Unas normas realmente estrictas

|||| El mundo de las armas es realmente conflictivo y la normativa es más que rigurosa. Unas instalaciones como la galería de tiro de la Virgen del Camino necesitan una serie de beneplácitos de diferentes instituciones. Y el propio tirador también tiene que cumplir unos requisitos. Una persona que se acerca al mundo de las armas, en principio, opta a la llamada licencia F, prevista para arma corta de tipo deportivo -para casi todas las clases- o larga del calibre 22. También se puede emplear con ella armas históricas, siempre en instalaciones autorizadas. Esa licencia se concede por tres años, pero para poder conservarla es obligatorio realizar al menos una tirada al año. Con ella se logra la tercera categoría, que da derecho a disponer de una única arma. Previamente el deportista ha tenido que formalizar su inscripción en la Federación pertinente, y también ha tenido que pasar una examen, con una parte teórica basada en la normativa de armas, y otra práctica que obliga a conseguir 50 puntos con diez tiros. Esa licencia última la gestiona la Guardia Civil, y con el paso del tiempo se puede ascender de categoría a segunda o a primera, momento en el que se pueden tener hasta un máximo de seis armas. Sobre esas armas también la legislación es muy escrupulosa y es obligatorio disponer de un armero homologado y con su inevitable certificado para trasladarla desde casa a la galería. En principio la munición está previsto que se disponga de ella en las propias galerías, pero en el caso de las instalaciones de La Virgen del Camino existe aún un problema sobre la licencia para el armero donde deberían guardarse, por lo que cada tirador tiene que adquirirlas individualmente. La legislación, según explican los responsables de la galería leonesa, establece en doscientas el máximo de balas que se pueden adquirir por un tirador. Existe también otro acceso hacia las armas. Es la licencia B, prevista para la defensa personal. Pero los responsables de la galería leonesa precisan rápidamente que esto «no tiene nada que ver con el tiro olímpico». Según explica Leoncio Fernández, el presidente, «son personas que por sus determinadas condiciones personales tienen que disponer de ellas. Son personas que a veces acuden a galerías para entrenarse o para competir, si están federadas, pero ese mundo tiene que ver muy poco con el nuestro».