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A este reo ya se le acabaron las Angustias

Instituciones Penitenciarias concede un permiso especial a un recluso leonés para que confeccione, durante su tiempo de trabajo, el nuevo bajo trono del paso sobre el que procesionará La Piedad el día de Martes Santo

NORBERTO

Publicado por
MIGUEL ÁNGEL ZAMORA | texto
León

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Cumplió ayer mismo 70 años. En los tres últimos ha tenido por compañera maldita la sombra de una condena de corte penal por la que sólo Dios y él ajustarán cuentas algún día. ¿Quizá el del Juicio Final?. En el de la tierra, fue hallado culpable, aún con la oposición de 800 vecinos de su pueblo, Fresno de la Vega, y de más de 2.000 de Valencia de Don Juan, que firmaron a favor de su absolución, porque le consideraban inocente. «Hubo colectivos que quisieron ejemplarizar con su caso, y esa fue su perdición», sostienen los que le rodean. El caso es que Felipe Fernández Pérez («puedes publicar mi nombre, no me escondo de nada») se encuentra actualmente en situación de tercer grado penitenciario. Ahora, incluso se ha suavizado más su condición, si cabe merced a la intercesión de la Cofradía de Nuestra Señora de Angustias y Soledad ante la Dirección General de Instituciones Penitenciarias, para que se le permita trabajar en el proyecto estrella de este año: la confección del nuevo bajo trono de La Piedad, que procesionará el día de Martes Santo por las calles de la capital. Un hermano de la Cofradía supo de su existencia, a medio camino entre la casualidad y el destino. Los papones andaban buscando la manera de darle otro aire al paso. Felipe supuestamente no necesitaba medidas de reinserción social, pero le podían venir bien a efectos burocráticos. Aquí paz, y en Semana Santa, gloria. Trabaja una nave cercana a Santa Olaja de la Ribera, y siempre a mano. «El arte de verdad no es inventar una máquina muy buena, sino tener manos que sepan hacer buenas tallas». Lleva ya dos meses de tajo: «Yo creo que al ritmo de trabajo que llevamos, acabaremos justo un par de días antes de la procesión. ¿Miedo? ¡Que va, hombre...! Es la salsa, la tensión esa de los últimos días, yo creo que te hace verlo incluso más bonito». El abad de la cofradía, no está tan convencido de querer emociones fuertes: «La Lanzada nos la entregaron la tarde de Jueves Santo (sale el Viernes Santo) y no tengo más ganas de tentar a los infartos». Felipe explica aquí, apunta allá, compara esto, calcula lo otro... No para. «La madera es la clave. Primero hubo que presentar el proyecto a los hermanos de la cofradía en una cena, luego elegir los materiales. El encolado es crucial. El futuro es anteayer Nogal en la materia prima. «Da mejor color y más resultado». Nogal (Agustín) al frente de la Hermandad: «Ya estamos pensando en proyectos para la Semana Santa del 2008, y no hace mucho nos planteamos hacerle otro bajo trono a La Lanzada, pero el tema quedó paralizado, y a lo mejor hay que recuperarlo más adelante». El ebanista-escultor y el papón-jefe miran con el mismo mimo lo que van dejando al descubierto las virutas: «Yo empecé en una carpintería de pueblo, con una navaja, de crío, y aquí sigo, para lo que haga falta», dice el artista. «No hay otro igual en la provincia», sostiene convencido el regente. «Ya no queda gente que trabaje la madera como él sabe. Es un oficio que se está perdiendo, pero es que además, tiene algo especial». Filosofía artesanal «De lo que se idea en el papel a lo que te sale luego en la realidad, cambia mucho», explica el ebanista. «Hay veces que se te estropea la madera y hay que cambiar. Todo estos diseños que ves aquí» (no para quieto un segundo, va y viene constantemente) «parecen simétricos, pero no lo son. Podría utilizar una caladora y un pantógrafo, y tirar del taladro, hacerlo exacto, pero es mecánico, pierde gracia y valor. Para vender muchas piezas y hacer negocio de dinero, están otros. Eso no es trabajar la madera. Lo mío es el arte». Mejor de noche Trabaja de día para ganar tiempo y porque en la visita de hoy hay cámara. «A mí, cuando más me gusta hacer las cosas es de noche. El silencio y la calma me aportan tranquilidad, dan otra inspiración. Me llevo mis piezas a casa y hay veces que me dan las tres de la mañana y sigo dándole al asunto, pero tiene su encanto». Valencia de Don Juan alberga una exposición de medio centenar de escudos heráldicos suyos «a mano, por supuesto». En Fresno de la Vega también hay dos tallas de San Andrés que llevan su firma. «Y la cantidad de dibujos que habré roto, porque en un momento dado, me parece que no tienen calidad, o que no me han salido bien, y los rompo», explica. La peor parte de la crítica le viene... de la familia. «Estás ahí matándote por hacer las cosas bien, todo contento por lo que te va saliendo, y de repente vienen los de casa, lo ven y te echan por tierra todo el asunto. Antes me minaban la moral. Ahora tengo remedio: no dejo entrar a nadie a verlo, y punto». Además de las labores de innovación, las de mantenimiento también comportan una parte básica del trabajo. «Queremos cambiar la vara de todos los pasos, y ponerlas rectangulares. Parece ser que los braceros se quejan de que son incómodas, y por lo que nos han dicho, se van a dejar 'redondas' solamente las de Nuestra Señora de las Angustias». La talla titular de la cofradía data de 1944, y es obra de Víctor de los Ríos. En 1984 se realizó una ampliación a cargo de Luis Estrada. Casi un cuarto de siglo después, se acomete una tarea que, más que una reforma es «una forma de enriquecer el trono». El futuro está en el Este No hay excesiva vocación por la continuidad de tareas como la suya en provincias como la nuestra. «Los mejores especialistas en tallas están en el Este ahora. Es normal. Tienen una tradición particular, han estado muy relacionados siempre con la iconografía y además, por las condiciones sociales que han estado soportando en los últimos años, tienen que agarrarse a lo que sea y aceptan trabajos que aquí, no gustan tanto» reconoce Felipe. El espíritu de superación está presente en todo momento durante la obra. «A mí me gusta mejorar las cosas siempre que puedo, pero es que además, la Cofradía también lo hace, entonces, perfecto para todos». La gubia y su dueño siguen su particular relación de pareja cuando se cierra la puerta del taller. Los dos se han hecho compañía toda la vida. Incluso durante la última etapa de los tiempos de reclusión. Tenía permiso para seguir tallando...