Diario de León

«El artista tiene que ser sensibley reaccionar ante cualquiercosa»

Luis Gómez Domingo | El pintor turolense reconoce ser libre para pintar todo lo que quiere. Se atreve con todo, desde temática histórica hasta religiosa. El eterno ilustrador de El Filandón presenta su última serie «Camino de la cruz»

L. DE LA MATA

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GORETTI CORTINA | texto
León

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Para Luis Gómez Domingo un pintor tiene que ser libre, sincero y capaz de representar cualquier tipo de realidad, emoción o sentimiento. Lo peor que le puede pasar a un artista es ser esclavo de los caprichos de sus clientes, sucumbiendo a los intereses comerciales, y Gómez Domingo no está dispuesto a sacrificar esos momentos que le llenan de gran felicidad, en los que delante de un lienzo en blanco, en su estudio, se dispone a pintar lo que realmente quiere, sin pararse a pensar si van a gustar o no. Desde el pasado 19 de junio, el pintor turolense, afincado en El Bierzo desde hace treinta años, presenta su última serie Camino de la cruz en el salón parroquial de la basílica de la Encina, que permanecerá hasta el finales de este mes. Una muestra integrada por quince lienzos, que rememoran los momentos vividos por Jesucristo desde el momento en que fue condenado a muerte hasta la resurrección, pasando por la crucifixión y la sepultura. -Antes la «La Batalla de Teruel», ahora «Camino de la cruz», ¿cuál va a ser tu próxima creación? -Mi próxima creación tratará sobre la historia del Bierzo. Son temáticas diferentes, pero un artista es un ser sensible y tiene que reaccionar ante cualquier cosa. Por ello, tiene que pintarlo todo que es lo que yo hago, porque a mí me interesa todo. -¿Por qué ahora una serie pictórica sobre un tema religioso? -Cuando un pintor pinta está haciendo testimonio de sí mismo; yo lo he hecho. Soy creyente y, como tal, he dado testimonio en Camino de la Cruz. Tenía claro que quería hacer algo sobre la Pasión, trasmitir los sentimientos de ese momento. Empecé pintando algo, seguí y el resultado fueron los quince pasajes del vía crucis. De hecho, me gustaría amplia la colección con con otras siete obras de la Pasión. -Personalmente, ¿qué significa esta muestra del vía crucis? -Camino de la cruz es un otro reto que me marqué en dos direcciones. Por un lado, quería profundizar sobre las posibilidades técnicas de la encáustica, en la que ya me había iniciado en la serie anterior, la Batalla de Teruel . Y por otro, estaba el aspecto más propio del artista, el de transmitir sentimientos. El resultado de la obra es muy satisfactorio tras un año de trabajo, compatibilizando mi profesión como profesor de dibujo artístico y lineal en Instituto Gil y Carrasco de Ponferrada. -¿Cuáles cree que han sido los sentimientos que han abordado a los espectadores de esta obra? -A pesar del trabajo duro, el proceso de creación artístico siempre lo termina el espectador, a través de sus diferentes interpretaciones. Creo que en este aspecto ha sido muy buena, independientemente de las creencias que tenga cada uno. Por ejemplo, tengo muchos amigos a los cuales el tema les decía poco, porque no son creyentes, y sin embargo les ha gustado. Soy de la opinión de que cuando la persona es sensible, capta la esencia de la obra, al margen de lo que crea o deje de creer. -Para esta obra ha elegido una amplia variedad de diferentes tonalidades de grises, ¿por qué? -He utilizado colores muy suaves, todo en diferentes gamas de grises. Esta riqueza de en grises le otorga un cierta sobriedad, porque creo que es serio y austero y, a la vez, incido en el dramatismo del tema, sin llegar a la morbosidad, ya que a veces parece que la pasión de cristo se presta a que ciertas personas vean algo de morbo en ello, ya lo vimos en La Pasión de Cristo de Mel Gibson. Aunque eso también depende de el corazón del que lo aprecia. En cuanto a la encáustica, me he planteado esta técnica porque prácticamente no la había utilizado nunca y tiene enormes posibilidades además de ser bastante simple: cera, pigmentos y calor. Se trata de una de las más antigua, muy utilizada por los griegos. -¿Qué diferencia su vía crucis del de otros tantos artistas? -A pesar de ser una narración pictórica, quería que cada uno de los cuadros tuviese su propia identidad, lo que he pretendido con la variedad de grises. Dentro de la homogeneidad y la unidad que tiene que tener, pero que cada cual tenga su personalidad en todo, en color, textura... También he tratado de jugar con a primeros planos para que la atención del espectador pase por encima de anécdotas, como puede ser otras partes del cuerpo y ropajes, y se vayan directamente al rostro que es el transmite realmente emociones. -¿De donde le viene a la inspiración a Gómez Domingo? -La inspiración viene trabajando. Yo no creo en eso de las musas. «Yo quería pintar». Gómez Domingo lo tenía muy claro desde pequeño. Ahora queda muy lejos los comienzos de este pintor en su casa de Teruel, a la sombra de la iglesia mudéjar de San Pedro, donde con 16 años pintó su primer cuadro desde la terraza de su hogar, ofreciendo una vista de los altos de su ciudad. Luego vendría Valencia, donde estudiaría Bellas Artes, Barcelona, donde finalizó sus estudios, y su vocación como profesor le llevó a Canarias. Posteriormente y tras aprobar la oposición, hace ahora 30 años: «Toda una vida», el destino le llevó a Ponferrada. Allí ha sabido compatibilizar sus dos pasiones: la enseñanza y la pintura. Y también ha podido mostrar a todo el mundo sus numerosas obras.

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