Diario de León

El niño de Dickens que ganó el Nobel

La niñez de Mario Capecchi, premio Nobel de Medicina, podría ser el argumento de una novela de Charles Dickens. Con 6 años, se encontró vagando por las carreteras de la Italia de posguerra, después de ser abandonado por una familia de campesino

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MARÍA SIGNO | texto
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U na banda de niños sin hogar recorre las carreteras de una Italia sumida en el caos. La guerra mundial está en uno de sus momentos más críticos y mientras los americanos desembarcan por el sur de la península, lo que queda del fascismo de Mussolini se concentra en el norte. «Robábamos en las granjas y en las ciudades que recorríamos caminado hacia el sur». Quien lo cuenta es Mario Capecchi, el nuevo premio Nobel de Medicina, recordando su rocambolesca infancia en Italia. Una historia que seguramente habría acabado mal si la suerte no lo hubiera acompañado. La vida que da tantas vueltas al final fue generosa con el científico. Pero la historia empieza antes, cuando su madre, una americana que hablaba 15 idiomas, se enamoró del padre de Mario Capecchi. Lucy Ramberg era una excéntrica poeta y escritora seguidora del grupo de los bohemios. De temperamento rebelde, pertenecía a una familia culta en la que había pintores, arqueólogos y científicos. Viajando por Europa, Lucy llegó a Italia, donde conoció a Luciano Capecchi, del que se enamoró perdidamente. De la unión nació Mario el 6 de octubre de 1937 en Verona, ciudad de Romeo y Julieta. «Mi padre -cuenta el nuevo premio Nobel- sabía que su mujer se habría metido en problemas con su carácter rebelde. Cuando fueron aprobadas las leyes raciales italianas, aunque no nos afectaban, mi madre empezó a escribir panfletos antifascistas y antialemanes». La guerra estaba en su auge y Luciano fue llamado a filas para servir en la aviación italiana en África. Mientras, madre e hijo vivían en Alto Adige, cerca de la frontera con Alemania, con una familia de campesinos. Poco después Luciano fue dado por desaparecido tras una incursión aérea. En 1941, en pleno día, la Gestapo detiene a Lucy y la deporta a Dachau como prisionera política. El pequeño Mario fue confiado a la familia de campesinos, que habían recibido una ayuda económica de la pareja para cuidar del niño. Durante un año su vida fue tranquila y sencilla, entre campos en los que se cultivaban cereales y uva. Cuando el dinero se acabó, la familia no lo pensó dos veces y pusieron a Mario Capecchi en la calle diciendo que no podían mantenerlo. Con apenas 6 años el futuro premio Nobel se encontró en medio de un país sumido en la ruina, sin saber a dónde ir ni tener familia a la que acudir. «Recuerdo que vagando por las carreteras entre Bolzano y Verona encontré una banda de niños como yo. Buscábamos de comer lo que podíamos». Así, entre ladronzuelos y mendigos, como un personaje salido de un cuento de Dickens, Mario Capecchi pasó cuatro años. Europa se desangraba en una guerra cruel. La Italia fascista de Mussolini empezaba a tambalearse junto con la supremacía bélica alemana. Los aliados desembarcaban en Sicilia para, no con pocas dificultades, alcanzar las regiones de Italia central. En el norte del país, sumido en el caos, el hambre hacía estragos, sobre todo entre los más débiles como Mario. «Empecé a estar malísimo y no recuerdo ni como, me encontré en un hospital de Reggio Emilia». Era 1945. La guerra daba sus últimos coletazos y la situación en Italia era trágica. Faltaba de todo y los hospitales estaban desbordados. Una sola comida a base de café y pan eran insuficientes para curar a quien como Mario Capecchi sufría de desnutrición y de tifus. Y allí, como en el mejor de los melodramas, lo encontró su madre el día que cumplía 8 años. Lucy Ramberg había sido liberada de Dachau por los americanos y desde aquel momento no había dejado de buscar a su hijo por orfanatos y hospitales de un país destrozado. Lo primero que hizo cuando lo encontró fue comprarle un vestido tirolés. Decidió entonces llevárselo a Estados Unidos.

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