Diario de León

Volvo C30, atractivo diseño y sugestivo dinamismo

Rompedor en lo estético y apasionante en lo dinámico. En un mundo presidido por la funcionalidad, el C30 acuña para Volvo el apelativo «diferente». Con casi una treintena de versiones, los precios de la gama C30 oscilan entre 20.575 y 35.095 eu

Publicado por
JAVIER FERNÁNDEZ | texto
León

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Compacto y expresivo. Manejable y dotado con potentes mecánicas, el C30 resulta ser la primera experiencia de coche pequeño en los catálogos del fabricante sueco. Más acostumbrado a las grandes berlinas, y Station Wagon, Volvo se ha lanzado a la aventura del compacto con una realización que, sobre todo, «entra por los ojos». Heredero por vía directa de aquel -también rompedor- coupé 480, pionero de los Volvo «todo delante» (motor y tracción delantera), el C30 supone todo un revulsivo estético, tecnológico y comercial en los planteamientos de la marca. Gracias a su tamaño compacto, el C30 resulta muy ágil de manejo, en una perfecta combinación ciudad/carretera. Construido, además, con los mismos parámetros de seguridad activa y pasiva que han sido tradicional bandera en Volvo: carrocería sólida -compacta, en este caso- y amplia batalla -distancia entre ejes-, lo que contribuye a sus evidentes bondades ruteras. El C30 recupera para Volvo el espíritu de los modelos compactos con una realización de lo más expresiva , en la que se rinde culto a la fórmula de las cuatro plazas individuales -también utilizadas en el ancestro 480-, con las dos traseras centradas, lo que propicia un mejor reparto transversal de masas, una mejor protección en caso de impacto lateral -los asientos están más «alejados» de los laterales de la carrocería- y una mayor visibilidad longitudinal para los ocupantes de esas plazas. Dotado de un típico frontal «marca de la casa», la singularidad estética del C30 hay que buscarla en una zaga en burbuja capaz de marcar diferencias con sus demás enemigos naturales (Alfa 147, Audi A3, BMW Serie 1...) por mucho que la capacidad del maletero no sea de las más holgadas (no se olvide que se trata de un coupé), aunque sí es muy accesible y con posibilidades de transformación. En el interior, la vanguardista herencia de los S40/V50 se traduce en la consola central hueca por detrás, con botones minimalistas y una cuidada ergonomía que permite la rápida localización de los dispositivos de control del coche. Incluso se cuenta con innovaciones como el sistema de alerta luminosa interior BLIS que, situado en los triángulos de los retrovisores, avisa al conductor de la presencia de otos vehículos en el llamado «ángulo muerto» alrededor de nuestro coche y que se revela de lo más práctico en el tránsito urbano. La adaptación del coche a la carta , lo que Volvo define como «diseño individualista», es otra de las posibilidades que ofrece la gama C30: kits de carrocería, tubos de escape sobredimensionados y colores interiores coordinados en dos tonalidades. Incluso puede adoptarse un chasis deportivo (más bajo en su altura al suelo que las versiones normales) y con llantas de aleación de 18 pulgadas. En el capítulo motorístico, la gama C30 propone un par de guindas : el turbodiesel D5 (180 CV), que se une a un impecable cambio automático secuencial de 5 marchas Geartronic y el contundente T5 (220 CV) que, además de combinarse con el Geartronic, puede unirse a una caja manual de 6 velocidades. Se trata, en el caso del D5, de todo un carrerista diesel que hace gala de un alto nivel de dinamismo, fácil de conducir, de mantener cruceros altos y con capacidad para plantarle cara a realizaciones de las consideradas deportivas. La clave del buen comportamiento dinámico hay que buscarla en su compensado chasis, muy bien elaborado, que absorbe con autoridad el peso del motor de cinco cilindros sobre el tren delantero, de forma que el C30 no acusa un comportamiento subvirador como cabría suponer de su condición de «todo delante» (motor y tracción delantera). Así, el coche apoya neutro y no tiene mayores problemas en atacar , sin aspavientos, revirados trazados de curvas enlazadas. Obviando, además, los siempre incómodos balanceos de carrocería. En definitiva, una mecánica suave y elástica que hará disfrutar a su conductor sin, eso también, nos consumos disparados: alrededor de los 7,8 litros como media, lo que nos permitirá superar ampliamente los 600 kilómetros sin necesidad de repostar. Quien desee un gasóleo «intermedio» y menos drástico, puede optar por la versión tetracilíndrica 2.0D de 136 CV (origen PSA), capaz de combinar el refinamiento técnico con unas, como su hermano mayor, también excelentes condiciones dinámicas que, eso sí, hacen gala de una mayor confortabilidad habida cuenta -como el lector ya habrá supuesto- unos tarados de suspensión menos firmes que los del D5, mientras el consumo se reduce en prácticamente un litro (6,8 de media) lo que se traduce en un centenar de kilómetros más sin visitar el surtidor. Volvo apuesta por el diseño, también por el dinamismo, con el C30; un coche «distinto» y tan sugestivo que se ha convertido ya en una de las propuestas más rompedoras del momento.

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