La carne de caballo entra en las cocinas españolas
El caballo, animal de raza y sangre, ha pasado en el último siglo de ser vehículo de caminos a protagonista de la nueva cocina con sabor antiguo. En León, una feria a nivel nacional promociona este sector ya consolidado fuera de España
La considerada por muchos «la carne segura», celebra la próxima semana uno de sus días grandes en la provincia. Desde hace 18 años, el último domingo del mes de agosto, el pueblo de San Emiliano organiza una feria concurso para exponer la raza, típicamente leonesa, del caballo hispano bretón. Los ganaderos de todo el municipio consideran el acto como una forma de promoción de la carne de potro y sus posibilidades. «Desde que se montó la primera feria, ha alcanzado un gran volumen», explica Ángel Quiñones, perteneciente a una familia de ganaderos de la región muy conocedora del equino. «El año pasado participaron alrededor de 250 ejemplares y se prevé que para éste alcancemos los 270», añade. El número de visitantes es también cada vez mayor. «Vienen unas 2.000 personas cada año, aunque ayuda que sea en verano», dice Joaquín Rodríguez Hidalgo, veterano participante de la feria. «Antes se hacía en octubre, pero los que vivimos en Babia sabemos que ya es un mes frío, así que negociamos hasta conseguir el cambio», asevera. La asociación nacional de potro hispano bretón es uno de los mayores promotores en este tipo de eventos. Tiene más de 4.000 ejemplares registrados y unos 30 socios, fundamentalmente ganaderos, procedentes en su mayoría de León, pero también de Burgos, Badajoz o Huelva, entre otras ciudades. El organismo se creó originariamente con el nombre de Babieca en 1993, pero tras un reajuste tres años después, pasó a ser una asociación a nivel nacional. La feria es el acontecimiento que más trabajo lleva a esta organización; no en vano figuras políticas muestran su interés y se acercan cada año a ver las distintas actividades. «Los actos se prolongan desde primera hora de la mañana hasta bien entrada la tarde», explica Manuel Bernardo, empleado en San Emiliano de la asociación. «Empieza con la exposición de los distintos ejemplares, aunque la decisión del jurado y posterior entrega de premios se deja para el final de la tarde», puntualiza. El momento de máxima concurrencia, comenta Bernardo, es al mediodía, ya que se ofrece una desgustación de carne a todos los visitantes. «Los hay que vienen con recelo, pero cuando la prueban, suelen repetir», dice sonriente. Hasta esta edición se había encargado su preparación a un servicio de catering, pero este año correrá a cargo del equipo de Raquel Familiar, experta cocinera y encargada de la asociación desde Barrios de Luna. Tras la comida, viene la siesta, según la tradición española, y para amenizarla, nada mejor que una exhibición de sementales. «Es uno de los momentos más excitantes, y los asistentes, entendidos o no en el sector, disfrutan del espectáculo», añade Bernardo. Críticas a la organización La ordenación de la feria corre a cargo de varias entidades. «Por una parte el propio ayuntamiento de San Emiliano pone mucho de su parte y ofrece ayuda económica, pero también participan el Ayuntamiento y la Diputación provincial y la Junta de Castilla y León, aunque no suele partir de ello ninguna de las iniciativas», asegura Bernardo. «También colaboran Caja España y Caja Galicia», añade. Los particulares también muestran un cierto descontento. «Debería haber una mejor planificación del espacio y del tiempo», asevera Ángel Quiñones, que entre otras proposiciones, sugiere que debería haber un lugar específico de aparcamiento y una zona de «stand» para la exposición de productos.