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Benteley Brooklands, superlativo... Pura tradición británica

Fabricado artesanalmente y animado por el motor más potente jamás construido por la «B» alada (V8 de 537 CV). Bentley firma 550 unidades del mastodóntico Coupé Brooklands, que rinde culto al mítico circuito oval británico de los años veinte y t

Publicado por
JAVIER FERNÁNDEZ | texto J. F. Z. | texto
León

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El Brooklands, cuyas primeras unidades comenzarán a entregarse en la primera mitad de 2008, marca la vuelta de Bentley, y de la legendaria factoría de Crewe, a la realización de los potentes -potentísimos- coupés de lujo: motor V8 biturbo de 6,7 litros y 537 CV (¡107 metros/kilo de par!), en una impresionante carrocería de cuatro plazas, con llantas de 20 pulgadas, y vestida por la mano de artesanos que utilizan técnicas tradicionales en el tratamiento del cuero y la madera y con las que Bentley ha acabado por obtener el reconocimiento mundial. Aunque el nuevo Brooklands se inspira en las formas de los tradicionales coupés de la marca, sus líneas resultan ser de lo más actuales: alargado capó, morro «chato» -norma de la casa-, perfilado techo y un largo voladizo zaguero consiguen que el coche presente unas espléndidas proporciones estéticas. Mientras la pronunciada inclinación del parabrisas y la luneta trasera, amén de la ausencia de pilar central, confieren al Brooklands una sensación de potencia y movimiento. Además, dado que el modelo se construirá en un reducido número de unidades (550 para todo el mundo), los diseñadores han sido capaces de introducir características singulares, que precisan de elementos especiales en la producción artesanal, como es el caso de la luna trasera «flotante» un detalle contemporáneo que tiene su origen en las carrocerías más tradicionales del fabricante. La parte inferior de la luneta se asienta sobre el borde superior de la tapa del maletero, lo que permite configurar una impecable línea de zaga en el diseño general de la carrocería, a la vez que la adopción de las llantas de 20 pulgadas, como equipamiento de serie, acaban por reafirmar un aplomado aspecto, estético y funcional, al coche. Cuatro lujosos butacones individuales, trufados de deportividad y con ajustes electrónicos, confieren un punto de exclusividad a un interiorismo realzado por la utilización de materiales de primerísima calidad. Incluso los clientes del Brooklnads tienen la oportunidad de realizar «a media» el habitáculo, mediante la elección del tipo de cuero, los metales, los tonos de la tapicería y el color de los cinturones de seguridad, así como el conjunto de pedales y reposapiés en aluminio. El habitáculo del Brooklands es bastante más amplio en sus zonas delantera y trasera que lo fuera el del antecesor Continental R Coupé, con lo que sus ocupantes dispondrán ahora de mucho mayor espacio para las piernas, rodillas y cabeza que en cualesquiera de los coupés de lujo que se venden en la actualidad. Incluso se ha revisado al alza el diseño y organización de la consola central. Legendario V8 Lanzado en el Bentley S2 de 1959 con una cilindrada de 6,2 litros, el legendario V8 ensamblando en Crewe ha evolucionado constantemente. Construido íntegramente en aluminio, aquel pionero V8 ya fue un motor muy avanzado para su época: 200 CV, casi 42 metros/kilo de par y un cigüeñal de cinco apoyos propiciaban una enorme elasticidad de funcionamiento y recuperaciones desde los regímenes más bajos, una característica que los técnicos de Crewe han mantenido escrupulosamente a lo largo de los años. En 1969 la capacidad del V8 aumentó hasta los 6,7 litros (cilindrada que se mantiene hasta hoy). Aunque el cambio más significativo llegaría en 1982 con la adopción del turbocompresor en la versión Mulsanne Turbo (300 CV) en clara alusión a la famosa curva de las 24 Horas de Le Mans, un modelo que cambiaría radicalmente la imagen de Bentley. El V8 turboalimentado, entonces ya con inyección de combustible e intercambiador de calor, se instalaría (1999) en el Arnage que, con la adopción de los dos turbocompresores (2002), rondaba los 460 CV de potencia. En el Arnage de este año 2007 (507 CV), el V8 ha subido el listón de su rendimiento y, a la vez, se ha convertido en el punto de partida de la motorización que anima al Brooklands: árbol de levas rediseñado, turbocompresores de baja inercia (mejor rendimiento a bajo régimen) y una significativa reducción en el tiempo de respuesta concluyen en la perla motorística que anima la más reciente realización de Crewe. Como en el Arnage, el propulsor V8 del Brooklands viene asociado a una caja automática de 6 relaciones que, en modo semiautomático (secuencial), permite elegir manualmente las marchas. La célebre frase acuñada por Ettore Bugatti -»los camiones más rápidos del mundo»- en referencia a los inalcanzables Bentley que dominaban las carreras de los años 20, no sólo ha quedado para la historia... también como reflejo de la «impotencia» de otro constructor genial. El aforismo, muy bien puede seguir aplicándose hoy... al Brooklands Coupé. Todo comenzó cuando un ingeniero de ferrocarriles, Walter O. Bentley, más conocido como «W.O.», decidió que la «música» del motor de combustión interna le resultaba mucho más dulce que la de las locomotoras de vapor. Así que, en 1912, Walter abandonaba la «Great Northern Railway Locomotiva Works» y recababa los fondos suficientes para comprar una pequeña compañía importadora de los coches franceses DFP. En una visita a la fábrica DFP (1913), a «W.O.» le llamaría poderosamente la atención un pisapapeles de aluminio. Así le llegaría la «inspiración» de usar ese ligero metal, en lugar del hierro, para la fabricación de los pistones de los motores, inicialmente lanzados en los aviones Sopwith Camel utilizados en la Gran Guerra y de ahí... a la gloria. Al final de la contienda, Bentley recuperaría la trayectoria automovilística con el desarrollo de un motor para coches de carreras, el Experimental Bentley: «un coche rápido, un coche bueno, el mejor de su clase»... afirmaría «W.O.»; y así lo hizo y así lo sufrirían sus competidores. En los años 20, con un coche dotado con motor de 3.0 litros y 85 CV, la Bentley Motors establecería numerosas marcas de velocidad y resistencia, compitiendo con éxito en las 500 Millas de Indianápolis, la Isla de Man... y Brooklands. Su historia, la de «los camiones más rápidos del mundo», quedaría ya indisolublemente ligada a la de las legendarias 24 Horas de Le Mans (1924, 1927, 1928, 1929 y 1930). Los «Bentley Boys» (los Chicos de Bentley: D¿Elanger, Barnato, Birkin, Jack Dunfee, Kidston, Benjafield, Chassagne y Clement) a bordo del mítico modelo 4.500, aquel del prominente compresor en el achatado morro, ejercerían un «insultante» dominio sobre el trazado de La Sarthe... la historia se convertía en leyenda.