Diario de León

Fiat 500, evocador... y «divertente»

Diseño, mítica imagen y soluciones de vanguardia para el sucesor de uno de los coches que hicieron época. El nuevo 500 sigue la estela que iniciase, hace 50 años, un revolucionario Cinquecento... que cambió el mundo. Dos motores de gasolina (69

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JAVIER FERNÁNDEZ | texto
León

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Amor a primera vista. Práctico, divertido de conducir y con un elegante aire retro que nos hace pensar en aquella piccola joya de finales de los cincuenta (1957) que, no sólo revolucionó el panorama automovilístico italiano, también abrió caminos a otras realizaciones que acabaron por motorizar Europa, también España, en buena medida. Si la buena esencia... el minimalismo del nuevo 500 recupera para Fiat, y para los incondicionales de las realizaciones «diferentes», el sabor por la obra bien echa, del placer por el placer, y de las sensaciones de conducir -y poseer- un ... frasco pequeño que acaba por convertirse, en sólo un puñado de kilómetros, en el coche soñado. Si el diseño ha venido siendo, a lo largo de las décadas, la razón de ser -y existir- de la industria automotriz transalpina... aquí lo hay a raudales: desde las redondeadas pinceladas exteriores a un interior «de siempre», sin concesiones superfluas, aunque tan enjundiosas, que el conductor se verá inmediatamente transportado a un mundo que creía perdido para siempre. El 500 está aquí -lo estará en octubre- para demostrar que los sueños, a veces, se hacen realidad. Nacido del concepto «Trepiuno 2004» e inspirado a su vez en el original diseño que firmara en 1957 el ingeniero Dante Giacosa, llamado a convertirse entonces en el sucesor del «Topolino», el 500 el XXI bebe tanto en las fuentes de sus celebérrimos ancestros, como que, a poco que se lo proponga el observador... «casi» verá en él un auténtico producto de los tiempos heroicos. ¿Quién niega que los actuales no lo sean también?. Peso reducido y eficaces mecánicas. Consecuencia: el Fiat 500 podría convertirse en uno de los pocos modelos a los que, presumiblemente, podría eximírseles del pago del siempre controvertido impuesto de circulación por su parquedad de consumo y sus bajas emisiones (119 gr/Km de CO2 el motor 1.2 litros y 111 el diesel). Tres metros y medio, 4 plazas (no muy holgadas las traseras, ¡pues claro!) y un maletero de 185 litros (¡qué esperaban!, ¿ya no «nos» acordamos de lo que es un puro utilitario?) al que se accede -los tiempos mandan- mediante portón de aceptables dimensiones y presidido por una generosa luneta. Por cierto, ¿recuerdan las inevitables bacas de techo de la época? Pues ahora las sustituye Fiat, en el portón del 500, por un ingenieso portaequipajes opcional sobre el portón capaz de transportar elementos lúdicos como, por ejemplo, una tabla de snowboard . Así, la plataforma del Panda se viste de glamurosa genialidad para ofrecer un producto en el que Fiat tiene fundadas esperanzas a tenor de la avalancha de pedidos que ya se han recibido en los concesionarios del mercado matriz italiano, prácticamente desde el mismo momento de su espectacular presentación internacional en la casa madre de Turín... por aquello de «hacer patria». Si el diseño exterior resulta tan sugestivo como se advierte en las fotografías, en el interior del 500 se «respira» una cautivadora combinación de elegancia y vanguardismo: salpicadero cuya terminación simula la típica «chapa» de los años cincuenta y sesenta, sobredimensionado reloj central tras el volante de tres radios (aro grueso, tacto agradable y... tonalidad combinada con la del salpicadero, como antaño), módulo central que, además de la palanca de cambio, aloja los mandos de la climatización y se diría inspirado (salvando las distancias) en el concepto monovolumen por lo que tiene de posición elevada y ergonómicamente accesible. El tono marrón del aro del volante, en el acabado Sport, también recuerda aquellos aros de madera que hicieron furor en la época. Aunque el volante sólo se regula en altura, la mencionada posición «alta» de la palanca de cambios, junto con la buena disposición del pedalier y unos asientos que recogen bien el cuerpo, propician una excelente postura de conducción para un coche que, a poco que se lo proponga su piloto , puede ofrecer un comportamiento dinámico de auténtico deportivo de raza -esperen a que lleguen las versiones Abarth... y verán-. Incluso el acabado Sport cuenta con una tecla «Sport» en el salpicadero cuyo accionamiento incide sobre las centralitas que «mandan» en el motor y en la dirección. Cuando se acciona la tecla, la respuesta del acelerador se torna inmediata y se endurece, al más puro estilo circuitero , el tacto de la dirección. Tres son las iniciales propuestas motorísticas de Fiat para el 500: dos gasolina y un turbodiesel. En el primer caso debuta, unido a un cambio manual de 5 velocidades, la Evolución 2 (consumos reducidos) del tetracilíndrico FIRE 8 válvulas, que aumenta su potencia en 9 caballos (de 60 a 69 CV), mientras que la versión 1.4 litros de 16 válvulas, unida a la caja manual de 6 marchas, se convierte, con un centenar de caballos, en la estrella de la pista , máxime si se tiene en cuenta su reducida romana (930 kilos), lo que lleva a este «tope» de la inicial gama 500 a convertirse en todo un carrerista : 10,5 segundos en aceleración de cero a cien (los desarrollos del cambios son más bien largos, para no penalizar el consumo), 182 por hora de punta y una media de consumo cifrada en 6,3 litros por cada centenar de kilómetros. Mientras la propuesta diesel viene dada por el Multijet (16 válvulas, turbodiesel de rampa común) que cubica 1.3 litros y entrega 75 CV, con cambio manual de 5 velocidades. 500.000 combinaciones Como el bianco , la esencia de todos los colores con los que ha pintado siempre Fiat, el «5» es el número mágico para el nuevo 500: ¡hasta 500.000 combinaciones posibles y hasta 500.000 kilómetros de garantía... o 5 años!. La posibilidad de pagar el 50% del precio en el momento de la compra y, a los dos años, el 50% restante... o 5 euros al día, sin entrada. Más «fidelidad»... ¡imposible!. Eso, por no hablar de otras infinitas posibilidades de personalización de la piccola ; desde las tonalidades (9 diferentes) de la mismísima llave de contacto a las grafías adhesivas en techo y laterales, para que cada cual pueda hacerse «su» 500 a medida. También la posibilidad de conexiones MP3, Blue&Me, amén de una docena de huecos portaobjetos, siete airbag (incluido el de rodillas para el conductor), luces diurnas de potencia reducida, pedales de seguridad, cambio robotizado «Dolce Far Niente»... En suma, toda una «obra maestra cotidiana» (sic Luca de Meo, administrador delegado de Fiat) para recuperar el espíritu de un fabricante, y de un modelo, que forman parte de la historia mundial del automóvil... cuando el automóvil, como nuevamente la piccola 500, era objeto de culto y disfrute. ¡Cumplimenti! .

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