Diario de León

El peligro silencioso e inodoro

El último accidente por escape de gas, en un edificio de Palencia, recuerda el peligro que acecha a las viviendas cuando las instalaciones o los sistemas de seguridad no son los adecuados. En los últimos siete años se han registrado en España 4

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TONI LONGUEIRA | texto MANUELA MARIÑO | gráfico
León

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Silencioso, rápido, peligroso, en algunos casos inodoro y en muchas ocasiones mortal. Se trata de las fugas de gas. Uno de los mayores factores de riesgo en las estructuras de los edificios españoles y los inquilinos que los habitan. Desde el año 2000 se han registrado en España nueve accidentes mortales. En total, 41 fallecidos y 32 heridos de diversa consideración. En Galicia no hubo que lamentar ningún daño personal, aunque sí algunos sustos como el ocurrido en el barrio coruñés de San Pedro de Visma, cuando un joven que volvía de marcha alertó a los vecinos de que el inmueble desprendía un fuerte olor a gas, por lo que se requirió la presencia de los bomberos. El último siniestro grave se produjo en Palencia el pasado lunes, día 30, cuando un edificio de cinco plantas, situado en la calle Gaspar Arroyo, se vino abajo por una potente explosión de gas que, según las primeras pesquisas oficiales, se originó en el tercer piso. Estos desastres vuelven a poner el debate encima de la mesa: ¿se trata de instalaciones defectuosas o simplemente de una mala manipulación? ¿Es beneficioso el gas ciudad o tenemos que estar pendientes de cómo actúan los vecinos? Uno de los males endémicos del sector es la subcontratación. Muchas empresas dedicadas a la instalación del gas absorben la carga de trabajo de las grandes firmas. El principal objetivo es abaratar los costes de producción. Eso sí, sin tener en cuenta, en muchos casos, la profesionalidad de los trabajadores contratados. Un ejemplo de la escasa preparación de los empleados encargados de instalar las tuberías generales es el número tan alto de incidentes que se producen al hacer las zanjas, ya que no se fijan en la ubicación exacta de las cañerías por donde circula el agua, produciéndose así fugas. O lo que es más grave, una excavadora que realiza obras de mejora en el suministro revienta la tubería principal del gas, que es lo que sucedió en marzo en la calle Rosalía de Castro de Bueu. Un 15% más caro En Galicia, el coste que le supone a un vecino instalar el gas ciudad es hasta un 15% más caro que en el resto de España. El argumento de las compañías es que la comunidad autónoma tiene un alto grado de dispersión poblacional. La orografía es, según las compañías que ofrecen estos servicios, la segunda causa que explica que en A Coruña o Pontevedra se tenga que abonar hasta 700 euros más que en Ávila por el mismo trabajo. Las instalaciones de gas, tanto de butano como de ciudad, han de permanecer totalmente estancas debido al peligro que entrañan. Un mínimo escape puede provocar las imágenes dantescas vividas en Palencia. Este es el motivo por el que las obras tienen que ser realizadas por profesionales acreditados que emplean sistemas sofisticados de soldadura que son capaces de resistir temperaturas de hasta 700 grados centígrados, evitando así un incendio de grandes proporciones que provoque a su vez un desastre de imprevisibles consecuencias. Por su parte, las tuberías tienen que ir por fuera de las paredes de los edificios con la finalidad de que se detecten mejor las fugas. La instalación obliga a disponer de un sistema de ventilación que permita la entrada y salida del aire. Estos orificios de entrada y salida tienen que estar bien protegidos por rejillas, para evitar que alberguen elementos extraños, y no deberán estar obstruidos ni taponados. Además, la instalación debe ser revisada periódicamente por un especialista en la materia, que tendrá que acreditarse adecuadamente.

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