Un hito
|||| El «desarrollo virtual», por rapidez de realización -año y medio- y el sistema de trabajo «matemático», ha supuesto todo un hito en la historia del fabricante transalpino. La utilización de sofisticados cálculos matemáticos y la aplicación a la automoción de los últimos avances en realidad virtual han permitido reducir drásticamente los tiempos de desarrollo de un nuevo modelo. En el caso del Bravo, este periodo se ha cifrado en año y medio hasta la «creación» del vehículo. Lo más significativo de este desarrollo no has sido solamente la reducción de los tiempos, lo que permite aproximar el modelo a las necesidades reales del mercado, y de los costes (se disminuye el número de prototipos), sino que ha mejorado exponencialmente la cantidad y calidad de los ensayos y mediciones realizadas. La virtualización del automóvil permite también disponer de un número prácticamente infinito de prototipos que pueden someterse a un número ilimitado de pruebas lo que, entre otras cosas, permite aplicar los métodos estadísticos de optimización y de «diseño robotizado», de forma que el Bravo se ha sometido, virtualmente, a muchos más controles de los tradicionalmente realizados con los prototipos «físicos». Además, con estas pruebas, es posible medir una cantidad de información vetada a las mediciones experimentales clásicas. En la práctica, la construcción de los modelos matemáticos permite a los ingenieros adquirir un conocimiento del automóvil mucho más profundo que en el pasado, evaluando así sus comportamiento «real» hasta en sus más mínimos detalles. El nuevo Bravo se produce en las instalaciones que Fiat mantiene en Piedimonte S. Germano (Frosinone, Italia) y su fabricante prevé fabricar anualmente 120.000 unidades, que se venderán en 55 países.