Toyota Avensis Wagon, cómodo y bien equipado

Con piel de cordero... El Avensis Wagon enmascara un familiar, de tacto suave y que, hasta que no pasan los primeros kilómetros al volante, «no dice» lo que realmente esconde. Y lo que se esconde bajo la apariencia de Wagon muy habitable, resulta ser un comportamiento de lo más equilibrado y con la posibilidad de realizar cruceros rayanos en la deportividad. En términos de gama, la del Toyota Avensis motorizada por las mecánicas diesel más potentes D-4D (150 y 177 CV) se declina en carrocería Sedan (4 puertas), Berlina (cinco puertas) y Wagon (familiar). Existe también la posibilidad de elegir un diesel menos potente (116 CV). En todos los casos, los motores vienen unidos a una caja manual de 6 velocidades (tracción delantera). Y, en el caso de nuestro protagonista, la versión de 177 CV, se vende exclusivamente con el acabado más alto de la gama, el «Executive». La comodidad resulta ser la bandera que enarbola el Avensis Wagon: motor suave y elástico, con excelentes recuperaciones desde los regímenes de giro más bajos, y unos tarados de suspensión que, sin que puedan calificarse de blandos, sí que priman la citada confortabilidad al filtrar bastante -se diría mucho- las irregularidades de la carretera. Rumorosidad prácticamente inapreciable, incluso para tratarse de un gasóleo, y también bandera ecológica con los sistemas de descontaminación que Toyota denomina «Clean Power» cuyo funcionamiento precisa de un gasóleo con bajo contenido en azufre (el que se vende en España) de forma que, aún con su elevada cota de potencia, el vehículo, dado su consumo (6,2 litros de media), contiene singularmente sus emisiones de CO2. Salvo por un tacto de freno demasiado blandi , con un pedal que baja excesivamente y al que hay que acostumbrarse, por mucho que el coche frene perfectamente, los demás parámetros dinámicos están perfectamente a la altura de la potencia que entrega el motor. También las suspensiones transmiten sensaciones que priman el confort aunque, como en el caso de los frenos, resulta ser ésta una sensación engañosa puesto que, a la postre, la carrocería contiene bien los balanceos y el Avensis Wagon se inclina bastante menos que lo que en la primera impresión pudiera parecer. La clave hay que buscar en la adopción de una barra estabilizadora delantera bastante rígida y en el tarado firme de los amortiguadores delanteros. En línea con la generalidad del modelo, la presentación interior es buena, en consonancia con el segmento de militancia y con un puesto de conducción cuyos asientos garantizan una buena sujeción, aunque quizá falte algo de apoyo para la espalda, por mucho que el apoyo lumbar se incluya de serie. El equipamiento de seguridad s tan completo como que el coche ofrece de serie doble airbag frontal (conductor y pasajero), laterales delanteros, de cortina y de rodillas para el conductor, frenos con ABS, control de tracción y estabilidad, faros de xenón y, opcionalmente por 2.500 euros, navegador con gran pantalla de color y reconocimiento de voz, aunque sin pantalla táctil en la que se muestran datos como la autonomía, velocidad media y consumos instantáneo y medio. Dada su condición de Wagon familiar, el maletero no decepciona: 520 litros de capacidad, ampliables a 1.500 si se abaten los asientos posteriores, y con división de doble fondo en varios compartimentos y apertura diferenciada luneta/portón, está completamente tapizado y tiene cortinilla enrollable. Apuntar, para los amantes de las curiosidades, que ésta versión 177 CV del Avensis Wagon se diferencia de sus hermanos de gama por el distintivo «D-CAT», en color verde, situado en las aletas delanteras. Ambas mecánicas 2.2 litros D-4D (150 y 177 CV) se producen en la factoría que Toyota tiene en Polonia, con una producción en torno a las 150.000 unidades anuales y que en la previsiones del fabricante el reparto se desglosa en el 58% para las versiones de150 CV y el 42% restante para el más potente 177 CV.