«Todos tenemos necesidades afectivas»

|||| Maribel Campo es toda una experta en explorar los recursos del colectivo de personas de movilidad reducida. Investigadora de la Universidad de Salamanca, no se cansa de repetir que «todos tenemos necesidades afectivas». Y cita sus estudios en textos de otros expertos que, antes que ella, han profundizado en la materia, como el catedrático Félix López, también de Salamanca. Según Campo, en el libro titulado Sexo y afecto en personas con discapacidad el catedrático proclama la importancia de la sexualidad «en cualquier persona». No obstante, destaca que en el caso de los minusválidos, la sexualidad despierta una serie de prejuicios relacionados con la genitalidad y con la procreación, principalmente. Esto lo describe Maribel Campo como una serie de «mitos y falsas creencias». Y apostilla que «la falta de información despierta una curiosidad que acaba por convertirse en tabú» si no se sabe canalizar. Es el caso de la acogida social que ha tenido el suceso de José Antonio Navarro, quien pretendía solucionar sus carencias de afecto mediante la vía de la prostitución. El colectivo de personas dependientes y de movilidad reducida busca a menudo la integración mediante relaciones interpersonales, a través de la paternidad y, como no, por mediación de la sexualidad. Esta integración debe comenzar, en opinión de la experta salmantina, desde la infancia. «Es significativo que los compañeros del colegio acompañen a casa al discapacitado y no sea su madre la que lo vaya a buscar todos los días», explica Campo. Esto también se aplica al ámbito laboral: «Si no accedemos al empleo, no hay una red social que nos respalde. Tenemos una baja representación social, lo que llega a convertirse en un hándicap», agrega. El ocio, la cultura, la gestión del tiempo libre... La experta reivindica la igualdad en todos los planos. Eso sí, «hay que dejarse ver», apunta. La investigadora se refiere a que a menudo los discapacitados buscan sus relaciones afectivas a través de Internet, por ejemplo. Esto puede crear un «riesgo de aislamiento social» entre el colectivo. Derecho a tener hijos Otro de los aspectos que defiende Maribel Campo, también postrada en una silla de ruedas, es «el derecho a tener hijos si queremos». Y es uno de los sueños de José Antonio Navarro, el discapacitado ferrolano. Para esto hay que tener en cuenta varios factores, según la experta. Uno de ellos es el tipo de discapacidad: adquirida o congénita, como en el caso de Navarro. En función de esto, Campo explica que «se necesita una educación diferente para readaptar el modelo sexual» de cada persona. Pero antes, destaca que es necesario que la pareja asuma su discapacidad, «tanto desde el plano de la imagen corporal como de la autoestima». En el caso de José Antonio, está claro que las limitaciones físicas son mayores que en el de una discapacidad media. Sin embargo, la experta reconoce que, por ejemplo, «una lesión medular puede no afectar para que una mujer tenga hijos», y lo mismo se aplica a los hombres. El único freno está en evitar movimientos bruscos, por ejemplo. «La fertilidad, la libido y la capacidad para tener hijos no varía porque se sea discapacitado», sentencia Campo. Una vez en el embarazo, los discapacitados se encuentran con «casos en los que las mujeres tienen que instruir a sus propios médicos» ya que reconoce que en España no está totalmente aceptado. La mayoría de los partos se producen, en estos casos, por cesárea. Esto se debe a que, según Maribel Campo, «según con qué lesión, no se puede empujar». Si bien en España no está documentado estadísticamente, la experta concluye que en Estados Unidos se realizan 43 de cada 100 partos de minusválidos por cesárea.