Mercedes Clase C, renovación total

Dos millones de kilómetros de pruebas, más de un centenar de ensayos de choque y cuatro años de desarrollo... Mercedes sube el listón de su nueva Clase C, considerada por su fabricante como «la mejor de la historia» y que tiene en su punto de mira a los A4 de Audi y a la Serie 3 de BMW. Agilidad, confort y seguridad son los mimbres con los que la Daimler-Benz ha tejido uno de sus más importantes -sino el que más- pilares comerciales de la estrella plateada. Desde el diseño -no hay más que ver las fotografías- hasta el último tornillo , la Clase C ha sufrido una profunda remodelación que se declina en un coche que, en buena medida, hereda bastantes de los parámetros de sus hermanos mayores; por ejemplo, los faros de óptica única, implantados en los modelos de la superior Clase S o la posibilidad de elegir entre dos frontales diferentes: uno para el acabados Classic y Elegance y otro para la terminación Avantgarde. Detalles cromados y la estrella sobre el capó, como toda la vida , y un aspecto más deportivo, con una estrella encastrada en la calandra, para el acabado Avantgarde; incluso las llantas, y un interiorismo más deportivo, distinguen a esta versión. La nueva Clase C incrementa su longitud en 5,5 centímetros; su anchura en 4,2 y su batalla en otros 4,5 centímetros, a la vez que adopta, de serie para toda la gama, el tren de rodaje «Agility Control», con una desmultiplicación de dirección más directa (un 6%) y unos amortiguadores de tarado variable (más firme en función de la velocidad). Se trata de un ingenio que trabaja de forma hidroneumática, no electrónica; así, en una conducción relajada, los amortiguadores ofrecen un comportamiento «suave», mientras en conducción rápida el flujo de aceite es más rápido y, en consecuencia, el tarado se endurece para ofrecer un comportamiento -y agarre- más deportivo. Hasta puede elegirse la opción «Advance Agility»: muelles más cortos, amortiguadores más duros, barras estabilizadoras de mayor diámetro y una altura de carrocería rebajada en 15 milímetros. Consecuencia: un 20% de reducción del balanceo. Aún más, dentro de este paquete deportivo puede optarse también por la amortiguación de control electrónico, capaz de actuar sobre diversos parámetros del coche para establecer una ley de «amortiguación ideal» en cada situación de uso del vehículo. Cinco motores de gasolina y tres gasóleos mueven a la nueva Clase C. La gama de gasolina comienza con el C180 Kompressor, que aumenta de 143 a 156 CV, mientras que el C200 Kompressor gana una veintena de caballos, situándose en los 184 CV. En ambos casos, el compresor de estos tetracilíndircos es más pequeño y con menor inercia, de ahí la ganancia de potencia con, lo mejor, unos consumos sensiblemente recortados. Los nuevos V6 (4 válvulas por cilindro) ocupan el siguiente escalón de gasolina: el 2.5 litros C230 (204 CV) y el 3.0 litros C280 (231 CV), mientras que el actual tope de la gama se cifra en los 272 CV del C350 (3.5 litros) unido a un cambio automático de 7 velocidades. El apartado diesel, siempre con filtro de partículas, arranca con los C200 CDI (136 CV) y C220 CDI (170 CV), en tanto que el tope es el V6 C320 CDI de 224 CV. Todos los motores montan de serie el cambio manual de 6 velocidades y, opcionalmente, la caja automática de 5 relaciones en los motores de cuatro cilindros y la 7G-Tronic solamente para los V6. En el lanzamiento comercial, previsto para la última semana de marzo, se dispondrá de todos los motores excepto del 320 CDI (mayo), el 180 K y 230 (septiembre) y el espectacular V8 C63 AMG (500 CV) que no llegará hasta febrero de 2008. En definitiva, un modelo que supera ampliamente a su antecesor (también en sistemas de seguridad, heredados de la Clase S), con el que los responsables de Mercedes esperan superar los 1,4 millones de unidades vendidas de la anterior Clase C.