«La forja de un rebelde»

Entre los libros que uno prefiere los hay de varios tipos. A unos se vuelve con frecuencia, otros quizás no se lean nunca más pero en su día dejaron una huella, un estado emocional, que quizás nos vuelve otros. El libro que he escogido, uno de muchos, es una «novela histórica», pese a mi reserva acerca de esa etiqueta narrativa, pero de historia del presente, de su presente. Definido como una de las grandes autobiografías del siglo XX, también puede verse como la biografía de un país, el nuestro, en el medio siglo más decisivo de su historia reciente, el que acabó en una guerra civil. Barea cuenta esa historia en primera persona: la penuria de sus años infantiles y mozos en un Madrid aldeano y turbulento, la necedad y el espanto proféticos de las guerras coloniales y, por fin, aquel desenlace absurdo y atroz. El libro, editado en el Reino Unido ya en los años cuarenta por consejo de T.S. Eliot, fue proscrito en España hasta la muerte del dictador, circulando clandestina la edición de Losada (Buenos Aires, 1951), como en tantos otros casos de secuestro cultural. Ahora que de actualidad están esos episodios, no sería malo dejarnos guiar por quienes vivieron esos acontecimientos y mantuvieron una mirada reflexiva, llevada a páginas luminosas, que nos enseña más que la tinta anodina o escabrosa de muchos historiadores. Con una clarividencia insólita respecto a hechos contemporáneos, testimonios como los de Chaves Nogales, Azaña, Plá o este conmovedor Barea son parte del mejor legado de su tiempo.