Diario de León

¿Deben desgravar los niñatos?

El ministro de Economía italiano llama «bamboccioni» (algo así como niñatos) a los jóvenes y los anima a independizarse. Para ello les ofrece desgravaciones fiscales

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MARÍA SIGNO | texto
León

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Hubiera sido mejor para el ministro italiano de Economía, Tommaso Padoa-Schioppa, no haber usado el infeliz adjetivo de bamboccioni ('niñatos') para definir a los jóvenes de su país. Casi inmediatamente le han empezado a llover críticas de todas partes, al tiempo que los blogs de Internet se colapsaban con protestas de jóvenes del norte al sur del país que renegaban del epíteto. El debate está servido: ¿son o no los jóvenes italianos unos «niñatos»? Las encuestas hablan de que el 52% de las mujeres y el 70% de los hombres a los 30 años aún viven con sus padres. Pero, tal vez, lo que habría que analizar es el porqué de estos datos, que sitúan a los jóvenes italianos como los más apegados a las faldas de mamá. En los presupuestos para el próximo año el ministro de Economía promete 1.000 euros de desgravaciones fiscales sobre los alquileres a los jóvenes de entre 20 y 30 años. ¿Será esto suficiente para, como ha dicho, conseguir «echar a los niñatos de casa»? Trabajos precarios La razón principal de continuar con papá y mamá parece estar en la precariedad del empleo, algo que en Italia afecta sobre todo a los jóvenes. Según datos del Istat (Instituto de Estadística Italiano), en este país la desocupación en el 2006 fue del 6,4%, aunque con previsiones optimistas para este año. Pero el problema no está solo en encontrar trabajo, sino también en el tipo de trabajos que se ofrecen y, sobre todo, en el tipo de contrato que se propone sobre todo a los más jóvenes. La llamada Ley Biaggi del 2003, denominada así a causa del profesor Marco Biaggi, que fue asesinado por las Brigadas Rojas en el 2002, establece y regula el mercado del trabajo en Italia. Una de las novedades que introdujo esta ley fue la flexibilidad de los contratos y el aumento de los llamados contratos a término, es decir contratos con fecha de caducidad. La visión de los empresarios de que se trata de «una buena ley» no es compartida por la parte de trabajadores y sindicatos que desde el primer momento han pedido su abrogación, o al menos, el cambio. Fue esta una de las promesas en las que la izquierda integrante de la coalición Il Ulivo, que dirige Romano Prodi, basó gran parte de su campaña electoral de la primavera del 2006. Y es hoy, tras el primer año de gobierno del centro-izquierda, una de las mayores acusaciones que un sector de la sociedad italiana hace al Gobierno Prodi por incumplimiento de promesas electorales. Desde luego es difícil vivir con menos de 1.000 euros al mes y, sobre todo, con la incertidumbre de si se conservará el puesto de trabajo. Aunque hay quien lo consigue, no sin muchos sacrificios. Alquileres por las nubes Los alquileres están por las nubes, sobre todo en Roma o Milán, donde es imposible encontrar casa a menos de 700 euros al mes en una zona mínimamente comunicada. Valerio lo ha conseguido: 35 metros cuadrados a las afueras de Roma por 680 euros, comunidad incluida, eso sí. De todas maneras es un afortunado, porque a sus 28 años y con una licenciatura en Matemáticas, trabaja en la empresa de importación de su padre, que le paga en torno a 1.300 euros al mes, incluidos los desplazamientos. De lo que le queda tiene que pagar el gas, la luz y el teléfono, además de comer, por lo que confiesa «que llega con dificultad a fin de mes». De todas formas, está contento. Aproximadamente la mitad de sus amigos se ha independizado, aunque alguno lo ha hecho compartiendo piso. De los que aún siguen en familia afirma que muchos no lo hacen porque «evidentemente con los padres se está mejor y no se gasta tanto». Y aquí llegamos a la parte social y antropológica del problema. Los niñatos, o mammoni , son casi una institución en Italia. Siempre han existido y ahora parece que perdurarán gracias a la nueva economía, mientras se propagan hacia otros países donde el fenómeno no existía, como Alemania o Japón. El italiano de sexo masculino siempre ha abandonado con cierta dificultad a la mamma que le prepara los espaguetis, le plancha las camisas y no le reprocha nada. Al revés, lo tiene en un pedestal y aun a los 30, 40 o 50 años lo sigue llamando «il mio bambino». La sociedad italiana se basa en la familia que para bien o para mal, está omnipresente en todo y es el colchón que amortigua muchos de los problemas sociales, desde la falta de guarderías o de residencias para ancianos hasta las ayudas para comprar una vivienda. Pero como en el resto del mundo, la familia italiana ha sufrido fuertes cambios, muchos de ellos a favor de los hijos, que han visto que es fácil y posible obtener ventajas de la situación.

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