LA SEMANA POLÍTICA
El problema de ZP es Cataluña
![Montilla le puede complicar la vida
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Montilla le puede complicar la vida a Rodríguez Zapatero
Por más ruidosos que hayan sido los sanfermines políticos post 27-M, el problema principal para ganar en marzo lo tiene el presidente Zapatero en Cataluña y no en Navarra. Cierto que es profunda la decepción de la militancia navarra por no pactar con los nacionalistas, lo que ha permitido reeditar una presidencia vigilada al conservador Miguel Sanz. Y también dolorosa la dimisión de los dirigentes juveniles del PSN. Pero si Zapatero y Montilla no arreglan rápidamente el fiasco catalán, Mariano Rajoy alcanzará la gloria. Una cuestión demográfica, poco considerada en los análisis políticos es determinante: Navarra tiene medio millón de habitantes y Cataluña siete. Si le va muy bien, el PSOE sacará en Navarra tres diputados. Puede quedarse en dos, o uno, si tanto ha dolido el disgusto. Pero en Cataluña está la verdadera diferencia de escaños entre PSOE y PP: lo que los socialistas aventajan a los populares en toda España es justo la diferencia en Cataluña. Es como si los dos grandes partidos empataran en el mapa electoral español, sin contar Cataluña, habida cuenta de la gran cosecha socialista andaluza y la popular en Castilla-León, Valencia, Murcia y Madrid. Fallar en Cataluña puede significar la derrota de Zapatero. ¿Y qué pasa en Cataluña? Pues que las infraestructuras revientan: la eléctrica, la ferroviaria, la de las autopistas y, a veces, la aeroportuaria. Dos problemas concatenados: falta de inversión y mantenimiento, sumado a una sobrecarga de consumo y de consumidores. No hace tanto que Jordi Pujol vendía el «Som sis millions», los seis millones de catalanes que exhibía comparándolos con los cinco de Dinamarca o los cuatro de Irlanda. Bueno, pues ahora son siete, gracias a la emigración: de los cuatro millones de habitantes que ha ganado España en pocos años, aproximadamente, uno se asentó en Cataluña, otro en Madrid, el tercero en Andalucía y el resto repartido. Ese incremento de población desmesurado se ha afrontado en Cataluña con el mismo número de trenes de cercanías -155 en el 2001 y 155 a día de hoy-, con las mismas conducciones eléctricas de alta tensión, con las mismas subestaciones y autopistas, etc. El fiasco estaba garantizado. Es verdad que la frecuencia de averías en los trenes hace pensar que, además, puede haber algún sabotaje, pero la paciencia ciudadana está al límite. «Si el 15 el septiembre estuviera todo arreglado, como ha prometido la ministra Magdalena Álvarez, y que el AVE llegara el último día del año, nos conformaríamos», ha dicho Joan Rosell, presidente de la patronal catalana. Pero nadie se lo cree. Más bien se teme un «septiembre negro» en Cataluña con la vuelta al trabajo. Y crece el clamor por la dimisión de la ministra Álvarez. El Estatut Solo faltó que a los políticos les diera por dedicarse casi exclusivamente, durante dos años y medio, a la prioridad número once de la ciudadanía, según las encuestas, que era el Estatut de Cataluña. Ahí hay que buscar la pavorosa abstención con la que castigan las urnas desde entonces. Ese el problema de Zapatero. Cuando se pregunta a los políticos catalanes lo que sucede, parece que el único realmente preocupado, aunque sea gallego, es Pepe Blanco. Ha sido él, y no otro, el que ha encargado un estudio sobre el origen de la abstención en la circunscripción de Barcelona que aporta -¡ojo!- treinta y cuatro diputados al Congreso, casi el diez por ciento de la cámara. Y atención al vaticinio de Eugeni D'Ors: «Cualquier situación grave es susceptible de empeorar». Hay apagones eléctricos por exceso de consumo y viejas infraestructuras, atascos monumentales en la autopista porque Cataluña, además, es puerta de entrada a España para el turismo mediterráneo, un tercio de los portugueses que viven en Francia y dos tercios de los magrebíes que buscan el paso a África. Pero cualquier día se bloquean los teléfonos móviles. ¿O no han notado, al menos en el entorno de las grandes ciudades, que proliferan las «llamadas fallidas» y se corta frecuentemente las comunicación? Ya hubo en julio, en la Comunidad Valenciana, una caída de líneas de varias horas como serio aviso. Pese a los temores de las Bolsas, la crisis de las hipotecas de alto riesgo en Estados Unidos y otros síntomas preocupantes de la economía mundial, en España las cosas marchan bien macroeconómicamente. Pero hará bien el Gobierno en prever situaciones de crisis en vez de recrearse en la autosatisfacción, no vaya a encontrarse con un problema como el catalán.