Fiat 500, medio siglo después...
«Decíamos ayer...» Medio siglo después, Fiat reinventa el utilitario. Del «todo atrás» al «todo delante», el Cinquecento del XXI se declina ahora en un elitista icono «de diseño» cuyas formas se inspiran en el 500, y 600, que entonces supusiero
Guiño a los orígenes de la popularización motorizada. No es banal la elección de la fecha, ni del momento. Hace cincuenta años, en julio de 1957, Fiat lanzaba al mercado italiano lo que, al cabo, terminaría por convertirse en referencia europea -también el Seat 600 en España- de la masificación automovilística de mediados del XX. Si el Cinquecento abrió caminos a la popularización motorizada, el moderno 500, que comenzará a venderse a primeros del próximo septiembre, cambia la propulsión trasera por la delantera, lo espartano de su antecesor por el modernista estilismo de un glamuroso interiorismo y el petardeante bicilíndrico de entonces por los evolucionados motores de gasolina y gasóleo JTD Multijet que pueblan hoy los catálogos del fabricante. Con el nuevo 500, Fiat se apunta a la corriente retro que vienen cultivando desde hace algún tiempo otros fabricantes europeos (BMW con el Mini, VW con New Beetle) y americanos (Chrysler con el PT Cruiser, Ford con el Mustang). Urbanita caprichoso, el nuevo 500 recupera la estética del que, en su día, fuera el modelo más popular de Fiat lo que, como fácilmente puede suponerse, ya es todo un seguro de aceptación por parte de quienes pretendan poseer -y conducir- un coche diferente en una época cuajada de automóviles cortados por el mismo rasero. Inspirado en las formas del abuelo , en formato reducido (3,55 metros de largo), tomando como base la plataforma del Panda, vestida en tres puertas y con capacidad para cuatro pasajeros, Fiat se lanza -de nuevo- a la conquista del corazón de los nostálgicos o, por mejor decir, de sus nietos. Nada se ha dejado al azar. El salpicadero del 500, realizado en material sintético y pintado en el mismo color de la carrocería, simula la terminación en chapa vista dela ancestro. Igual que el cuadro de instrumentos, con esfera única y, eso sí, varios relojes concéntricos (velocímetro, cuentarrevoluciones, temperatura de agua y nivel de combustible) de abigarrada grafía y con una consola central también de lo más nostálgica. Para que nada falte, el volante (multifunción, des luego) está realizado en todos pastel... nada que ver con aquel alambre de entonces, aunque sin romper un ápice la magia de la sugestión. Mientras la disposición general de los mandos, los asientos y sus reposacabezas circulares recuerdan poderosamente a los del Panda. Sus cuatro plazas -¿recuerdan cuantos «entraban» antaño en un 600?- dejan 170 litros de maletero donde, los tiempos son los tiempos, se aloja una galleta de emergencia a modo de rueda de repuesto. Huelga decir que el 500 dispondrá de los habituales elementos de seguridad pasiva al uso (airbag frontales, también de rodillas para el conductor, laterales y de cortina). Compacto y estilizado, el nuevo 500 resulta exteriormente de lo más proporcionado y ofrece una estética «para gustar»: formas redondeadas, más voladizo posterior que frontal y unos trazos que, sobre todo en la parte delantera, recuerdan poderosamente al antecesor. Tampoco el fabricante (Fiat) y su diseñador (Frank Stephenson, también realizador del Mini moderno) se han olvidado hoy de la, antaño, versión descapotable del Cinquecento. Así que, aquel techo de lona corredizo se deriva ahora en un opcional vidrio ahumado panorámico, que ocupa la mitad del techo, en perfecta combinación de clasicismo y modernidad. Motores Además de recuperar la deportiva denominación Abarth -acuérdense de aquellos 1.000 TC- el nuevo 500, con tracción delantera, heredará algunas de las mecánicas del Grande Punto: 1.2 litros de 69 CV y 1.4 (16 válvulas) de 100 CV (ambos de gasolina) y el turbodiesel Multijet 1.3 JTD de 75 CV, aunque tampoco se descarta la versión de 90 CV. Los cambios serán manuales de 5 marchas y, opcionalmente, el cambio automático robotizado DFN que se montan en los Lancia Ypsilon y Musa. Aunque todavía es prematuro, puede ser que la versión Abarth adopte el motor de gasolina T-jet de 120 CV y caja de 6 velocidades, que incluso podría llegar a los 150 CV para, como apuntan algunas fuentes, «vérselas» con otro mítico... el Mini Cooper. Así que, ya ven...Fiat revive la magia del mito.