La celebración de los aniversarios tienen la virtud de forzar la memoria, el recuerdo sobre una situación injusta o grave. También tienen el riesgo de que después nadie se hace cargo durante los 364 días que faltan para el aniversario siguiente. No es el caso de la guerra de Irak. Los muertos diarios son un aldabonazo en nuestras conciencias, no hacen falta recordatorios. Mucha gente protesta en todo el mundo, sobre todo en las grandes ciudades norteamericanas. Los responsables de esta guerra deberían dar muchas explicaciones. Hoy nos centramos en lo que ha supuesto para el pueblo norteamericano. Los miles de millones de dólares que ha costado esta guerra al tesoro norteamericano, aunque el control del petróleo pueda resarcir después las cuentas, ha provocado una reducción notable de los programas sociales. Leslie Kielson, activista de la organización
no tiene reparo en admitir que las manifestaciones de estos días contra la guerra en Irak tienen dos motivos: los muertos y el dinero que cuesta. Por eso el slogan de su manifestación en Nueva York es: «Ni una muerte más, ni un dólar más». Es la cruda realidad, en muchas ocasiones las conciencias se activan más si tocan tu bolsillo. A día de hoy es posible que haya algo de luz al final del túnel iraquí. La celebración de la conferencia de seguridad es el reflejo de un cambio sustancial en la Casa Blanca: hablar con Irán y Siria. La negociación no es fácil porque Teherán insiste en su programa nuclear pero es un elemento sustancial para una eventual solución. El día a día, es imparable: los aires acondicionados iraníes en tiendas iraquíes, los tomates iraníes en cocinas iraquíes, los coches
Peugeot blancos hechos en Irán dispuestos a ser vendidos en Irak o la compra de electricidad iraní para ciudades como Basora, de gasolina para aliviar la escasez o la apertura de una sucursal de un banco iraní en Bagdad. Crece la influencia iraní en la economía de Irak, es evidente, el comercio entre ambos países ha crecido un 30%. También se han producido donaciones para la reconstrucción de servicios para peregrinos chiitas iraníes a las ciudades santas de Nayaf y Kerbala. Ahora toca que encajen los intereses políticos y energéticos, y haya un buen equilibrio entre chiíes y sunníes.