Un guiño a la cocina clásica

|||| Unas fabulosas habas con cigalas, un clásico morcillo guisado y una deliciosa tarta de moka, fue el pasado jueves una de las opciones del menú del día de La Bodega, en pleno centro de León, en la calle de la República Argentina, su precio 9,50 euros. Y es que este clásico establecimiento hostelero leonés, a pesar de haber cambiado de dueños, sigue siendo una de las mejores opciones para aquellos que quieren comer bien y por un precio relativamente económico. Su nuevo propietario, José Manuel Álvarez Alonso, tiene, como decíamos, una política continuista: «Los menús son muy importantes y más en un restaurante que tiene fama de hacerlos muy bien. Hemos querido incluso mejorarlos, sobre todo los domingos, cuando por 13 euros se puede elegir entre platos como surtido de marisco, pulpo a la gallega, lechazo al horno de leña o pescado y carne y a la parrilla». Álvaro Julián Candelas es el jefe de cocina, un hombre joven, buen conocedor de la parrilla, y dispuesto a realizar una cocina clásica, pero con ciertos toques originales. «No es nada fácil -comenta- continuar el trabajo bien hecho de los profesionales que hasta hace tres meses regentaban con notable éxito este establecimiento. Creo que lo hemos conseguido, sus clientes siguen fieles a nuestra cocina, que, con muy pocas variantes, es la misma que se hacía aquí con anterioridad. Queremos, sobre todo, tener unas materias primas muy escogidas y de la mayor calidad. Para ello los pescados y los mariscos los recibidos diariamente de los puertos pesqueros de Avilés y Gijón y la carne también procede del Principado, de unos carniceros que nos envían unas piezas magníficas. Creemos que en León, sobre todo en el centro, son pocos los establecimientos que mantienen vivo el fuego, las brasas de la parrilla, que para nosotros es fundamental». La parrilladas de carne o de marisco son las grandes especialidades de la casa que, como explicábamos antes, se caracteriza por una cocina sin complicaciones basada en los sabores naturales. «También hay que reseñar -dice el cocinero- que diariamente tenemos en el menú varios platos de cuchara, en los que tratamos de recuperar las viejas recetas de la abuela con el añadido de nuestra propia creatividad». La Bodega quiere recuperar en la barra la sidrería que fue, para ello están en contacto con productores asturianos para conseguir una buena sidra, que posiblemente ya se pueda degustar desde la próxima semana. Para acompañarla se ofrecerán raciones de mejillones, bígaros, almejas, calamares¿ y muchas otras cosas que poco a poco irán conformando pequeña la carta de la barra. Este restaurante tiene unas instalaciones decoradas al gustó clásico. A la entrada una amplia barra donde se puede esperar cómodamente que la mesa del comedor esté preparada, o se puede degustar la sidra, una caña o un vino. Grandes arcos de ladrillo visto y mucha madera, son lo más destacado en la consecución de un ambiente agradable y cómodo. José Manuel Álvarez insiste en que «una de las especialidades de la casa es el embutido, lo cuidamos mucho -explica- y es uno de los entrantes más destacados que tenemos». Pero además ofertan: mollejas y sepia a la brasa, diferentes revueltos, almejas a la marinera y al natural, navajas a la parrilla, cigalas, sopa de marisco y, ya nos lo han explicado, algún plato de cuchara que cambian constantemente. El pescados, merluza a la cazuela, la brasa o la romana; dorada y rodaballo a la parrilla, y parrillada de mariscos, que debe ser, como mínimo, para dos personas. Entre sus carnes destaca unos espléndidos solomillos y entrecot de buey a la brasa, el conejo a la parrilla, uno de los pocos sitios donde puede degustarse, el lechazo y el cordero a la brasa o hecho en el horno de leña, y el chuletón de buey, monumental (21,50 euros). En los postres merecen especial atención las tartas, todas ellas elaboradas en la casa, de queso, moka, San Marcos, de Santiago¿. El brazo gitano y la naranja o el limón helados.