Ser mujer ya no es lo que era
Se elige cuándo tener la regla, cuándo quedarse embarazada y cuándo parir. Las mujeres del siglo XXI están aprendiendo a decidir por ellas mismas.
Mamá, ya!». La frase, críptica para las generaciones actuales, se convirtió en un icono de modernidad en los ochenta, cuando la regla no era tal: era la prima comunista, la prima pelirroja... Las chicas hacían encaje de bolillos para soslayar la playa en unos días en los que las abuelas decían que no se podían tomar helados o lavarse el pelo. Sólo hay que revisar el capítulo apropiado de Verano azul . Y eso en la generación de las que ahora son madres, porque si uno se remonta al pasado, la menstruación era el secreto mejor guardado de una casa, incluso para las propias mujeres. Y no sólo la regla: las chicas no sabían nada de sexo cuando se acercaban por primera vez con su marido, caían embarazadas y se daban cuenta con la tercera falta y parían tras veinticuatro horas de dolor. No podían acudir a los bautizos de sus hijos por ser impuras durante el puerperio y a veces hasta tenían que sufrir ritos tan increíbles como los lavados vaginales con caldo de gallina. A los cuatro o cinco meses, si no antes, se quedaban embarazadas. Otra vez. Hoy, en cambio, las niñas de 15 años van al ginecólogo, tienen relaciones sexuales antes de la mayoría de edad, usan tampones desde la primera menstruación y la pastilla les protege de embarazos no deseados desde el primer momento. Esperan a cumplir los treinta para embarazarse y desde el mismo instante de la concepción cuentan las semanas de su bebé, del que conocen el perfil meses antes de nacer. Este último capítulo, el parto, se ha convertido en un trámite, y las cesáreas ya no son operaciones a vida o muerte, sino ajustes del calendario de médico y paciente; además, la cicatriz no atraviesa el cuerpo de la mujer, sino que sonríe para que la madre pueda ponerse bikini el siguiente verano. La última vuelta de tuerca es el auge de métodos anticonceptivos que, además de su labor, hace que la regla sea cosa del pasado. En Estados Unidos se comienza a vender una pastilla que elimina cualquier menstruación, pero eso es algo que casi se ha conseguido en Occidente gracias a cuatro sistemas: la minipíldora, que consigue que el 20% no tenga sangrados; la inyección trimestral y el implante subdérmico, con un 40% de amenorreas; y el DIU hormonado, con un índice de éxito en eliminación total de la regla del 60%. La pregunta que uno se hace es si la regla es realmente necesaria. Xosé Anxo Vidal, director del Centro de Orientación Familiar (COF) de A Coruña, explica la gran diferencia de las mujeres de ahora con las de hace cien años en cuanto a la regla: «As nosas avoas non tiñan nin dez regras ao ano» . Se casaban jovencitas y tenían embarazos seguidos de lactancia y más embarazos hasta casi la menopausia. Y sin problemas. «Hoxe ter a regra é unha opción da muller. Que queres gastar todos os meses un diñeiro en compresas e tampóns... pois moi ben» , dice el doctor Vidal, para quien no existe un perfil tipo de paciente, sino mujeres que quieren librarse de regla durante el tiempo que necesiten o prefieran. El desconocimiento general sobre los nuevos sistemas tiene mucho de económico: «A minipíldora supón 1 euro ao mes, pero a inxección sae por 0,1 euros e o DIU con prostáxeno nós os poñemos gratis, aínda que na privada pode saír por 400 euros » . LA VIDA NO ERA FÁCIL PARA ELLAS