveras y aperos de labranza.