Europa se pone seria en el acceso por reagrupaciones
Francia se une al resto de países con la aprobación de nuevas restricciones para la unión familiar de extranjeros. Las más novedosas son la inclusión de pruebas de ADN y la protección extrema de los derechos de los menores de edad
Francia, que aprobó esta semana nuevas restricciones a la reagrupación familiar de los inmigrantes, con pruebas de ADN incluidas, sigue los pasos de otros países europeos que han introducido medidas para evitar fraudes y extremar la protección de los derechos cuando se trata de menores de edad. En Alemania, lo primero que se exige cuando se plantea una reagrupación familiar es que la persona que ya vive en Alemania cuente con un permiso de residencia en regla. En el caso de la reagrupación de cónyuges se reclama además que el matrimonio haya sido contraído antes de otorgársele al inmigrante el permiso de residencia, y que el esposo o esposa que lleguen a este país tengan previsto quedarse como mínimo un año. Desde la reforma de la ley de inmigración, que entró en vigor el pasado 28 de agosto, se piden además conocimientos rudimentarios del alemán y que el cónyuge tenga más de 18 años. Con esto último se pretenden evitar los matrimonios forzados que se celebran en algunos países de religión islámica. Esta reforma se hizo para dificultar, sobre todo, los matrimonios que hombres turcos residentes en Alemania celebran con mujeres en su país, que luego en Alemania son mantenidas encerradas y sin contacto con el exterior, ya que sus cónyuges les prohíben incluso aprender alemán. A los niños menores de 16 años se les debe conceder la entrada al país si ambos padres, o al menos el tutor, tiene permiso de residencia. A los hijos mayores de 16 se les exige además que tengan algunos conocimientos del idioma o que puedan demostrar que están en condiciones de adaptarse al nuevo país. En el Reino Unido, el Ministerio del Interior contempla numerosos supuestos para inmigrantes que aleguen razones de reagrupamiento familiar para entrar en el país. Los casos más destacados son los de los padres que quieren acceder al Reino Unido para ver a sus hijos, menores de 18 años. El solicitante necesita demostrar que tiene derecho a acceder al hijo, a través de una orden de residencia o de contacto emitida por un tribunal británico o de un certificado judicial que confirme su intención de mantener contacto con el hijo. También está el caso de los adultos que quieran acceder al Reino Unido para ver a su esposa/marido o compañero/a civil -en caso de «uniones civiles» de homosexuales-. En esos casos, el solicitante necesita garantizar que van a vivir juntos durante el periodo solicitado, que su estado conyugal está vigente y que tendrá un alojamiento adecuado sin recurrir a ayudas económicas oficiales, entre otros requerimientos. En Italia, la ley establece que la reagrupación familiar es posible cuando es pedida por un extranjero con permiso regular de residencia, concedido para trabajar por cuenta ajena, por trabajo autónomo, asilo, estudios o motivos religioso. La única precisión que hace la ley es que la persona que solicite la reagrupación familiar debe tener el permiso regular de residencia con una duración mínima de un año. En Austria hay cuotas limitadas para el número de permisos que se conceden cada año por reunificación familiar a ciudadanos de terceros países fuera de la UE. El inmigrante que vive legalmente en Austria debe demostrar que cuenta con ingresos suficientes para cubrir las necesidades del familiar a un nivel mínimo equivalente a la pensión mínima nacional en el caso de inmigrantes de fuera de la Unión Europea. Además de toda la documentación personal, de registro penal en el país de origen y la que prueba el vínculo familiar o de dependencia, el solicitante debe contar con un seguro médico que cubra todos los riesgos de sanidad en Austria. En 2006 entró una nueva ley que permite al Estado austríaco exigir un examen médico a aquellos que vienen de países donde hay epidemias, pero hasta ahora no se ha puesto en práctica. La ley griega sobre inmigración estipula que un inmigrante de un tercer país -fuera de la UE- tiene derecho a solicitar reagrupación familiar si ha vivido legalmente en Grecia un mínimo de dos años, probar que hay relación y lazos familiares y que, una vez en el país, vivirán bajo el mismo techo. Además, el solicitante debe poder mantenerlos, sin tener que contar con la ayuda de los beneficios estatales, y presentar un ingreso anual no inferior al mínimo de un trabajador no especializado, además de un 15 por ciento de ese ingreso por cada hijo y un seguro médico que cubra a todos los miembros. En Grecia se consideran miembros de la familia a las esposas mayores de 18 años, a los hijos, naturales o adoptados de hasta 18 años y, en caso de poligamia, se le da entrada sólo a una mujer. El permiso es para un año y si la pareja se separa se retira el permiso de residencia.